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“Primavera doble 0"

Hace poco menos de 30 años, Gustavo Cerati, uno de los rockeros más influyentes de Latinoamérica, escribió una bonita canción llamada “Primavera 0”.

La misma fue uno de los sencillos del 6to álbum de Soda Stéreo, y uno de los más tocados en sus shows en vivo desde que fue lanzada. 

Dato curioso: su videoclip fue dirigido por el actor Boy Olmi, conocido actor de TV y cine.

En esta nota te voy a comentar como aquella canción se vincula muy estrechamente con nuestra coyuntura actual. 


Plan “doble cero” 

Hace poco más de 6 meses, el por aquel entonces flamante presidente del BCRA, Guido Sandleris, lanzaba su polémico plan monetario de “0 emisión”. Esto significaba que la base monetaria se iba a mantener constante (proxy de cantidad de dinero que llega a la calle), a fin de controlar las crecientes presiones inflacionarias. 

A esto se le sumaba el plan de Hacienda, que consistía en alcanzar un déficit fiscal del 0% en 2019. 

La conjunción de ambas iniciativas, tanto del BCRA como Hacienda, fue llamada como “Plan doble cero” (0 déficit primario; 0 emisión monetaria). 


No es “Plan doble cero” es el “Plan Primavera doble 0” 

Al plan “doble cero” recientemente descripto, también se le sumarían datos de color, como la extensión y profundización de Precios Cuidados, para intentar emparchar el desastre inflacionario que está pegando de lleno en los estratos medios hacia abajo; al tiempo que también se relanzarán créditos blandos financiados con la caja de ANSES. Como si la caja previsional no estuviera lo suficientemente quebrada. Una medida netamente populista, digna de un personaje como Kicillof. 

Con todo, el gobierno está llevando a cabo un plan que consiste en una agenda altamente demagógica, intentando cumplir simultáneamente varios objetivos imposibles, como bajar la inflación sustancialmente, al tiempo que se busca también la actividad no siga cayendo. 

El asunto es que, cuando uno toma perspectiva de los hechos, lo cierto es que uno encuentra muchas similitudes con aquel viejo “Plan Primavera” de Alfonsín, a fines de la década del 80’, lanzado antes de que se desate el vendaval híperinflacionario alfonsinista. 

Básicamente, aquel plan vio la luz en 1988, y con él se buscaba evitar el desastre económico que luego terminó ocurriendo. O sea, era un plan anti-crisis, pero no pro-crecimiento. Las esperanzas de lograr un proceso de crecimiento -en aquel- entonces, ya habían sido abandonadas. El oficialismo sólo buscaba evitar el colapso, a cualquier costo. Algo muy similar a lo que está ocurriendo ahora. (ver nota quimio) 

Al igual que en el caso actual, el eje tal vez del Plan Primavera original era contener la inflación y el dólar, a fin de anclar las expectativas de la gente, y así evitar continúe la sangría. Para ello -al igual que hoy- se subieron dramáticamente las tasas de interés dado que se lanzó un proceso de emisión descontrolada de bonos y otros instrumentos de renta fija en moneda local para intentar sacar de circulación la mayor cantidad de australes posibles, generando un crowding out inédito hasta el momento.Algo calcado al plan “doble cero”. Con esto lograr bajar la inflación transitoriamente, aunque “enfriando” la economía. Cabe mencionar que aparecieron un sinfín de bonos con nombres bizarros y parecidos tipo BONIN y BONOR, algo similar a las LEBAC, LECAP, LELIQ de hoy. 

Simultáneamente, el Plan Primavera contemplaba un acuerdo de precios y salarios con la UIA (algo bien peroncho-radical, de manual), un aumento por decreto de salarios públicos del 25% (algo similar a lo que hará Macri con el aumento de 2019 al sector público, corriendo por presentismo). 

Paralelamente, también se realizaron fuertes correcciones tarifarias, para evitar que queden más rezagadas, con la promesa de que dichos aumentos se traducirían en mayores inversiones (deja vú).

