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Sí yo hiciera mi mundo, todo sería un disparate. Porque todo sería lo que no es. Y entonces al revés, lo que es, no sería y lo que no podría ser sí sería. ¿Entiendes?
Alicia en el País de las Maravillas
La calma parece haber vuelto al Dow Jones. El índice ha abandonado las pérdidas de principio de año. Esto es confuso, ¿no es así? Alguien aquí está equivocado. Podemos estarlo nosotros o la gran masa de inversores. En las próximas semanas, lo develaremos. (Aviso para los nuevos lectores: cualquier cosa podría ocurrir). Todo es un disparate Espere un momento… Nuestro viejo amigo Rob Marstrand, que escribe en OfWealth.com, explica por qué la gran masa de inversores tiene poco que ver con ello. Al parecer, las empresas no tienen nada mejor que hacer con su dinero que comprar sus propias acciones. Hay un pequeño secreto en el mercado de valores estadounidense. Las empresas americanas están pagando más dinero a los accionistas del que están ganando. Esto significa que no queda nada para invertir en el crecimiento del negocio. También significa que los niveles de deuda están subiendo, lo que aumenta el riesgo… Un análisis de Bloomberg revela que esas empresas van camino de gastar 590 millones de dólares en la recompra de acciones este año. Esto supone una recompra mayor a la que se produjo en 2007, justo antes del estallido de la crisis. En otras palabras, las empresas están gastando cantidades récord de dinero en efectivo en la recompra, precisamente en el momento equivocado (como ocurre ahora): cuando las acciones son excesivamente caras. Ocurre como en Alicia en el País de las Maravillas, todo es absurdo. Las acciones están subiendo. Eso debería significar que las cosas están mejor para los negocios, que éstos están listos para realizar un montón de nuevas inversiones que valen la pena- adquisición de nuevas máquinas, lanzamiento de nuevos productos, etc. Y si las cosas están mejorando para los negocios, también deben estar mejor para los empleados. Más trabajo. Sueldos más altos. Y ya que los precios de las acciones no están lejos de los máximos históricos –han empezado de nuevo el camino de vuelta a máximos hace cinco semanas- se puede decir que las cosas están mejorando en todos los aspectos, ¿no? ¡Ratas! Estamos todos locos El tiempo es el recurso humano fundamental. La manera de medir la riqueza de una sociedad es a través del sueldo por hora que reciben los empleados. En un informe de la página web conservadora Red Alert Politics, se dice lo siguiente: En comparación con la media nacional, los jóvenes que tienen entre 20 y 35 años son más pobres que la mayoría de la gente de su edad en el pasado. Los Millennials – como se conoce a esta generación de jóvenes- son los que peor están. En 1979, los estudiantes norteamericanos de 20 a 24 años tenían unos ingresos medios un 10,1% por debajo de la media nacional. Hoy en día, ese porcentaje es inferior a la media en un 31,5%. No es que vayamos a quejarnos en nombre de los jóvenes. Ellos están lloriqueando en las urnas. Los jóvenes electores están votando al candidato de mayor edad: el demócrata Bernie Sanders. Pero lo que nos entretiene a nosotros ahora es el sinsentido de todo el sistema. “Estamos todos locos aquí”, dice el gato de Cheshire en Alicia en el País de las Maravillas… quizá estaba anticipando las actuaciones de la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen. En realidad, todo el sistema no está solo loco. También es corrupto y falso. Un sistema falso Un sistema falso empieza con el dinero falso. Se supone que los dólares representan la riqueza. ¿Cómo se obtiene la riqueza? Trabajando, invirtiendo y ahorrando, ¿verdad? Pero después de 1971 –cuando el presidente Nixon puso fin al patrón oro-, la Reserva Federal creó dólares que no estaban respaldados en oro. Los dólares que nacieron a partir de aquel momento son pagarés del Tío Sam, nada más. Las Fed los registra en sus libros como pasivos. Después está el problema de los ahorros falsos. En una economía sana, usted gana dinero y ahorra parte de lo que ingresa. Esto puede prestarse mediante créditos y así se financian nuevos proyectos y se generan intereses. El ahorro- y el crédito- están limitados. Se basan en un excedente de la riqueza real. Pero en el sistema loco de hoy en día, los bancos centrales crean el crédito de la nada… usando solamente las teclas de un ordenador. No necesitan ahorros. Los ahorristas puede que se molesten. Gracias al régimen de tasas de interés ultra bajas de la Reserva Federal, en los últimos diez años, según estima Bloomberg, alrededor de 8 billones de dólares han sido confiscados a los ahorradores –dinero que debería haber generado intereses. Detrás de todo esto, está la falsa política fiscal del Gobierno. El Gobierno pide prestado dinero falso a los bancos a cambio de bonos del Tesoro. Bajo un programa de expansión cuantitativa (QE por sus siglas en inglés), después la Fed compra estos bonos de los bancos. El Tesoro paga entonces los intereses de estos bonos a la Fed… y la Fed le da este interés al Tesoro. Mareado, ¿eh? El dinero es gratis para la Reserva Federal. Piden prestado nada de la nada… y todo el mundo finge que es real. Todo es posible con una POLÍTICA MONETARIA FALSA. La Reserva Federal fija las tasas de interés en los niveles más bajos de la historia. Así que los prestatarios- en especial el prestatario más grande de la historia, el Gobierno de Estados Unidos- pueden obtener fondos a bajo costo. Esto se hace para fortalecer la economía, pero la economía se debilita bajo el peso de tanta deuda. Corrupto y fraudulento Todo esto provoca un MERCADO DE VALORES FALSO, en el que los presidentes de las compañías utilizan el dinero barato para saquear sus propios negocios. Las empresas se endeudan para comprar sus propias acciones. Esto aumenta las ganancias por acción de las acciones en circulación, aumentando su valor. Los accionistas consiguen que sus acciones suban de forma temporal, pero los negocios se ven debilitados por el aumento de la deuda. Y todo el sistema crea una RIQUEZA FALSA. Esto no es capitalismo. Es falso capitalismo. El dinero falso conduce a falsas inversiones- especulaciones a corto plazo... estafas... y búsqueda de rentas. Esto no construye riqueza real; esto extrae la riqueza real del resto de la economía y lo desplaza a los sectores bien conectados. Así es como funciona el mercado inmobiliario, por ejemplo. Los bancos obtienen el dinero falso y se lo prestan a los compradores de viviendas. Las entidades obtienen intereses del “dinero” que no les cuesta casi nada. Naturalmente, se presta más y más con el fin de maximizar sus ingresos. Esto conduce a un incremento en el precio de las viviendas… y, finalmente, se produce una quiebra, porque demasiadas personas poseen mucho dinero en casas que en realidad no pueden permitirse. Esto es lo que ocurrió en el año 2007. Los compradores de viviendas no podían hacer frente a los pagos de sus hipotecas. Los precios de las viviendas cayeron. Las familias perdieron sus hogares. Y entonces, incluso los bancos estaban en apuros. En ese momento, la Fed salió al rescate de las entidades. Hoy en día, casi cada contribuyente estadounidense paga a la industria del crédito –préstamos estudiantiles, hipotecas, créditos para coches, tarjetas de crédito-, transfiriendo más y más riqueza real de las personas a la élite privilegiada. Pero no solo Wall Street sale adelante con este sistema. El Estado Profundo, corrupto y fraudulento, también. ¿Espera que las cabezas locas lo protejan? ¿El gato Cheshire? |