Por Liliana Franco
“Finalmente Christine Lagarde entendió que nos tenía que dar más margen para intervenir en el mercado de cambios. Lástima el tiempo que se perdió. Pero por lo menos reaccionaron, porque si no el mercado nos pasaba por arriba. Con esta mayor discrecionalidad estamos en condiciones de evitar volatilidad en el dólar”. De esta forma sintetizaban, en el entorno más estrecho al presidente Mauricio Macri, la decisión acordada por el Gobierno argentino con el FMI de otorgar mayor capacidad de intervención al Banco Centralen el mercado de divisas y, lo que es igualmente importante, sin tener que anticipar su jugada.
Dejando de lado el límite de venta de u$s 150 millones de dólares y recién cuando el dólar tocara la banda superior de la zona de intervención ($51,448), el Comité de Política Monetaria informó este lunes, antes de la apertura del mercado, que el BCRA podrá realizar ventas de dólares aún si el tipo de cambio se ubicara por debajo de este techo y “cuyo monto y frecuencia dependerán de la dinámica del mercado”.
Dicho de otra forma, el Fondo aceptó el planteo argentino de intervenir discrecionalmente en el mercado, utilizando el poder de fuego que resulta de las reservas con que cuenta la entidad.
Apoyo externo
En la Casa Rosada no dejaban de ocultar su satisfacción con la posibilidad de invertir. Es que es prioridad bajar la inflación y con la inestabilidad cambiaria este objetivo se complica con el costo adicional que las medidas anunciadas como “Precios Esenciales” se ponen en riesgo.
El gobierno de Macri puede jactarse con orgullo que el mundo siempre lo apoyó y hasta logró que el FMI abandone sus estatutos -como el permitir intervenir con dólares de préstamos para contener el dólar- .
Este importante apoyo incluso fue verbalizado hace unas tres semanas en la conferencia de prensa que brindó Lagarde en la apertura de la Asamblea de Primavera del FMI y el Banco Mundial en Washington, ante numerosos medios extranjeros. En esa ocasión, la titular del organismo multilateral afirmó: “Estamos empezando a ver que el programa realmente funciona; nuestra evaluación es que la Argentina está en un punto del que se encuentra saliendo del fondo”, aseveró el 11 de abril.
Además se ocupó de advertirle a la oposición que “ahora que se ha hecho tanto esfuerzo… sería una tontería por parte de cualquier candidato darle la espalda al trabajo que se encuentra en curso”,amenazó Lagarde. Sin embargo, este fuerte apoyo no pudo evitar la inestabilidad cambiaria que recrudeció apenas unos días después.
El apoyo político del FMI (que incluye a su directorio) y el de la línea (en realidad no se sabe con cuanta convicción) se explican no solo por los 57.000 mil millones de dólares de préstamos, también por las condiciones en el otorgamiento en el sentido que el grueso del préstamo es para ser utilizado en esta gestión.
A esto se suma que del primer acuerdo firmado por el Ministro de Hacienda, Nicolás Dujvone y el entonces titular del Banco Central, Federico Sturzeneger ya no queda nada. Sin embargo, no es que le otorgaron un waiver (perdón) al país por incumplimiento del acuerdo sino que se modificó como si hubieran sido solo correcciones menores. Y, esta situación no pasó solo una vez, ya vamos, si se quiere por el cuarto cambio importante del programa celebrado con el Fondo.
Este año Argentina no cumplirá con la meta de crecimiento y de inflación establecida con el organismo a fines del año pasado. Es más ya el propio FMI revisó sus números y elevo la estimación de suba de precios a 30%.
¿Alguien se recuerda que la misión del Fondo y las autoridades de Hacienda y el BCRA establecieron una meta de inflación del 23%? Y este incumplimiento no es el primero pero el FMI no dijo nada, solo modificó sus pronósticos.
Y, sin sonrojarse este lunes el vocero del FMI, Gerry Rice, tras el anuncio del gobierno dijo: “Apoyamos estas medidas, las cuales están bien calibradas para enfrentar los desafíos que encara Argentina”.
