El Indec dio a conocer el índice de la pobreza que alcanza al 32% de la población es decir
que un tercio de nuestros conciudadanos es pobre, esto significan 14,3 millones
de personas son pobres, su significación nos lleva a reflexionar que este
número es de un alcance atroz, sin embargo el Presidente como aliciente o
justificación dice a la población “.que aguante” a posteriori los Ministros de Producción y Trabajo y de
Desarrollo Social “confirman el rumbo económico”, honestamente son difícil de
evaluar estas expresiones ya que no sabemos si con la mentira desean disfrazar
el colosal fracaso, si son tan necios que creen sus propias mentiras, si la soberbia les limita
la percepción de la realidad, o simplemente están en un juego del que solo
ellos serán los ganadores.
Difícil de encontrar una explicación ya que el aguante del que no tiene
que comer ya se termino y de continuar sus consecuencias pueden ser la muerte o
la rebelión, en cuanto al de confirmar el rumbo económico no dudamos que este
rumbo nos lleva al abismo, por otra parte que se sepa no existe plan alguno y
de existir es el secreto mejor guardado del mundo.
Esta situación no tiene explicación es un país como la Argentina, solo
la corrupción endémica publica y privada, la impericia, torpeza y desidia en la administración de la cosa pública, las
corporaciones empresarias, gremiales, políticas y judiciales que solo cuidan
sus cotos, sumado a un comportamiento
autista de la población pueden justificar estos resultados.
Ahora bien como salimos de este embrollo: ¿Cuando, como, con quienes y
de que forma,? las alternativas que hoy se vislumbran son frustrantes, por un
lado tenemos a Cristina Fernández de Kirchner que su paso por la presidencia
dejo resultados que fueron funestos y habilitaron a esta administración, por el
otro el Presidente Macri que sin duda pasara a la historia como uno de los
peores gobiernos que sufrimos los argentinos y la tercera posibilidad es un
conjunto de diferentes candidatos que todos pasaron por la función publica o
aún están ejerciendo cargos públicos con resultados en casi todos los casos
decepcionantes con solo algunas excepciones rescatables y aprobables.
No podemos continuar así hasta las elecciones presidenciales del 27 de
octubre, es mucho tiempo para quienes hoy padecen hambre, es mucho tiempo para
los niños desnutridos, es mucho tiempo para los jubilados enfermos que no
tienen medios para adquirir los medicamentos que los alejen de la muerte, es mucho
tiempo para quienes están desocupados, es mucho tiempo para las empresas sin
distinción de tamaño, actividad o localización que se encuentran ante su
inminente quiebra, es mucho tiempo para
continuar endeudándonos, el tiempo se termino para contener la bronca, el hastío,
el hambre, el descrédito y la
decepción. Se nos termino el tiempo a los argentinos, solo tenemos como
inminente escenario la eventual quiebra
del orden social.
Es hoy y no mañana que quienes tienen poder de decisión, de convocatoria,
de representatividad política, intelectual, moral y electoral, resuelvan acordar un Contrato Social que fije
pautas mínimas que al largo plazo resulten ser normas de permanente
cumplimiento, solo así aseguraremos un futuro previsible.
Quizás estas expresiones resulten apocalípticas, pero los hechos se
vienen precipitando con un grado de aceleración que nos impone tomar conciencia
del clamor de quienes sufren y menos tienen,
que hoy son legiones, no podemos
ser complacientes ante el infortunio de ellos, porque sino nos transformamos en
culpables de su sufrimiento y desdicha, todos tenemos responsabilidades por
acción u omisión, tenemos culpables que deberán responder ante la justicia,
tenemos inocentes a quienes debemos cuidar y proteger, todos tenemos que gritar
esta realidad de lo contrario nos transformamos también en cómplices de quienes
nos condujeron a esta situación.
Vivimos nuestra hora más oscura, continuamos transitando caminos ya
transitados que sabemos donde nos conducen, continuamos obrando de igual forma
que cuando fracasamos, continuamos trabajando con quienes nos condujeron al
fracaso, el individualismo es nuestro patrón de conducta que nos lleva al
abismo, entonces reaccionemos, unámonos, busquemos coincidencias ya sea por la razón o por la fueraza pero unámonos y
asumamos el desafío histórico que nos saque de esta indignidad a la que arrojamos
a nuestra patria.