Los precios del petróleo -el reino de Arabia Saudita obtiene del crudo 90% de sus ingresos- han seguido cayendo a sus más bajos niveles en 13 años, provocando en el mayor exportador mundial de crudo, un déficit presupuestario récord de US$98.000 millones en 2015. Arabia había tenido un déficit de 18.000 millones en 2014 y ha previsto un déficit de US$87.000 millones para este 2016.
Los 30 millones de sauditas han perdido la mitad de sus ingresos desde el inicio del declive de los precios petroleros, a mediados de 2014. Aunque tengan reservas en divisas por más de US$700.000 millones, el líder de la OPEP ha decidido subir hasta 80% los precios del combustible, del diesel, del gas natural, de la electricidad y del agua, acabando con generosas subvenciones estatales.
"Estamos a punto de acabar con el Estado de Bienestar", afirma el economista saudí Turky Fadak. "El objetivo de estas medidas es reestructurar la economía saudí para reducir su total dependencia ante el petróleo", opinan en la consultora Al Bilad Capital, de Riad.
Al acceder al trono tras la muerte de su hermanastro Abdalá, el rey Salmanhabía gastado más de US$30.000 millones en gratificaciones a los funcionarios, las fuerzas armadas, los estudiantes y otros colectivos. Y antes ocurrieron otras medidas similares decididas, por razones políticas, por su predecesor en 2011, en plena Primavera árabe.
Ahora, el gasto comprometido se suma a la baja de los ingresos petroleros, el alza descontrolada de los gastos corrientes, el coste de la guerra en Yemen y la ayuda a otros países árabes.
Según Ihsan Bu-Halaiga, del gabinete de consultores Joatha, "Lo importante es la voluntad de pasar de un sistema de asistencia social a una economía productiva".
Según él, las medidas tomadas por el gobierno forman parte de un plan quinquenal para liberalizar los precios de los combustibles y aumentar los ingresos no petroleros.
La agencia de calificación Fitch felicitó a Arabia Saudita por sus"significativas reformas" y sus "restricciones en los principales gastos en el 2do. semestre de 2015".
Estas reformas podrían mejorar la nota soberana de Arabia Saudita, opinó más tarde la calificadora Moody's.
Por si faltara algo, y ante la sorpresa general, el príncipe Mohamed lanzó la idea de una salida a bolsa del gigante petrolero saudí Aramco.
Según Bu-Halaiga, estas medidas tendrían como objetivo duplicar el volumen de los ingresos no petroleros a US$100.000 millones en los próximos 5 años.
Según Bu-Halaiga, estas medidas tendrían como objetivo duplicar el volumen de los ingresos no petroleros a US$100.000 millones en los próximos 5 años.
Estos ingresos ya han aumentado un 29%, hasta US$44.000 millones, en el presupuesto de 2015, mientras que la cuota de los ingresos petroleros en el total de los ingresos del Estado bajó a 73%, contra un promedio del 90% en la anterior década.
"La política populista de las décadas recientes hace que las reformas económicas sean difíciles. Ahora debemos apretarnos el cinturón, reducir los efectivos de funcionarios y hacer privatizaciones", resumió Bu-Halaiga.
"El 01/01 los ciudadanos del reino de Arabia Saudita se despertaron en un nuevo país", escribió el columnista del portal ruso Expert Online, Serguéi Manukov. El barril de crudo a US$ 30 es una realidad nueva y diferente.
De hecho, "en los últimos días del año pasado anunciaron el aumento de los precios del combustible, la electricidad y el agua", recuerda Manukov. Según analistas de la consultora Capital Economics, en 2016 el país puede ahorrar US$7.000 millones sólo con la reducción de subsidios.
Las autoridades saudíes, que son, en gran medida, responsables del colapso del precio de petróleo, estudian la posibilidad de vender parte de las acciones de las filiales de su petrolera nacional Saudi Armaco, la productora de crudo N°1 del mundo.
La iniciativa también deriva de la caída de los ingresos y que la venta de acciones de la petrolera nacional puede atraer fondos mediante la comercialización de los activos petroleros.
Entre las reformas económicas importantes figura la creación de un 2do. fondo soberano del reino para diversificar las inversiones y aumentar su rentabilidad. La creación de un nuevo fondo de inversión afectará a los gestores de activos, en su mayoría estadounidenses, porque Riad mantiene la mayor parte de su dinero en América.
Pocas cosas se hacen hoy en día en Riad sin el consentimiento del poderoso príncipe heredero del reino Mohammed ben Salman. El hijo del rey de Arabia Saudí es el impulsor de la mayor reforma económica de la historia reciente de la dinastía.
Los inversores podrían beneficiarse de una mayor apertura de la mayor economía de Oriente Medio, pero el vigor del joven príncipe podría ser desestabilizador.
La caída del 72% de los precios del petróleo en los últimos 2 años a niveles de alrededor de US$30 por barril ha puesto a las finanzas del reino bajo una fuerte presión.
El impacto de la caída de los ingresos por exportación quedó patente en diciembre pasado cuando se anunciaron recortes de gastos y medidas de recaudación de ingresos para cerrar un déficit presupuestario récord. Se recaudarán miles de millones de dólares a través privatizaciones, que incluso podrían incluir el activo más preciado del reino, Saudi Aramco.
Para ello, Mohammed ben Salman ha ordenado una auditoría nacional. Las empresas estatales y los departamentos gubernamentales están enviando data.
La riqueza de Arabia Saudita se ve reflejada de manera exorbitante en ciudades como Riad, donde gracias a la petrolera estatal Aramco las construcciones son cada vez más monumentales y lujosas.
Según explica Terry Macalister, columnista de 'The Guardian', la incertidumbre sobre las repercusiones que tendría esta venta se mantiene en el aire después de la cautelosa declaración difundida desde la sede de Aramco, en la provincia oriental de Dammam, en la que se confirma el plan inminente de sacar a la venta en bolsa una parte de las acciones de la gigante petrolera.
"También hubo preocupación porque la noticia de la trascendental decisión fue transmitida por primera vez en una entrevista concedida a medios de comunicación extranjeros por el poderoso segundo príncipe heredero, Mohammed bin Salman", explica Macalister.
En este sentido, el columnista se hace eco del estupor del profesor Fawziah al-Bakr, experto en educación, que se expresó en estos términos tras conocer la noticia: "Aramco es nuestra columna vertebral y de, repente, anuncian esto".
La historia de Aramco, según la propia empresa, se basa en el"descubrimiento y el desarrollo de las más grandes reservas de energía que el mundo jamás ha conocido y la rápida transformación de Arabia Saudita de un reino del desierto en un Estado-nación moderno". Su promesa siempre ha sido la de "maximizar el valor de las reservas de petróleo del país para el beneficio de los ciudadanos del reino", explica el analista de 'The Guardian', agregando que para los críticos sigue siendo una cuestión preocupante "cómo exactamente se cumplirá con esto si los inversores extranjeros pueden comprar acciones de la compañía".
La caída del 75% en los precios mundiales del crudo en los últimos 18 meses, hasta los US$30 por barril, ha causado daños financieros a las naciones productoras de todo el mundo. El origen de esta caída radice en el desplome de la demanda y un exceso de oferta que Arabia Saudita y otros miembros de la OPEP se han negado a abordar "en su determinación por sacar del negocio a sus rivales estadounidenses dedicados al 'fracking'".
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