Ha
publicado en los últimos años varios libros de divulgación de las
matemáticas y ha conducido programas televisivos en la televisión
pública y en canal Encuentro relativos a temas científicos.
Uno
podría pensar que un doctor en matemáticas, habituado a manejar
pensamientos complejos, arduos y rigurosos, no tendría dificultades
en pensar con razonabilidad en cuestiones propias de ciencias más
"blandas", como las sociales. Y que sus opiniones políticas
deberían transitar por el sentido común.
Pero
no es así. El kirchnerismo dejó su huella también en esa mente
entrenada para la lógica formal. La frecuentación de Víctor Hugo
Morales habrá aportado lo suyo.
En
la apertura del primer programa del nuevo ciclo que conduce por la
Televisión Pública expresó:
"Yo
no quería trabajar para este gobierno, no quiero trabajar para la
administración de Macri".
Es
curioso que Paenza, que se tutea con los números irracionales, tenga
tantos problemas con la razonabilidad y confunda conceptos tan
elementales.
Porque
él no trabaja para el gobierno de Macri. Trabaja en un medio
público, que no es de Macri sino de todos los argentinos, y tiene la
más amplia libertad de decir lo que quiera, inclusive esa tontería.
Seguramente
antes él pensaba que trabajaba para Cristina Kirchner, no para todos
los argentinos. A confesión de parte...
Por
otro lado, nadie lo obliga a permanecer en un canal en el que se
halla a disgusto. Si sus prejuicios son tan fuertes -una notable
paradoja en un hombre de ciencia-, que no siga sufriendo esa
violencia moral. Puede irse cuando quiera.
Esos
mismos prejuicios lo llevaron a calificar de traidor al Ministro de
Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, por haber permanecido en ese
cargo luego de la asunción de Mauricio Macri. Y también a haber
protagonizado un diálogo desopilante en su programa con el
presidente del CONICET, Alejandro Ceccatto, quien del mismo modo
había ejercido un alto cargo en ese ministerio durante la gestión
kirchnerista.
Sostuvo
Ceccatto, ante la sorpresa de Paenza:
"Si
hablamos de una política de Estado, esto es lo más parecido que yo
conozco: la continuidad de un ministro [ Lino
Barañao ] y de personas de su equipo, como mi caso, en
puestos decisivos".
Y
agregó:
"Hemos
tenido hace un par de semanas un aumento presupuestario de 815
millones de pesos, no nos han recortado sino que se ha aumentado para
pegar compromisos previamente asumidos (...) "¿En qué
situación nos encontramos? Que teníamos compromisos asumidos con la
comunidad que no estaban en el presupuesto o no estaban contemplados.
Y efectivamente hemos tenido una respuesta favorable, con un 15 de
aumento de presupuesto del sector".
Cuando
Paenza le respondió que el 15% era insuficiente luego de la
devaluación, Ceccatto le aclaró:
"Nunca
después de una devaluación ha habido un reajuste presupuestario,
siempre ha tenido que palearse la situación progresivamente
reacomodando presupuestos. Esta es una devaluación muy grande pero
en la última devaluación del gobierno anterior tampoco hubo un
reajuste de las partidas presupuestarias".
Paenza,
ya bastante aturdido, intentó una última defensa: que, de todas
formas, antes estaban mejor. Pero Ceccatto no se la dejó pasar:
"Los
PIP (Proyectos de Investigación Plurianuales) tenían tres
convocatorias atrasadas sin pagar, estamos lentamente pagando ese
retraso, pagando la tercer convocatoria. Los subsidios que deberían
haber recibido los investigadores para realizar su trabajo estaban
impagos desde 2013".
Ante
tamaña contundencia, Paenza solo atinó a decir: "Me entero
ahora". Raro en un adalid de la comunidad científica. Que se
sorprendió, además, porque los científicos antes no reclamaban
pese a esa mora.
El
episodio resume bien la batería de prejuicios con que muchos
intelectuales se paran frente al gobierno de Cambiemos. Por suerte,
la luz finalmente se impone.