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Dos años del REM: cómo vio el mercado a la inflación en la era Macri

Reducir la inflación fue uno de los principales pilares de la plataforma de Mauricio Macri para llegar a la presidencia. Si bien el actual mandatario había reconocido en 2014 que, de ganar las elecciones, esta tarea le tomaría “entre dos y tres años”, pareciera estar costándole más de lo esperado. El Banco Central de la República Argentina (BCRA) fue el que se calzó esta responsabilidad y en junio de 2016 revivió una herramienta cuyos resultados habían dejado de publicarse en 2012 cuando el organismo estaba comandado por Mercedes Marcó del Pont: el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM). A más de dos años del regreso de la encuesta que aglutina los pronósticos económicos de diversos analistas, los números exhiben una clara diferencia entre la visión de los especialistas y las previsiones del Gobiernocon respecto a la macro.
El REM debutó en la Argentina de la mano de un viejo conocido del Gobierno actual. Alfonso Prat-Gay, por entonces titular del BCRA, lanzó la encuesta en diciembre de 2003 y un mes después publicó los primeros resultados. El ex J.P. Morgan estaba al mando de la cartera de Hacienda y Finanzas Públicas de la Nación cuando Federico Sturzenegger volvió a darle rienda. Durante los primeros meses, el mercado mostró cierto optimismo con respecto a la labor que estaba desarrollando el Gobierno para contener el aumento de precios. Entre los informes de julio y septiembre, los relevados cambiaron su pronóstico de inflación anual de 38,6 por ciento a 36,5 por ciento.
Sin embargo, el equipo económico había establecido agresivas metas inflacionarias para los tres años siguientes y el termómetro de los analistas no iba a la par. Del margen de 12 a 17 por ciento que esperaba el Gobierno para 2017, el REM mostraba cifras que rondaban el 19 por ciento. Esta falta de coincidencia se repitió hasta hoy. “La expectativa tiende a usar como input los datos macro de la realidad y, aunque el Gobierno se mostraba favorable a la tendencia decreciente de la inflación, la realidad era que estaba costando. En ese caso, el REM aportaba un poco más de racionalidad, el mercado era desconfiado”, asegura el economista Diego Martínez Burzaco, director de MB Inversiones, en diálogo con Apertura.com.
En 2017, los vaticinios de los gurúes del mercado sobre la inflación anual oscilaron entre el 19,6 por ciento y el 23,5 por ciento (esta última cifra correspondiente al informe de noviembre del año pasado). Según el Indec, los precios redondearon un incremento del 24,8 por cientomás de siete puntos porcentuales de la meta propuesta por el BCRA. Hasta ese momento, el objetivo del organismo para 2018 era un promedio de 10 por ciento, con un margen de 2 puntos porcentuales, pero el REM reportaba una expectativa de 16,6 por ciento en su último relevamiento.



“Es una herramienta que tiene que estar, es un termómetro para calibrar el éxito de tu política económica. El REM mostraba que las metas de inflación que ponía el Central no eran creíbles. Cuando estás muy orientado a la gestión de política monetaria, la expectativa de inflación es un tema clave, pero este relevamiento no es la única fuente de la que se pueden sacar las expectativas”, señaló Camilo Tiscornia, director de C&T. Según el economista, el organismo debería corregir sus metas cuando el REM pronostica números diferentes.
El primer informe con los pronósticos para 2018 se realizó el 22 de diciembre, seis días antes del anuncio por parte del equipo económico junto al jefe de Gabinete, Marcos Peña, del “recalibramiento” de las metas inflacionarias. En ese entonces, el mercado esperaba un aumento de precios en el orden el 17 por ciento,  pero un mes más tarde la cifra aumentó y superó el 19 por ciento. La nueva meta del 15 por ciento fijada para 2018 ya parecía difícil de alcanzar para los especialistas.
Para Martín Vauthier, director asociado de EcoGo, el BCRA “nunca puso la tasa al nivel que tenía que ponerla para poder cumplir las metas porque era políticamente inviable”. Y agregó: “Pensándolo un poco en el contexto del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el objetivo que hay que cumplir sí o sí es la meta fiscal, hoy eso es más importante para el Gobierno que cumplir la meta de inflación”.
De acuerdo al último informe de relevamiento de expectativas publicado a principios de agosto, los números ya superan con creces a lo planteado por la administración de Macri. En junio, el mercado esperaba una inflación anual del 30 por ciento, pero en la encuesta de julio escaló a 31,8 por ciento. A su vez, el objetivo de llevarla a 10 por ciento para 2019 tampoco cuenta con la confianza de los gurúes, ya que, según el REM hoy esperan un aumento de precios anual del 20,6 por ciento el próximo año.



Aunque para los economistas consultados por Apertura.com el REM no cuenta con una gran difusión entre la sociedad a la hora de tomar decisiones, sí suele influir en los cambios de estrategias de las empresas. “Se alimentan de esa información para tomar decisiones y eso también fija la inflación”, explica Tiscornia. En tanto, Vauthier comentó: “Lo que realmente perjudica al Gobierno no es la inflación en sí, sino su impacto en la calle. Es un problema cuando va por arriba del poder adquisitivo y eso es lo que estás teniendo este año”.
Con el objetivo de ordenar la economía tras la corrida cambiaria, hubo varios cambios en el equipo de Cambiemos. Primero, Nicolas Dujovne asumió como coordinador y luego, en junio de este año, se comunicó la asunción de Luis Caputo como flamante titular del BCRA en reemplazo de Sturzenegger.
Sin embargo, en el último Comunicado de Política Monetaria de la entidad, el panorama no parece haber mejorado. “La inflación de junio se aceleró más de lo previsto, alcanzando un ritmo del 29,5 por ciento interanual”, destacó el Comité de Política Monetaria. Según publicó El Cronista en junio, el acuerdo con el FMI tolera un aumento de precios de hasta 29 por ciento, pero si supera el 32 por ciento, el Gobierno deberá negociar con la Junta Directiva del fondo. Por ahora, los pronósticos del mercado continúan a contramano del deseo del equipo económico de Macri.



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