El intendente de Córdoba, el radical Ramón Mestre, asistió junto al gobernador peronista Juan Schiaretti a la asunción del presidente Mauricio Macri, reflejando el clima de concordia política que sucede al kirchnerismo.
Puntualmente en Córdoba, las buenas relaciones entre Mestre y Schiaretti quedaron de manifiesto con la firma de un acuerdo entre la Municipalidad y la Provincia para la ampliación de la planta de tratamientos cloacales Bajo Grande.
Ésa es una vieja carencia de la ciudad, y el peronista prometió durante su campaña que ayudaría a quien resulte intendente a llevar adelante la obra tan demorada como cara.
Para azucarar todavía más el escenario político cordobés, hasta los legisladores radicales recibieron con optimismo el discurso de asunción de Schiaretti.
Sin embargo, tanta dulzura encuentra su paréntesis. La relación entre el radicalismo y el macrismo cordobés parecen retroceder a los tiempos en que la UCR (o más exactamente el mestrismo) desconfiaba del PRO.
Los radicales parecen haber descubierto que el foco de Macri está puesto, naturalmente, en el inicio de su gestión nacional, y por ello avanzaron sobre las posiciones del PRO provincial sin temor a represalias.
El gabinete de Mestre
Las especulaciones mediterráneas sostenían que Mestre, si Macri lograba una victoria contundente, iba a tener que poblar su gabinete municipal de dirigentes del PRO. Sin embargo, comenzó su segunda gestión sin macristas entre sus secretarios.
El equipo del Palacio 6 de Julio es radical-radical. Mayor es la presencia de macristas en el Concejo Deliberante, como consecuencia directa de que el viceintendente es Felipe Lábaque, el amigo del presidente.
Además, Mestre consiguió una segunda reelección: seguirá presidiendo el Ente de Intendentes que nuclea a los caciques locales de la Unión Cívica Radical.
La alianza UCR-PRO no fue suficiente para unir a los macristas bajo el mismo paraguas institucional, ya que los intendentes del PRO y afines (incluso juecistas) formaron la Comunidad de Municipios de la Provincia de Córdoba.
El tercer campo de batalla es la Legislatura provincial, donde los radicales y los macristas no se ponen de acuerdo en cómo organizarse. En la UCR prefieren tres bloques (uno radical, otro macrista y el tercero del juecismo) para funcionar luego como interbloque. El PRO quiere un megabloque.
En medio de la discusión llegó la sesión preparatoria, en la que los radicales impulsaron por la principal fuerza de la oposición al mestrista Jorge Font como vicepresidente 1º de la Cámara.
Los macristas se enteraron en el recinto, por lo que el trío de legisladores del PRO votó en contra del candidato radical, quien sin embargo logró ser elegido para ese cargo.
El mestrismo no quiere a Luis Juez como aliado político, más cuando se reveló que trabaja para perjudicar a la gestión de la alianza UCR-PRO de la mano del SUOEM. El PRO, mientras tanto, no rompe con Juez.
Copyright La Politica Online SA