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Ibuprofeno económico hasta fin de año: no cura, pero baja la fiebre del dólar

La volatilidad del dólar ha bajado considerablemente en los últimos días y lo mismo sucedió con la salida de depósitos en dólares del sistema financiero. Pero eso no significa que se recuperó la confianza, sólo que el control de capitales y el reperfilamiento de la deuda pusieron paños fríos sobre una crisis de confianza que se ha desatado con enorme virulencia sobre la economía argentina.

Cuando alguien tiene fiebre y se le da un ibuprofeno la fiebre bajará, pero no significa que se haya curado la enfermedad. Lo mismo sucede con la crisis de confianza actual. Para recuperar la confianza en la economía se necesita un programa económico integral que deberá ejecutar el próximo gobierno y que sea bueno. Pero dado el limbo político en el que nos encontramos eso no sucederá hasta después de las elecciones.
Una crisis de confianza es por definición la pérdida de credibilidad en las instituciones y en las promesas económicas del Estado y no sólo del Gobierno de turno. Si fuera así, los mercados no hubieran caído tras los resultados electorales de las PASO, porque el cambio de Gobierno hubiera resuelto el problema. Dentro de las instituciones del Estado, hay dos que son las más relevantes en esta coyuntura: el dinero y la deuda.
El dinero argentino que emite el Banco Central (BCRA) desde 1935, en general, no ha sido muy confiable. Particularmente desde 1946 que es cuando la entidad es estatizada y la inflación comienza a ser, consistentemente, de dos dígitos o más. A partir del año pasado, la confianza en la moneda argentina se ha estado deteriorando continuamente y la demanda de pesos se ha desplomado.
Entre el 2011 y mediados del 2018 la cantidad de dinero inmovilizado en manos de los argentinos estaba en torno al 15% del PIB, si definimos a dinero como el efectivo o circulante, más los depósitos en cuenta corriente y cajas de ahorro. Pero hoy ese indicador se encuentra en el 10% del PIB. Ello significa que los argentinos nos deshicimos de 5 puntos del PIB en tenencia de pesos inmovilizados. Lo cual explica en parte, porque hay inflación a pesar de que el BCRA no está emitiendo dinero.
Si la gente decide inmovilizar una porción menor de su ingreso en pesos, lo que hará es sacarse los pesos lo más rápido posible. Para ello puede o comprar dólares o hacer las compras más rápidamente. O sea, nada de buscar precios ni esperar unos días para comprar las zapatillas del colegio de los chicos, se gasta el dinero lo más rápidamente posible. Ojo, esto no significa que se gaste más, sino más rápido.
Cuando todos hacen esto, los pesos rotan más rápido y ello provoca que haya más dinero en la calle sin que el Banco Central haya emitido nada y, por lo tanto, se acelera la inflación. Al subir la inflación, sube el PIB nominal (que es la suma de todo lo producido en Argentina a precios de mercado) y cae la relación dinero/PIB.
La caída de la demanda de dinero llevó a la aceleración de la inflación a pesar de que la entidad monetaria no aumentó la cantidad de dinero. Recuperar la confianza en la moneda será difícil, siendo que el patrimonio del Banco Central, que es quien respalda el dinero está sufriendo cierto deterioro, porque caen las reservas (el activo) y los pasivos tienden a crecer. Por lo tanto, cualquier programa destinado a generar confianza requiere un saneamiento del Banco Central, que es algo que deberá enfrentar el próximo Gobierno.
En materia de deuda del Estado pasa lo mismo. Por el momento, el ejecutivo decidió patear el problema, aplazando los pagos de títulos a corto plazo, además de abrir la puerta a una reestructuración mayor para los vencimientos de mediano plazo. Pese a esto, lo importante es que producto de los vaivenes macroeconómicos, la sostenibilidad de la deuda ha empeorado notablemente, lo que implica que actualmente se necesita de un superávit primario mayor para estabilizar el ratio deuda-producto.
Como queda claro, la coyuntura macroeconómica reclama de acciones conjuntas en varios frentes. Sin embargo, todo ello difícilmente lo pueda hacer el actual Gobierno dado que el mercado le otorga una muy baja probabilidad de continuidad. La oposición, por otra parte, no tiene instrumentos institucionales.
Como consecuencia, lo único que puede hacer el Gobierno es aplicar paños fríos y administrar un ibuprofeno para intentar calmar los síntomas de la desconfianza.
Lo que aún no ha podido ser atacado es la debilidad estructural de la economía que es la que genera desconfianza.

Fausto Spotorno