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Qué esperar del crudo y de las petroleras

El precio del barril de Brent cayó el año pasado desde los 85 dólares en que marcó máximos a principios de octubre hasta los 50 a finales de diciembre. Desde esos mínimos, ha recuperado posiciones hasta situarse en los 65 dólares, lo que supone un rebote de más de un 30 por ciento. Y fue, probablemente, lo que llevó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a quejarse de la actitud de la OPEP, a la que atribuye el encarecimiento del crudo, en un momento en que la economía global se debilita. Arabia Saudí respondió a Trump que la situación del mercado invita a pensar que los recortes de producción se mantendrán. En este sentido, desde Solunion explican: «La OPEP ha demostrado en el pasado que no determina su política de recorte de producción a ningún tweet, independientemente de su autor. Es probable que la OPEP continúe cumpliendo con sus promesas de producción y, en todo caso, revisaría su postura en la próxima reunión de abril. Puede que la organización, siendo consciente de la posible autorización de nuevas exenciones para comprar petróleo iraní, quiera asegurarse de que se estabiliza el mercado frente a cualquier posible exceso de oferta resultante». 
¿Qué hay detrás del rebote actual del petróleo? De acuerdo con Norbert Rücker, de Julius Baer, porque se relajó el extremo pesimismo que había respecto al crecimiento económico. «La recuperación del petróleo refleja el rebote general de los activos de riesgo y la mejora en el sentimiento de mercado», afirma Rücker. Este experto anticipa que el precio del crudo va a continuar con sus idas y venidas dentro de una horquilla amplia entre los 70 y los 50 dólares. Ello porque, como señala, cuando se acerca a los 70 dólares, la demanda se debilita y cuando baja hasta los 50, la oferta de shale oil afloja. 
Volatilidad alrededor de los niveles actuales
Esa volatilidad, según Rücker, se explica también por la falta de claridad sobre el crecimiento económico global, así como la falta de visibilidad en la demanda de crudo y los aún nerviosos mercados financieros. El riesgo además crece por la complicada situación de países tan importantes para el petróleo como Venezuela e Irán. Pero, como conclusión, tiene una visión neutra para el crudo, y afirma que podría mantenerse en el entorno de los actuales 65 dólares. Álvaro Navarro, de Mirabaud Securities España, que prevé que este año el Brent se situará en el entorno de los 60 dólares y en los 65 el próximo ejercicio, anticipa también volatilidad y una de las razones estriba en que el mercado está muy polarizado entre quienes esperan que el barril supere los 70 dólares y los que creen que puede bajar otra vez hasta los 50 dólares. Limita el movimiento del crudo a una horquilla comprendida entre los 55 y los 65 dólares en el corto plazo. 
Sonia Ruiz de Garibay, de Trea AM, añade: «Estructuralmente, las fuerzas del mercado soportarían un crudo entre los 60 y los 65 dólares». Está de acuerdo en que la volatilidad persistirá y añade algún factor, como las negociaciones entre China y Estados Unidos para la elaboración de un acuerdo comercial, así como las propias declaraciones de Trump sobre el crudo. Y, mientras, Óscar del Diego, de Ibercaja Gestión, afirma que los 65 dólares constituyen un nivel «que gusta a todos, tanto a Arabia Saudí como a Estados Unidos», porque no destruye demanda. 
De acuerdo con los analistas de Solunion, el precio del petróleo encontrará resistencia en el nivel de los 70 dólares.
Mientras tanto, Mark Lacey, gestor del fondo global energético de Schroders, es positivo con los precios del petróleo con vistas a los próximos seis o doce meses: la producción de la OPEP (al menos la del mes de enero) se encuentra por debajo de lo que el mercado espera y apunta que ello impactará en los inventarios de crudo en el segundo y el tercer trimestre de este año. 
Aunque para Álvaro Navarro, el factor más importante pasa por la demanda, sobre todo la asiática. Y se muestra tranquilo: cree que es difícil de anticipar que Asia se vaya a desacelerar hasta tal punto que provoque un retroceso del precio del petróleo. 
