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Espert: "El pacto fiscal y la reforma no sirven y están orientados a 2019"

Es polémico, mediático e irónico. Por momentos hasta irascible. Pero nadie puede decir que el economista José Luis Espert rehuya a dar el dabate académico, algo que pidió hace unos días el titular del BCRA, Federico Sturzenegger. Con su libro La Argentina devorada, acusó a los "empresarios prebendarios", a "los sindicalistas monárquicos" y a "la corporación política corrupta" de impedir el desarrollo del país.
Ahora dice que el pacto fiscal firmado con los gobernadores y las reformas fiscal e impositiva presentadas por el Gobierno no sirven y que sólo están orientados a darle poder a María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, con el propósito de ganar las elecciones en 2019 y seguir en 2023. Como si fuera poco, cuestiona a Mauricio Macri por no ir a fondo con las medidas que el economista considera necesarias para que la Argentina deje de tener el ciclo vicioso de crisis, ajuste, rebote, deterioro y de nuevo crisis. "Macri no está haciendo un cambio sino una normalización de todo lo bizarro que tenía el programa económico kirchnerista. Es suficiente para rebotar varios años y ganar elecciones pero no es suficiente para generar crecimiento sostenido", afirma en diálogo con 3Días. Pasen y lean.
- ¿La reactivación económica que se dio en los últimos meses es genuina y sostenible o es sólo un rebote por el pésimo 2016?
-Argentina es un país en el que se vive repitiendo un triángulo vicioso. En un vértice están los ajustes o las crisis; en otro, el rebote, que dura años. Y como es esos rebotes no se hacen las cosas que hay que hacer, terminamos en otro vértice que es el del deterioro. En el caso de la convertibilidad, el rebote duró ocho años, el deterioro se dio en 1999 y 2000 y a fin de 2001, la crisis. Con los Kirchner, también duró ocho años el rebote y el deterioro lo vivimos de 2012 al 2015. Macri hizo un ajuste en 2016 y estamos teniendo un rebote, que también va a durar años. Pero si no se hace lo que hay que hacer, vamos a terminar en un proceso de deterioro que va a desembocar en un nuevo ajuste y otra crisis. De todos modos, Macri hizo cosas que están muy bien y que explican parte de este rebote que estamos teniendo.
- ¿Cuáles son las cosas buenas a su entender?
-Logró liberar el cepo sin crisis, nos sacó del default, dejó de hacerle la guerra al campo y planteó otra relación con el mundo. Esto generó una corriente inversora, que por ahora es financiera, pero derrama siempre.
- ¿Las reformas que planteó el Gobierno podrían evitar esa crisis cíclicas?
-La única que va un poco en el sentido correcto es la reforma laboral, que tiene elementos para salvar, como por ejemplo una definición en los conceptos indemnizatorios o el banco de horas. Aunque está a años luz de distancia del cambio que se debe hacer que es derrumbar toda la estructura de leyes del contrato de trabajo, de convenios colectivos, de asociaciones sindicales y obras sociales.
- Algo difícil de concretar. Pese al desprestigio que vienen sufriendo, los gremios sigue siendo fuertes...
-Entonces será complicado que la Argentina tenga crecimiento sostenido, porque para el crecimiento sostenido hace falta mercados laborales no distorsionados y más libres.
- ¿Por qué el Gobierno no va a fondo?
-Yo tengo una lectura muy sistémica de lo que nos pasa. El sistema está muy aceitado, hasta la sociedad lo valida. Y Macri es parte del sistema que nos viene devorando por acción u omisión. Porque es tan obvio que hay que ir contra este tipo de sindicalistas, es tan obvio que hay que achicar semejante tamaño del Estado, es tan obvio que se debe ir contra muchos de los empresarios prebendarios, que al no hacerlo por acción u omisión, terminas siendo parte del sistema. Si no están dadas las condiciones -como dicen- para hacer las cosas que hace un país normal, seguiremos siempre igual.
- ¿Sirve la reforma laboral para crear empleo?
-No dudo de que algo de empleo se va a crear. No sabría decir cuánto.
- ¿Qué opina de la reforma fiscal e impositiva?