“La buena relación que tiene el presidente Mauricio Macri logró vencer la resistencia técnica de la línea del Fondo para concederle a la Argentina la posibilidad de intervenir en el mercado”, comentan en Wall Street. Hay rumores que sostienen que el presidente Donald Trump habló con Macri la semana pasada en el peor momento de la turbulencia cambiaria aunque a en la Rosada lo desmienten.
La decisión del BCRA fue bien recibido por la banca internacional. Así, Morgan Stanley afirmó que “vemos la posibilidad de intervenir y vender dólares en el mercado de cambios como positiva, en tanto reduciría la inestabilidad del tipo de cambio”. El banco agregó: “Creemos que cierta flexibilidad cambiaria relativa ayudará a mejorar la dinámica de la inflación y la confianza”. De esta forma, entiende que impactará de manera favorable al crecimiento económico que, hasta el momento, se presenta débil.
Riesgos
La medida de permitir una mayor intervención del Banco Central había sido fuertemente resistida por los técnicos del Fondo, particularmente por David Lipton. No obstante, para la mayoría de los analistas era evidente que mantener las anteriores condiciones hubiera significado que el dólar se fuera rápidamente al techo de la banda, agregando al casi 10% de suba de los últimos días, otro tanto.
En tal sentido, en la Casa Rosada señalan que el Fondo Monetario Internacional está muy involucrado con el éxito del programa argentino. Ya que la importante asistencia al país compromete tanto la línea política como técnica del Fondo.
Desde este punto de vista, voceros de la entidad señalaron a ámbito.com el “diálogo constante y fluido con nuestros colegas de Argentina”, pero no dieron precisiones en cuanto a los límites del cambio de política.
En tal sentido, quienes conocen la forma de actuar del Fondo señalan que difícilmente el organismo multilateral deje total libertad a las autoridades argentinas para intervenir en el mercado, pero hasta ahora los detalles no se conocen y posiblemente permanezcan en reserva, precisamente para ampliar el “poder de fuego” del BCRA.
Economistas cercanos al gobierno señalan que, tras este visto bueno, el Banco Central cuenta con “suficiente munición” para estabilizar el tipo de cambio, previsiblemente – aventuran – en torno de los actuales niveles.
Lo ideal, afirma, sería que el sólo anuncio calme los ánimos ya que, en caso de tener que vender reservas, el Banco Central logaría tranquilidad inmediata al costo de sembrar dudas sobre la capacidad de pago de la Argentina en 2020.
Por lo pronto, debe tenerse en cuenta que la credibilidad se ha resentido. Desde este punto de vista, el economista Martín Kalosobservó vía redes sociales que se produjo otro cambio en la política monetaria “previsible y creíble” instaurada hace ¡7 meses!.
Otros hicieron referencia al costo de las medidas. Según el economista Carlos Rodríguez, tasa máxima de las Leliq al 74% quedará como herencia al próximo Gobierno que venga.
Asimismo, si el tipo de cambio se ubicara por encima de esta banda, el BCRA incrementará de 150 a 250 millones de dólares el monto de la venta diaria estipulada hasta ahora. Asimismo, “podrá determinar la realización de intervenciones adicionales para contrarrestar episodios de excesiva volatilidad si lo considerase necesario”.
Se aclara además que, en todos los casos, el monto de pesos resultante de estas ventas será descontado de la meta de base monetaria, es decir se acentúa el rasgo restrictivo de la política económica.
Entonces, la recuperación y la baja de la inflación se posterga en el tiempo un factor que complica al escenario electoral para Cambiemos y explica el fastidio del radicalismo. Ahora el BCRA podrá intervenir para “acostar” o hacerles perder plata a los que compran divisas. Pero esta herramienta debe ser bien utilizada porque existe un riesgo: que los dólares que se utilicen para intervenir pueden ser vistos como problemas para el plan financiero, sostienen en Wall Street.
ambito