Hace poco más de un año me uní al equipo de especialistas de ContraEconomía para transmitir mis conocimientos y mi experiencia en el mundo del trading.
Recuerdo que, allá por mayo de 2018, en un video te hablaba de que en la Bolsa comenzaba el “mejor momento para hacer trading”. Sin ánimos de presumir, creo haber acertado a la luz de los hechos.
Aparte de la liquidez, uno de los componentes distintivos que se necesitan a la hora de hacer trading es la volatilidad. Esos subibajas empinados que marcan los comienzos y finales de tendencias, tan necesarios para indicarnos cuándo operar. Si las tendencias de mediano y largo plazo de las acciones son marcadamente alcistas, la estrategia de comprar y mantener suele prevalecer y ser más conveniente que el trading. En esos casos hay una alta probabilidad de que, después de que vendemos las acciones para tomar ganancias, su precio siga subiendo y nos perdamos de ganar mucho dinero por el miedo a perder lo conseguido.
Cobra protagonismo
La estrategia de comprar y mantener acciones argentinas tuvo su esplendor entre 2016 y 2017, en plena luna de miel macrista, luego de la salida del cepo, de la corrección de tarifas, de la desregulación financiera, del arreglo con los holdouts y la vuelta a los mercados internacionales de deuda.
Pero caducó en febrero del año pasado cuando el Merval en dólares encontró su techo en los 1806 puntos. Luego sobrevino un furioso bear market del índice medido en moneda extranjera, donde los precios de las acciones cayeron, en promedio, un 65%. Lo podemos ver en el gráfico de abajo.

Fuente: Trading View
En el medio, claro, hubo pequeños tramos para adueñarse de ganancias en moneda dura de la mano del trading. En estos últimos 16 meses el período alcista más extenso se dio en el rally postnavideño, cuando el mercado se esperanzó al ver una leve baja de las expectativas de inflación. Pero culminó con el baño de realidad que resultaron las subas de precios de enero y febrero.
Si hablamos de volatilidad en el último año y medio, probablemente el gráfico del Merval en pesos sea incluso más elocuente que el anterior.

Fuente: Investing
¡Vaya si tuvimos volatilidad!
Los tremendos subibajas del Merval me rememoran el viejo “Súper ocho volante”, una montaña rusa de pronunciados movimientos y precaria seguridad que se hallaba en el recordado Italpark (Millenials: pueden encontrarlo en Google).
La trayectoria cordillerana del índice líder de la Bolsa argentina estuvo marcada por el cierre del mercado internacional de crédito, las corridas cambiarias, la vuelta al Fondo Monetario Internacional, el derrumbe de la economía, la aceleración de la inflación, las tasas de interés estratosféricas y los esporádicos momentos de optimismo en relación a un “enderezamiento del barco”.
También hubo factores de origen externo que influyeron en la dirección del Merval. La guerra comercial entre Estados Unidos y China y el temor de una desaceleración económica global fueron, sin duda, dos de ellos. Las acciones de todo el mundo se movieron al compás del tira y afloje de las relaciones diplomáticas entre las dos principales potencias económicas del mundo.
A su vez, la política de tasas de la Reserva Federal le agregó otro componente de volatilidad a la renta variable global. Primero aplicando una política monetaria dura y contractiva, y luego relajándola para evitar una brusca desaceleración de la economía de los Estados Unidos.
¿Y ahora qué?
Venimos viendo en los últimos días un rebote de las acciones a partir de la calma cambiaria y una leve caída del Riesgo País. Cotizando en los USD 784, el S& P Merval salió del nivel de sobreventa en el que había caído en abril.