¿Qué pasa con las petroleras?
¿Con qué perspectivas cuentan las petroleras teniendo en cuenta las perspectivas del precio del barril? Jaime Espejo, de Imantia, afirma que las compañías supieron adaptarse al entorno de precios bajos con control de costes y de las inversiones. Por lo que con un precio algo más elevado deberían hacerlo bien. Así, Ruiz de Garibay explica que el pasado ejercicio, cuando el petróleo recuperó de manera relevante, las compañías fueron capaces de registrar una importante generación de caja. En este sentido, en su opinión, «en tanto no aumente el capex -la inversión- y el petróleo no baje desde estos niveles, el sector debería hacerlo bien en 2019, al igual que ocurrió en 2018».
Mike Lacey añade que, en general, las compañías energéticas le parecen baratas. Además, valora que su gestión ahora esté enfocada en la generación de caja y en la mejora de la fortaleza del balance. Lacey añade que, a diferencia de lo que sucedía en 2015, los equipos de gestión no están gastando su generación de caja y los negocios están significativamente más fuertes. 
En la misma línea se expresa James Clunie, responsable de estrategia Absolute Return de la gestora Jupiter AM: «En compañías como BP, Shell y Equinor, vemos mejoras en la disciplina con la que invierten su capital después de años de inversión excesiva hasta 2014 y el shock en los precios del petróleo». Y añade: «El precio de sus acciones parece tener en cuenta unas expectativas de rendimientos bajos sobre el capital, lo que está en desacuerdo con la mejora de la asignación del capital». 
¿Qué empresas?
Roberto Cominotto, de Julius Baer, también tiene una visión positiva de los productores de gas y petróleo. «Las valoraciones son muy atractivas en relación con las históricas y muchas compañías ofrecen atractivas rentabilidades por dividendo», argumenta. «A diferencia de momentos de recuperación del precio del petróleo previos, fuera de Estados Unidos, la industria no ha comenzado un nuevo ciclo de inversiones, lo que ha llevado a la generación de caja a récords históricos. Éste es un ambiente atractivo para los inversores en petróleo y gas», añade Cominotto. Así, las compañías que prima son aquéllas que se han reposicionado hacia modelos de negocio enfocados en la maximización de la generación de caja y la remuneración a los accionistas. También, compañías con bajos costes de producción que son capaces de crear valor a los accionistas a través de volúmenes de producción estables, atractivos dividendos y recompras de acciones incluso en un contexto de petróleo plano o ligeramente más barato. Y pone algunos ejemplos: Royal Dutch Shell, Chevron, Occidental Petroleum, Marathon Oil y Eni
Mientras, para Óscar del Diego, el contexto actual favorece sobre todo a las compañías integradas, es decir, a las que tienen actividad de exploración, refino y márketing. Y afirma que ahora, la compañía que tiene más sobreponderada es Total, por valoración y por generación de caja. También es una compañía que le gusta a Sonia Ruiz de Garibay, debido a que es la que más crece en producción. Pero además apuesta por Repsol, ya que es una compañía que va a sacar mucho partido del cambio regulatorio en el combustible que se utiliza en el transporte marítimo. Álvaro Navarro coincide en la apuesta por Repsol. Afirma que es una empresa que tiene capacidad de aguantar el dividendo y los niveles actuales de inversión incluso si baja el precio del petróleo. Asegura que si una caída del barril castiga a sus acciones sería una oportunidad de entrada.
Empresas de servicios
¿Este entorno favorece a las compañías de servicios, como Técnicas Reunidas? Del Diego afirma que son empresas que están muy baratas, pero añade que las caídas del precio del crudo de finales del año pasado retrasan las decisiones de inversión de las petroleras, sus clientes. Además, Sonia Ruiz de Garibay añade, precisamente, que antes de entrar en estas compañías es necesario que el sector incremente el 'capex' en las petroleras, algo que todavía no está sucediendo, porque continúan muy cautas. 
Aunque Lacey sí apuesta por la estadounidense Schlumberger, debido a que cotiza con su valoración más baja de los últimos veinte años.


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