Moderadas alzas al cierre de las bolsas europeas, arrastradas por las ganancias de Wall Street, en una jornada que ha sorprendido a la mayoría de los inversores. La sorpresa viene porque el mercado parece obviar las consecuencias de un recrudecimiento de la guerra comercial entre EE.UU. y China, con el primero imponiendo una nueva ronda de impuestos por valor de 200.000 millones de dólares, y el segundo respondiendo con medidas similares por valor de 60.000 millones.
Los inversores hoy han preferido mirar para otro lado y pensar que, o bien estas acciones son simplemente para posicionarse para una negociación comercial entre ambos países, o que realmente no tendrán efecto ni en la economía ni en la situación de las empresas.
¿Es correcta tal nivel de complacencia? Desde Capital Bolsa creemos que no y lo explicaremos.
La premisa que se maneja en el mercado es que la administración Trump está ejecutando un plan perfectamente programado de presión a China, que la llevará a una posición de fuerza en la mesa de negociaciones. Nuestra idea, cada vez más reforzada, es que estas decisiones de Trump son básicamente impulsivas, y que realmente no hay una conciencia de hacia dónde se dirige ni de las consecuencias que pueden tener sus acciones.
No entendemos el nivel de complacencia de los inversores.
Son muchos los testimonios de ex miembros del gobierno de Trump, y de su actual gabinete (de forma anónima claro), que definen al presidente de los EE.UU. como impulsivo, poco reflexivo, y con un conocimiento muy superficial de los temas que trata. Por otro lado, ante las últimas informaciones que apuntaban a que miembros de su propio gobierno boicoteaban las medidas de Trump pues causarían un daño irreparable a la economía del país, el presidente de los EE.UU. parece haberse radicalizado. En resumen, no parece que las medidas que está tomando su actuación se basen en un plan perfectamente establecido para presionar a China, sino que son fruto de la improvisación y de la impulsividad.
Por otro lado, algunos especialistas apuntan a que China, al no poder tomar medidas de represalia comercial de “ojo por ojo” pues sus exportaciones a EE.UU. son sensiblemente mayores que sus importaciones, tendrá que utilizar otros medios indirectos. Se está hablando de la posibilidad de medidas que afecten a las empresas estadounidenses en el país, ya sea interrumpiendo sus cadenas de suministro, dificultando su implantación y desarrollo, o la transferencia de activos.
Parece que las autoridades chinas han llegado al convencimiento que la única forma de hacer doblar la rodilla a Trump, es dañar a las compañías que le han apoyado hasta ahora porque sus medidas las favorecían. “En el momento en que sus acciones bajen, el tejido empresarial estadounidense incrementará la presión sobre Trump. Una presión que ninguno de los presidentes anteriores ha podido soportar”, nos comentaba un gestor londinense esta tarde.
En este escenario no entendemos la tranquilidad de los inversores. Una tranquilidad que puede desaparecer en cualquier momento. Simplemente China tendría que anunciar alguna medida de represalia empresarial y veríamos fuerte caída en los mercados. Recuerden estas palabras de Michael O’Rourke, jefe de análisis de Jones Trading:Lo que parece que están barajando las autoridades chinas es lo siguiente: Dañemos a las compañías estadounidenses. Wall Street se precipitará. Tanto las empresas como los inversores presionarán a Trump, por lo que finalmente tendrá que dar marcha atrás en sus pretensiones y sentarse para llegar a un acuerdo. Un acuerdo que también sería beneficioso para el propio Trump, porque sin duda lo vendería como una victoria de su política de presión aunque no fuera así.
“China se podría plantear la restricción de las ventas de materias primas, equipos y otras partes clave de la cadena de suministro de los fabricantes de EE.UU. La interrupción que causaría esta medida para la economía global y los mercados financieros sería asombrosa. Pasaría de una guerra comercial, a una guerra económica con un enfoque de tierra arrasada”.
A todo esto las bolsas europeas cierran con subidas moderadas inferiores al medio punto porcentual. El volumen de negociación ha sido moderado. Alzas en el sector bancario español, y subidas en grandes valores como Telefónica, Iberdrola o Repsol.
Pocos movimientos en el mercado de divisas. El euro/dólar plano en los 1,1686. La libra/dólar también sin cambios en los 1,3146.
En el mercado de materias primas fuertes subidas en el brent (+0,86% a 78,74 dólares barril), ante las declaraciones del Ministerio de Energía de Arabia Saudita señalando que quieren un barril brent por encima de los 80 dólares.
Fuertes alzas también en metales industriales como el cobre, el zinc o el platino, y caída en activos refugio como el oro o la plata.