Fuente: Trading View
Las últimas novedades del plano político no parecen haber incidido en las cotizaciones de los papeles. El anuncio de la fórmula Fernández-Fernández trajo una primera reacción negativa, que luego fue contrarrestada por una positiva vinculada a la ratificación de las candidaturas de Sergio Massa y Roberto Lavagna en bloques independientes. Al parecer, el mercado festejó el hecho de que un peronismo dividido aumenta las chances de reelección del oficialismo, un gobierno de orientación más promercado que el que ofrecerían las otras propuestas. También pudo haber ayudado la moderación de los discursos de los candidatos y el acuerdo de cumplir con los compromisos de deuda pactados, incluido el acuerdo con el FMI.
De todos modos, el rebote del Merval hasta los 800-850 dólares podría verse interrumpido por el recrudecimiento de la Guerra Comercial. Otra medida arancelaria o inclusive una declaración provocadora del Presidente Trump o del gobierno chino podrían ser los desencadenantes de una caída mayor de índice S&P 500, por debajo de los 2800 puntos. Esto arrastraría a las Bolsas de todo el mundo y sabemos que en Argentina este hecho golpearía más.
Los escenarios tan dispares para Merval son otra muestra de la volatilidad en la que viven las acciones. En estas condiciones la estrategia de trading mantiene, más que nunca, el protagonismo que adquirió en el último año y medio.
Hasta la semana que viene,
Bruno Perinelli
Para CONTRAECONOMÍA
Recuerdo que, allá por mayo de 2018, en un video te hablaba de que en la Bolsa comenzaba el “mejor momento para hacer trading”. Sin ánimos de presumir, creo haber acertado a la luz de los hechos.
Aparte de la liquidez, uno de los componentes distintivos que se necesitan a la hora de hacer trading es la volatilidad. Esos subibajas empinados que marcan los comienzos y finales de tendencias, tan necesarios para indicarnos cuándo operar. Si las tendencias de mediano y largo plazo de las acciones son marcadamente alcistas, la estrategia de comprar y mantener suele prevalecer y ser más conveniente que el trading. En esos casos hay una alta probabilidad de que, después de que vendemos las acciones para tomar ganancias, su precio siga subiendo y nos perdamos de ganar mucho dinero por el miedo a perder lo conseguido.
Cobra protagonismo
La estrategia de comprar y mantener acciones argentinas tuvo su esplendor entre 2016 y 2017, en plena luna de miel macrista, luego de la salida del cepo, de la corrección de tarifas, de la desregulación financiera, del arreglo con los holdouts y la vuelta a los mercados internacionales de deuda.
Pero caducó en febrero del año pasado cuando el Merval en dólares encontró su techo en los 1806 puntos. Luego sobrevino un furioso bear market del índice medido en moneda extranjera, donde los precios de las acciones cayeron, en promedio, un 65%. Lo podemos ver en el gráfico de abajo.
Fuente: Trading View
En el medio, claro, hubo pequeños tramos para adueñarse de ganancias en moneda dura de la mano del trading. En estos últimos 16 meses el período alcista más extenso se dio en el rally postnavideño, cuando el mercado se esperanzó al ver una leve baja de las expectativas de inflación. Pero culminó con el baño de realidad que resultaron las subas de precios de enero y febrero.
Si hablamos de volatilidad en el último año y medio, probablemente el gráfico del Merval en pesos sea incluso más elocuente que el anterior.
Fuente: Investing
¡Vaya si tuvimos volatilidad!
Los tremendos subibajas del Merval me rememoran el viejo “Súper ocho volante”, una montaña rusa de pronunciados movimientos y precaria seguridad que se hallaba en el recordado Italpark (Millenials: pueden encontrarlo en Google).
La trayectoria cordillerana del índice líder de la Bolsa argentina estuvo marcada por el cierre del mercado internacional de crédito, las corridas cambiarias, la vuelta al Fondo Monetario Internacional, el derrumbe de la economía, la aceleración de la inflación, las tasas de interés estratosféricas y los esporádicos momentos de optimismo en relación a un “enderezamiento del barco”.
También hubo factores de origen externo que influyeron en la dirección del Merval. La guerra comercial entre Estados Unidos y China y el temor de una desaceleración económica global fueron, sin duda, dos de ellos. Las acciones de todo el mundo se movieron al compás del tira y afloje de las relaciones diplomáticas entre las dos principales potencias económicas del mundo.
A su vez, la política de tasas de la Reserva Federal le agregó otro componente de volatilidad a la renta variable global. Primero aplicando una política monetaria dura y contractiva, y luego relajándola para evitar una brusca desaceleración de la economía de los Estados Unidos.
¿Y ahora qué?
Venimos viendo en los últimos días un rebote de las acciones a partir de la calma cambiaria y una leve caída del Riesgo País. Cotizando en los USD 784, el S& P Merval salió del nivel de sobreventa en el que había caído en abril.
Fuente: Trading View
Las últimas novedades del plano político no parecen haber incidido en las cotizaciones de los papeles. El anuncio de la fórmula Fernández-Fernández trajo una primera reacción negativa, que luego fue contrarrestada por una positiva vinculada a la ratificación de las candidaturas de Sergio Massa y Roberto Lavagna en bloques independientes. Al parecer, el mercado festejó el hecho de que un peronismo dividido aumenta las chances de reelección del oficialismo, un gobierno de orientación más promercado que el que ofrecerían las otras propuestas. También pudo haber ayudado la moderación de los discursos de los candidatos y el acuerdo de cumplir con los compromisos de deuda pactados, incluido el acuerdo con el FMI.
De todos modos, el rebote del Merval hasta los 800-850 dólares podría verse interrumpido por el recrudecimiento de la Guerra Comercial. Otra medida arancelaria o inclusive una declaración provocadora del Presidente Trump o del gobierno chino podrían ser los desencadenantes de una caída mayor de índice S&P 500, por debajo de los 2800 puntos. Esto arrastraría a las Bolsas de todo el mundo y sabemos que en Argentina este hecho golpearía más.
Los escenarios tan dispares para Merval son otra muestra de la volatilidad en la que viven las acciones. En estas condiciones la estrategia de trading mantiene, más que nunca, el protagonismo que adquirió en el último año y medio.
Hasta la semana que viene,
Bruno Perinelli
Para CONTRAECONOMÍA