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La Reserva Federal comenzará tan pronto como en octubre a reducir su balance. La sorpresa en la reunión del Comité de Mercado Abierto (FOMC) celebrada la semana pasada vino por la parte de las previsiones recogidas en el Summary of Economics Projections, donde, a pesar de la reciente debilidad en la inflación y del impacto económico que pudiera tener la destrucción provocada por los huracanes, los miembros del FOMC mantuvieron prácticamente invariable la senda esperada de subidas para el tipo objetivo de los fondos federales (tipo de referencia) a corto, medio y largo plazo.
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Y lo hacían apoyados en previsiones de expansión robusta del ciclo (sin estímulos fiscales que puedan sumarse en el futuro) y una gradual deriva de la inflación hacia el objetivo oficial. La Fed dispondrá de casi todo el cuarto trimestre para evaluar la evolución de los datos de actividad y precios (y salarios), y creemos que, salvo sorpresa bajista o shock adverso, volverá a subir su tipo de referencia (en 25 pb) en el mes de diciembre. La reacción de las variables de mercado fue la lógica ante un tono algo más hawkish por parte de la Fed. La curva de tipos de interés repuntó de forma generalizada, sobre todo por la zona media, el dólar estadounidense (USD) abandonó los mínimos recientes y las bolsas se mantuvieron en máximos.
A vigilar durante este período, el potencial impacto que tendría sobre el mensaje de la Fed un estímulo fiscal (rebaja de impuestos) que hoy apenas se descuenta y del que durante las próximas semanas recibiremos probablemente novedades; y también, la forma que pueda tomar la alteración de la composición del propio FOMC (cinco gobernadores acaban su mandato en los próximos seis meses, entre ellos la gobernadora Yellen).
La reducción del balance a iniciarse en octubre se acelerará hasta alcanzar una velocidad de crucero de 150.000 millones de USD trimestrales a partir de finales de 2018 (90.000 millones para deuda pública y 60.000 millones para los MBS). El balance de la Fed se sitúa en los 4,4 billones de USD, de los que 2,46 billones corresponden a deuda del Tesoro, un 17,5% del saldo total de deuda negociable. Una caída de 1 punto porcentual en el porcentaje de tenencias de deuda del Tesoro por parte de la Fed supondría alrededor de 10 pb de subida en la prima por plazo en tramos largos (7-10 años).
Utilizando las proyecciones de la CBO (Congressional Budget Office) el porcentaje de tenencias de deuda del Tesoro en manos de la Fed pasaría a representar un 4,5% del total en 2022, y contribuiría a elevar la prima por plazo en vencimientos a 7-10 años en alrededor de 110 pb. Esto quiere decir que, ceteris paribus, el tipo de la deuda a diez años EEUU repuntaría hacia la zona del 3,5% -a razón de 25 pb básicos anuales-. Cualquier alteración al alza en las perspectivas de inflación a medio plazo o una reducción en los factores que alimentan la aversión al riesgo (geopolítica, política interna, etc) y deprimen la prima por plazo, alimentaría adicionalmente el movimiento al alza de los tipos a 10 años.
Por tanto, acento de cautela adicional para las posiciones en duración en deuda pública, indirectamente, por el riesgo base, en el crédito de menor calidad, y argumento para esperar una cierta reversión en la dinámica de depreciación del dólar estadounidense frente al euro.