La reforma del mercado de capitales, que fue promocionada como un instrumento clave para el blanqueo de capitales, está cajoneada en la Cámara de Diputados porque el Gobierno no logra un consenso con Sergio Massa y Diego Bossio para llegar una mayoría.
Por si fuera poco, el tiempo le jugó una mala pasada: en el Frente para la Victoria-PJ esperan el debate con la lista de fondos de inversión cercanos a funcionarios que podrían derivar en nuevos casos de conflicto de intereses.
El proyecto lleva meses de debate interno. Fue enviado a fines de noviembre e incluido en el cronograma de sesiones extraordinarias, Luis Caputo y el titular de la Comisión Nacional de Valores Marcos Ayerra expusieron en una reunión de la Comisión de Presupuesto a los pocos días. Y jamás se trató formalmente.
Formaba parte de un paquete de leyes a negociar entre todos los bloques, pero con el traspié de la ley de Ganancias Marcos Peña ordenó enterrar el temario.
La urgencia, habían dicho Caputo y Ayerra, era porque la reforma del mercado de capitles promueve beneficios impositivos para crear fondos de inversión cerrados, instrumento que permite volcar los fondos frescos del blanqueo en el sistema productivo.
Los tiempos eran ajustados: como el blanqueo vence el 31 de marzo, la ley debía sancionarse en el verano para que tuviera sentido.
Pero ese objetivo ya quedó en el olvido, porque ni siquiera está convocada la Comisión de Presupuesto para tratarla en lo que queda del mes.
Caputo dejó caer esa chance por no ceder a los cambios propuestos por los diputados del Frente Renovador y el Bloque Justicialista, con quienes mantuvo decenas de reuniones.
Como cada iniciativa emblema del Gobierno, es un proyecto de ley "ómnibus", con varios capítulos diversos entre sí, una estrategia que por tan repetida ya no toma distraído a nadie.
Están los cambios al mercado de capitales, otra parte destinada a modificar los casos de "neteos" de quiebra, otra sobre incentivos a los fondos cerrados y la última con instrumentos para las pymes, un arma habitual para juntar a toda la oposición.
Como incentivo a los fondos de inversión, el Gobierno propone que no paguen impuestos a las Ganancias sino que lo hagan sus titulares de forma individual, para evitar lo que consideran una doble imposición.
El massismo redobla la apuesta: si se trata de eximir los fondos destinados a la economía real, debe hacerse gravando la renta financiera con impuestos a los contratos futuros y venta de acciones. Intentaron hacerlo en la reforma de Ganancias, pero Macri no quiso y menos quiere ahora.
Como explicó LPO, la CNV se desbordó en diciembre con el pedido de apertura de fondos de inversión, motivo de furia de los operadores financieros.
En el Congreso también le pusieron la mira: para evitar sospechas de convivencia, el massismo propuso también que sus directores sean nombrados con acuerdo del Senado, como los del Banco Central, una forma de crear contralor con la oposición de turno. Caputo no quiso y no pocos creen que tenía sus motivos.
El Frente Renovador sumó otro problema: su líder, Massa, no está contento con un nuevo ataque de Mauricio Macri, esta vez en su fallida visita al programa de Mirtha Legrand, donde volvió a decir que "es difícil creerle", justo cuando su diputado Marco Lavagna intercambiaba borradores con los funcionarios del Ministerio de Finanzas. Fue al menos inoportuno.
Los fondos del Gobierno
El problema de haber dejado pasar el verano es que 2017 está signado por los conflictos de intereses del Gobierno en casos como el Correo y Avianca. Y el mercado de capitales no sería la excepción.
Es que entre los más de 200 fondos de inversión inscriptos en noviembre hay varios ligados a funcionarios y figuras cercanas al Gobierno, que sonarán cuando el tema llegue al recinto.
Las firmas, a cuyas actas de constitución accedió LPO, cruzan en proyectos diversos al coordinador de Gabinete Mario Quintana, el ministro Caputo y su primo Niky, constructor y conocido amigo de Macri.
El Fondo Axis Rukan Pegasus los une a todos. Lo integra Axis Inversiones, la administradora que fuera del ministro de Finanzas; y el fondo de Pegasus, donde Quintana mandaba hasta llegar al Gabinete. Por lo menos.
Rukan Pegasus es un fondo inmobiliario que entre sus principales proyectos tiene Dosplaza Caballito, un desarrollo de US$ 25 millones a cargo de la constructora de Nicolas Caputo.
Quintana y Niky lo iniciaron cuando Macri era jefe de Gobierno, pero con la repatriación de capitales vieron la mejor opción para culminarlo.
Casualidad o no, el coordinador del Gabinete fue el artífice de la ley de blanqueo y el primo del constructor el promotor de la reforma del mercado de capitales, cuando todavía era segundo de Alfonso Prat Gay.
Axis también armó el fondo Axis Energía y Axis Renta en dólares, el primero destinado a energía y el segundo a inversiones financieras, e inactivo hasta diciembre, según una declaración impositiva a la que accedió LPO.
Las inversiones energéticas son una joya del mercado con tarifas en permanente alza, una política que el ministro de Finanzas conoce de cerca.
La creación de 3 fondos no es casual: la ley 27260 establece que blanqueando dinero en un fondo de inversión se evita las penalidades en otros instrumentos que propone la norma. Todo si no se saca del país el dinero al menos por 5 años, más que el resto del período presidencial de Macri.
La rentabilidad sería mayor si se sanciona la ley de mercado de capitales y los dueños de los fondos no pagan impuestos. Caputo y Quintana lo intentaron. Pero está difícil.
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