https://mail.google.com/mail/u/0/?ui=2&ik=3ab76eea9c&view=att&th=1648a6d4d6c2fa40&attid=0.1&disp=safe&zw
BYMADATA - Cotizaciones en Tiempo Real | BYMA Bolsas y Mercados Argentinos

Cristina, Alberto y el nuevo mapa del poder

El reparto de ministros quedó a la medida del presidente entrante y también a la medida de su vice.

Si hay algo que Alberto Fernández sabe y sabe de sobra es que no la tendrá fácil. Una economía en recesión y parada, la inflación arriba del 50% y la pobreza en el 40. Y una deuda que es una encerrona y que lo fuerza a tomar decisiones ya: en diciembre caen vencimientos por US$ 5.300 millones, 2.100 con acreedores privados. Si la idea es pagar, no le faltan reservas.
El gran problema es el económico, pero no es el único gran problema. Hay un buen indicio nuevo: casi después de un siglo, un gobierno que no es peronista se va sin botas ni helicópteros. No es poco. Un buen traspaso bien vale una misa y hasta un abrazo. El de Macri con Fernández en Luján contrasta con el desprecio de Cristina​ cuando Macri asumió.
Ahora Cristina dice que le “prohibieron entregar los atributos de mando”. Tarde si fue cierto. Y si no fue cierto ¿Quién se lo prohibió si ella era la presidenta? En su libro Sinceramente, dice otra cosa: que entregarlos hubiera sido una rendición.
A esa cultura pertenece Tierra Arrasada, el documental de propaganda que Tristán Bauer acaba de dedicarle. Bauer es el ministro de Cultura de Fernández. El mensaje del documental sería: termina la dictadura de Macri, empieza la revolución de Cristina. Con una curiosidad: la corrupción ha sido puesta en López y en los bolsos llenos de dólares metidos de madrugada en un convento. Nuevo relato dentro de un viejo y peligroso relato, con ataque a los medios incluido. Desafío para Alberto F: conciliar esa mirada autoritaria con el discurso democrático.
Asume con un gabinete tan numeroso como el primero de Macri, una inusual y frustrada apuesta a los CEO’s: visto desde la economía, el mejor equipo de los últimos 50 años se equivocó mucho más que lo que acertó.
El gabinete de Alberto quedó a la medida de Alberto y también quedó a la medida de Cristina. Sin gobernadores y con pocas figuras políticas de envergadura, los colores propios están en peronistas porteños como Olmos, Trotta o Vitobello y en técnicos amigos como Losardo y Moroni. Y en un puñado con perfil propio como Ginés, Solá y Arroyo.
Y los colores de Cristina en los lugares que eligió Cristina y donde más le convenía a Cristina. Zannini procurador del Tesoro, por donde pasan todos los expedientes del Estado, De Pedro en Interior, aunque De Pedro es el dirigente de La Cámpora más cercano a Fernández. Rossi en otra área clave: Defensa. La antropóloga Frederic, del CELS, nada menos que en Seguridad. Bauer en Cultura y Cabandié en Medio Ambiente. Y la abogada de Sala, Gómez Alcorta, en Igualdad y Género.
La mano de Cristina también aparece en la designación de Mena como dos de Losardo en Justicia. Mena fue segundo del ultra cristinista Parrilli en la Agencia Federal de Inteligencia. También quedaron para el cristinismo dos de las cajas más grandes del Estado. La ANSES con Vanoli y el PAMI con Volnovich. Cuesta encontrar la moderación y el equilibrio en este reparto de casilleros. Lo que a Cristina y a Alberto les conviene encontrar es un funcionamiento sin cortocircuitos.
En Economía no habrá un ministro fuerte como Fernández había anunciado sino tres ministros que se repartirán el manejo de las decisiones económicas. Quizás Fernández se piensa a sí mismo como el Kirchner después de la salida de Lavagna. Un tema clave aún sin definir: quién o quiénes mandarán en los servicios de inteligencia. Si de Cristina depende, será alguien propio.
Ricardo Roa