Por último, dicho plan estaba blindado por el Banco Mundial, con el apoyo de USA. Un rol similar al que el FMI y Trump tienen hoy.
 


El colapso del “Plan Primavera” original 

Inicialmente, el “Plan Primavera” fue un éxito. La inflación bajó de manera dramática, lo que ayudó a reactivar un poco la economía. 

El asunto es que estaba construido sobre cimientos que amplificaban el problema original. ¿Cómo es esto? 

Es que, la baja de la inflación tenía mucho que ver con el costo que estaba asumiendo el Banco Central. O sea, bajaba porque bajaba la cantidad de dinero que estaba “en la calle”, ya que el BCRA pagaba tasas astronómicas para que así fuera. Pero esto tenía fecha de caducidad. 

Esta política monetaria del BCRA generó una bola de pasivos remunerados exorbitante, exponencial. 

Esto se combinó con el tema de las elecciones. A medida que el tiempo transcurría, y se acercaba el momento de depositar la boleta en las urnas, la gente comenzó a dejar de renovar tenencias en bonos y/o depósitos a la vista en moneda local, para dolarizarse. 

Eso provocó una repentina caída en la demanda de dinero, amplificada por el hecho de que había un sobrante de pasivos en pesos totalmente desproporcionado. Por lo que había mucha nafta para dicha chispa. 

La fuerte devaluación del austral también fue amplificada por las limitadas liquidaciones del sector agropecuario. O sea, el tema de las elecciones, el desastre monetario y una economía colapsada, se multiplicaron las expectativas de devaluación, lo que hizo que el campo tenga muy pocos incentivos a liquidar rápido sus divisas, complicando al BCRA sobremanera frente a la inminente estampida cambiaria. 

Ante esta situación, finalmente los organismos de crédito le soltaron la mano a Alfonsín, lo que terminó de desatar la híperinflación. 

La tormenta perfecta híperinflacionaria había tenido lugar. 


Infiriendo un “Primavera doble cero” 

Como se puede observar, las similitudes son abrumadoras. 

Si bien la situación no es la misma, sí existen puntos en común que son difíciles de ignorar. El más importante, a mi juicio, es que tanto Hacienda, como el BCRA y hasta el ejecutivo (Macri), tienen una tesitura similar a la que tenían Sourrouille (Economía), Machinea (BCRA) y Alfonsín (Ejecutivo). 

El objetivo era el mismo, llegar a las elecciones intentando que no desborde la inflación y el tema cambiario. O sea, emparchar como se pueda y que aguante lo que se pueda aguantar. 

Así de triste. 

El asunto es que esa actitud mezquina y carente de audacia siempre termina mal. 

En aquel entonces, terminó incluso amplificando la crisis. O sea, tal vez si no hubieran impulsado el Plan Primavera, Argentina no hubiera llegado a tener niveles de inflación por encima del 3000%, ya que hubiera sido imposible ello ocurra si los pasivos remunerados no se hubieran hipertrofiado con ese nefasto plan antes. 

Acá está ocurriendo algo similar: por evitar una crisis hoy, se está gestando una hecatombe a futuro, mucho peor que la crisis “original”. 

Como te anticipé en mi última nota, la “Bola de LELIQ” viene creciendo al 10% mensual, al tiempo que la deuda pública ya se encuentra en torno al 100% del PIB. 

Por otro lado, aparecen fuertes interrogantes en el futuro inmediato, como la intención de renovar los depósitos a plazo fijo de la gente, y/o las ganas de liquidar divisas del campo, todo en un entorno altamente incierto. 

Con todo, esperemos que este nuevo “Plan Primavera doble cero” no termine como el “Plan Primavera” original. 

Aunque la evidencia indica lo contrario. 

Mientras tanto, disfrutá esta joya del rock nacional. 

Hasta la semana próxima, 

Juan I. Fernández 
Para CONTRAECONOMÍA