Podés ganar dinero fácil y rápido haciendo un rulo o un bucle. No hay impedimentos ni riesgos. Solo necesitás el capital inicial y la cuenta comitente en una sociedad de bolsa para hacerlo. ¿Qué estás esperando? ¡Hacelo!”
Palabras más, palabras menos, esta es la nueva avivada argentina, la favorita de los ejecutivos de cuenta y de los autoproclamados genios de las finanzas que diseñaron su versión light del “hecha la ley, hecha la trampa”, porque, al fin y al cabo, no había trampa, aunque sí una vocación clara por aprovechar el desconcierto del Gobierno y la distorsión de precios que generó el cepo.
Si sos un comprador compulsivo de espejitos de colores, no leas la columna de hoy. Venimos a bajar las expectativas. Por un lado, los rulos y los bucles no son tan sencillos de realizar. Por el otro, tienen costos y riesgos ocultos (financieros y de otro tipo) que ahuyentan a los inversores minoristas.
Pasemos a la acción. Analicemos cada tipo de operación.
Los arbitrajes financieros
El arbitraje financiero es una operación que surge por una divergencia, por la distancia temporal que aparece en el precio de dos activos que tienen características similares de riesgo, flujos futuros de fondos, etc. Dado que en situaciones normales deberían valer lo mismo para el mercado, se dice que uno está sobrevaluado (el que se vende más caro) y el otro subvaluado (el que se vende más barato).
Frente a esta situación, un inversor rápido de reflejos actúa comprando el que está “barato” y vendiendo el que está “caro” (o apostando a su baja mientras mantiene el activo hermano). Y si hablamos de un mismo activo con dos valores distintos, según la forma en la cual se lo compra o vende, el inversor interviene comprándolo con la modalidad de precio “barato” y vendiéndolo con la modalidad del precio “caro”.
Esta operación es realizada por numerosos inversores hasta que los precios se equiparan. En el mercado, se dice que los precios se van “arbitrando” hasta igualarse.
Lo cierto es que, para que la operación sea considerada un arbitraje financiero, no debe existir ningún tipo de riesgo, ya sea de variación de precios en el medio de la operación o de costos ocultos, derivados o implícitos.
Veremos que este no es el caso del rulo ni del bucle, erróneamente promocionados como un pasamanos sin riesgo.
El rulo
Bautizado así en la jerga financiera, esta operatoria consistía en comprar dólares en el banco al tipo de cambio oficial y, con esos dólares, adquirir un bono argentino dolarizado para convertirlo a su versión en pesos y venderlo de inmediato aprovechando que en la conversión de los bonos existen una diferencia de tipo de cambio que juega a favor del hacedor del rulo. Con los pesos obtenidos se compraban los mismos dólares que antes y al inversor le quedaba ese ahorro en divisas más un excedente en pesos.
El rulo se basaba estrictamente en la diferencia de precios entre el dólar oficial y el dólar MEP (el que rige el precio del dólar para los bonos argentinos que cotizan en el mercado local, pero que se negocian en dólares).
Esta operatoria se podía realizar varias veces hasta llegar a los 10.000 dólares mensuales, el límite que fijó el Gobierno para la compra de divisas en el mercado de cambios. Los amantes del rulero aseguraban que con esta operación se podía ganar en pocos minutos hasta un 7% de lo invertido en pesos.
Más allá de que el Banco Central y la Comisión Nacional de Valores emitieron normativas contra esta operatoria (primero restringiéndola a una operación por semana y luego obligando a los agentes de liquidación y compensación a contar previamente con una declaración jurada del inversor que manifieste que los dólares no provienen de una operación de Mercado Único y Libre de Cambios -MULC- realizada en los últimos 5 días hábiles), el rulo ya contaba con otros factores intrínsecos que lo volvían de muy difícil acceso para el ciudadano de a pie entusiasta del dinero rápido y fácil. Estas dificultades eran:
- La adquisición de los dólares a precio oficial para dar inicio a la operatoria no es tan sencilla. Muchos bancos solo venden 1.000 dólares mensuales por persona por ventanilla. El resto hay que comprarlo por home banking, para lo cual hay que tener el dinero bancarizado y en pesos, con los riesgos que eso significa en términos de devaluación de moneda y pérdida de poder adquisitivo.
- A futuro, la AFIP podría hacer inspecciones a las personas que realizaron la operatoria para estudiar el origen de los fondos involucrados.
- Es muy probable que el dinero y las ganancias involucradas terminen pagando el impuesto a la renta financiera por esa ganancia.
- Había que tener aceitada la autopista financiera para poder meterse en el rulo. Esto implica una cuenta en una sociedad de Bolsa, comisiones bajas que no licúen la ganancia, reducir costos de transferencia del dinero de un banco a una sociedad de Bolsa, evitar demoras en las transferencias y más.
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