https://mail.google.com/mail/u/0/?ui=2&ik=3ab76eea9c&view=att&th=1648a6d4d6c2fa40&attid=0.1&disp=safe&zw
BYMADATA - Cotizaciones en Tiempo Real | BYMA Bolsas y Mercados Argentinos

UN DISCURSO QUE INAUGURA EL CAMINO DEL PORVENIR


Por Jorge R. Enríquez
El discurso inaugural de Mauricio Macri ante la Asamblea Legislativa marca de manera contundente el inicio de una nueva era en la Argentina.
En primer lugar, la forma. La forma no es algo menor. En definitiva, el Estado de Derecho consiste en el cumplimiento de ciertas formas. El discurso fue leído. Es lo que corresponde. Macri podría hablar sin leer (lo hace habitualmente), pero quiso que su palabra en este acto solemne no fuera improvisada. No dijo lo que se le pasaba por la cabeza en el momento, sino lo que había preparado con esmero. Esa preparación hace que el discurso se centre en lo esencial, que no se disperse, que no contenga olvidos de los aspectos fundamentales, que esté bien estructurado.
Al leerlo, Macri respetó a los legisladores y a todos los ciudadanos. También los respetó al hablar durante un tiempo razonable, de solo 27 minutos. Son los dictadores o los caudillos populistas megalómanos los que hablan durante varias horas, porque se creen el centro del universo.
En cuanto al fondo, fue un ejemplo de moderación, de apertura, de generosidad, de esa cultura del encuentro que predica Francisco. No hubo enemigos. Mejor dicho, sí los hubo, pero no fueron argentinos que pensaran distinto, sino la pobreza, el narcotráfico y la corrupción, entre otros flagelos. Así, una de de las primeras promesas de este supuesto "neoliberal" fue de carácter decididamente social:
"Vamos a universalizar la protección social, para que ningún chico quede desprotegido. Vamos a trabajar para que todos puedan tener un techo con agua corriente y cloacas, y vamos a urbanizar las villas para transformar para siempre la vida de miles de familias".
Señaló también que va a encarar de frente el problema del narcotráfico y va a ser implacable con la corrupción.
Macri enfatizó además la necesidad de un nuevo tipo de liderazgo, el del líder de equipos. No es una abstracción lo que dice: ha demostrado el ejercicio de ese liderazgo moderno en sus ocho años como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Una de las afirmaciones más notables de su exposición fue su compromiso de decir la verdad siempre. Consideró que no hacerlo era ofender la inteligencia de sus compatriotas. 
Serenidad, respeto, futuro, encuentro, desarrollo, inclusión, verdad, honestidad, innovación: estos son algunos de los valores que se desprenden de un discurso histórico, que conmovió las fibras íntimas de la gran mayoría de los argentinos y que nos ofrece un camino compartido para superar el estancamiento y la división, y poder desplegar finalmente las enormes energías y talentos que malos gobiernos nos impidieron hacer fructificar en trabajo y calidad de vida para todos.