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Siempre es mejor ir al frente a la hora de las inversiones

Hay mucha cobertura por parte de la prensa sobre los créditos hipotecarios ajustados por el nuevo índice UVA creado por el Banco Central el año pasado.

Estas “unidades” (UVA es la sigla de “Unidad de Valor Adquisitivo”) se actualizan mensualmente según al avance de los precios medidos por el INDEC para el área metropolitana. De esta forma se logra que las primeras cuotas estén bastante en línea con los precios de los alquileres, haciendo muy accesibles los créditos.

Parece bien, ¿no? Gracias a esta innovación, actualmente son miles de familias las que cada mes se acercan a los bancos a ver si pueden ser elegibles para estos préstamos y “dejar de alquilar”.

Porque según la mayoría de las personas, alquilar hoy es “tirar plata a la calle”.

Bueno, mi visión es totalmente contraria a esta corriente de pensamiento. Para mí es exactamente al revés: creo que estas personas están “tirando plata a la calle” si toman el crédito hipotecario.

Quedan en manos del banco para toda la vida, entre muchas otras cosas negativas que suceden cuando dejas la categoría de “inversor” y pasás a la categoría de “deudor”.

Analicemos el caso de una familia que tomó el primer crédito hipotecario UVA a 30 años, según reporta el diario La Nación:

“Ariel Elorriaga y su familia fueron los primeros en escriturar una propiedad con los préstamos a 30 años lanzados por la banca pública, que ajustan por Unidad de Valor Adquisitivo (UVA).
“La cuota inicial que deberán pagar es de $ 6.149, por un préstamo de $ 1.029.000, correspondiente al 75% del valor del inmueble. El 25% restante lo afrontaron con sus ahorros. Antes, en la casa que alquilaban, también en Burzaco, pagaban $ 5.000 por mes.
“‘Desde los 18 años empecé a ahorrar. Soy bien vasco en eso’, bromea Ariel. Al terminar el colegio, donde se graduó de técnico químico, consiguió trabajo en un laboratorio con el objetivo a largo plazo de tener su propio techo.
“Cuando Eliana lo conoció, sabía que tenía ese objetivo en la mira. ‘Es un viejo en un cuerpo de joven’, dice y se ríe. Ella es cuatro años menor que él, que tiene 30 años. ‘Yo le hacía chistes siempre, pero ahora con la casa ya no’, agrega a modo de broma.”El caso de Ariel es apasionante. Es una historia de esfuerzo, foco y constancia. Empezó a trabajar muy joven y, mejor que eso, comenzó a ahorrar siendo muy joven. Y gracias a eso pudo juntar un lindo ahorro.

Hasta acá Ariel hizo todo bien. Mucho mejor que muchísimas personas que sólo ahorran para comprar bienes de consumo.
Ariel ahorró para lograr un objetivo financiero superior.

Pero es aquí donde empiezan los problemas.

¿Por qué el único objetivo financiero de Ariel es comprarse una casa?

¿Por qué Ariel no se permitió soñar un poco más y perseguir la libertad financiera?

Su mujer Eliana decía en la nota que Ariel es “un viejo en cuerpo de joven”, y tiene razón. Pero no por el hecho de ahorrar. Sino por el hecho de pensar que comprar la casa propia es la única prioridad financiera que existe.

Eso es lo viejo en el pensamiento de Ariel.

Se trata de un pensamiento que tenía sentido en la era en la que nadie podía invertir. Pero hoy, en la era donde vos o yo podemos invertir en los mismos instrumentos que invierten Warren Buffett y los mayores inversores del mundo, esto ya no tiene sentido.

Lo que sí tiene sentido es cambiar el objetivo financiero para proyectar y perseguir la independencia financiera. Algo que no sólo es posible, sino que es necesario. Porque es la única estrategia que te va a ayudar a alcanzar todo lo que buscas en esta vida.

Y esto tiene dos explicaciones, una psicológica y otra económica.

Empecemos con la económica. Ariel puso alrededor de 350.000 pesos para comprar su casa. Esto es alrededor de US$ 25.000 si sumamos todos los gastos de comprar una casa. Ahora, supongamos que esos mismos US$ 25.000 Ariel los destina a una cartera de inversiones que le dé una rentabilidad del 8% anual.

Al termino de 30 años, cuando Ariel tenga 60 años, estaría acumulando un ahorro de US$ 232.00. Y acá no estoy contando los aportes adicionales que podría hacer Ariel al fondo de ahorro, aportes que pueden venir tanto de la diferencia entre la cuota del préstamo y el costo del alquilar (como vimos, la cuota era más cara), o de ahorros adicionales que pueda ir sumando Ariel durante su vida laboral.

Con este dinero Ariel está muy cerca de vivir sin trabajar cuando cumpla 60. Algo que muy pocos argentinos, “propietarios”, logran.

Pero la causa psicológica es más importante aún. Al tomar un préstamo hipotecario Ariel define su vida con una estrategia “defensiva”. Esto implica que va a estar siempre corriendo con la presión de pagar la cuota, que encima crece por inflación. Una cuota que si no se paga implica perder su casa, lo más preciado económicamente que tiene.

La estrategia pone el foco en la restricción, en defender lo único “asegurado” que tengo en la vida, “los ladrillos”, mi propiedad. El mundo externo es una amenaza y yo me protejo con mi castillo personal, mi casa, que me protege de todo.

Sin embargo, logro el objetivo y estoy cómodo, ya no busco más.

Estoy realizado, pero estoy paralizado.

En cambio, si construyo una cartera de inversiones, el enfoque es totalmente opuesto. Paso al ataque, me convierto en un inversor que toma decisiones, que arriesga, que está en la búsqueda permanente. Un inversor que toma el mundo como una oportunidad, no como una amenaza. Un inversor que se anima a pensar en grande, que no tiene miedo, que no se encierra, que no se detiene, que no se conforma.

Creeme que cuando se toma la vida de esta manera, las oportunidades llegan.

Y esta última dimensión, la psicológica, es mucho más importante que la primera dimensión económica. Es un cambio radical en tu vida. Un cambio que te permitirá aprovechar todo lo que esta vida tiene para darte.

Yo mismo soy en buena parte una prueba de ello.

Por eso, la mejor estrategia, hoy y siempre, es ser un inversor, es estar al ataque.

¡Te deseo una excelente semana de inversiones!

Federico Tessore
Director
Tessore Research