- Yo pongo en un mismo plano de análisis al pacto fiscal, la reforma impositiva de Vidal en la Provincia de Buenos Aires y la reforma fiscal de (Nicolás) Dujovne. Las tres cosas forman parte de un combo que apunta a darle poder a la gobernadora, pensando en 2019 y en un eventual 2023. Con la baja de ingresos brutos a comercios e industrias en suelo bonaerense, se está apostando a las grandes concentraciones urbanas, con un claro fin político. A Vidal le están dando tres cosas: se le restituye la vieja coparticipación de la Provincia en el impuesto a las ganancias, se le da una suma fija de $ 10.000 en 2018, y otra de 44.000 a partir de 2019 ajustada por inflación.
- ¿Y está mal que se le restituya a una provincia con grandes carencias lo que se le debe?
-Si es por el derecho o el deber ser que le corresponde, no hay ningún argumento para que a los argentinos en blanco nos saquen más de la mitad de nuestros ingresos en impuestos que no nos vuelve en nada. Hay muchas otras cosas que hacer antes que devolverle a la provincia de Buenos Aires el impuesto a las ganancias.
- ¿La reforma no ayudará a bajar el déficit?
-Dujovne dijo que primero sube el déficit y cree que después, el efecto crecimiento que va a generar la reforma, va a compensar la pérdida de recaudación. Puede ser que suceda, pero es medio ciencia ficción. No lo sé. Hay una parte de la reforma impositiva -la baja de 10 puntos en el impuesto a las ganancias no distribuidas, la devolución acelerada del IVA sobre los bienes de capital y el mínimo no imponible para las contribuciones patronales- que es una apuesta a las empresas, y el pato de la boda es la gente de a pie que sufre el impuesto a la renta financiera, la suba de impuestos internos y la eliminación del tope del máximo de $ 82.000 para los aportes personales. Y el otro pato de la boda es el campo en la provincia de Buenos Aires con la suba violenta al inmobiliario rural.
- ¿Cómo debería ser entonces?
-Dado que Cambiemos estuvo diciendo todo 2017 que había que esperar a que pasen las elecciones para ser un poquito más agresivo, me parece muy pobre lo que están haciendo. Hay que hacer un cambio de 180 grados.
- ¿Habla de menos gradualismo?
-No, esa es una discusión de segundo orden. Lo que hay que hacer es un cambio de brújula. Hay que ser muy frontal, con el gasto y el déficit, y este sindicalismo, y hay que ir a favor de la apertura de comercio.
- ¿Y cómo se recorta el gasto?
-Esa es una discusión que se debe porque si no volveremos a repetirnos. Ya no cuestiono a Macri por no hacer lo suficiente pero sí por no usar la cadena nacional como corresponde y sembrar la semilla de otra Argentina, planteando la sábana corta que heredamos. Debería decir que cada peso de gasto público, es un peso de impuestos. Tenemos $ 1,3 billones de salarios del sector público y otros $ 1,3 billones de gastos de seguridad social. Pero todo el mundo dice que si tocamos al sector público o a los jubilados se prende fuego el país. Tenemos $ 400.000 millones en planes sociales y otros $ 400.000 millones de obra pública, pero la gente merece tener agua potable. Y tenemos $ 400.000 millones más al año de intereses de la deuda externa, que no podemos dejar de pagar porque entraríamos en default. Entonces, si siempre hay argumentos para no bajar el gasto público, se termina cobrando impuestos en un sector en blanco que está ahogado. Si Macri no tiene el coraje que hay que poner, por lo menos que siembre la semilla, que blanquee la situación.
- El tema es que por una lógica política, si se recorta el gasto de manera brutal y queda gente en la calle -algo que sería lamentable- el Gobierno perdería las próximas elecciones. Y volverían los mismos de siempre y también seguiría el círculo vicioso...
-Bueno, si Macri sigue así, en 2019 y en 2023, la gente va a votar al original, al peronismo de nuevo, y no al fake que es Cambiemos. Uno podría poner todos los atenuantes posibles para no hacer las cosas que hay que hacer, pero hay leyes económicas que son implacables. La historia argentina es muy frondosa para saber que lo que estamos haciendo está mal. Después, la crisis se encarga de hacer los ajustes, viene el rebote, y volvemos a empezar.

cronista