La Cámpora y otras agrupaciones Kirchneristas salieron con fuerza a la calle para impulsar la campaña del miedo contra Macri. Los militantes K recorren los barrios, tocan los timbres, se suben en el trasporte público, llegan a las plazas, en cualquier lugar en el que pueden hablar de los peligros a los que se enfrentaría la sociedad argentina si Cambiemos accede al gobierno.
Esta vez, el episodio quedó registrado en un video donde La Cámpora llevó su campaña del miedo al centro de Florencio Varela.
Lo insólito de la campaña reside en el grado de agresividad del discurso. Esta vez no solamente contra el candidato de Cambiemos, sino contra el ciudadano común que quiere ejercer su derecho democrático de votar a otro partido. De esta forma, las respuestas violentas se suman a las amenazas apocalípticas y sin sustento.
“Quiero hablarle a la clase media, que se ha convertido en clase media durante estos 12 años de gobierno, que ahora están enojados con Cristina, no entendemos por qué, porque antes eran pobres”, dice uno de los militantes en el video, acentuándo despectivamente la palabra “pobres”.
“Ahora se creen de otra clase, que no son de la clase trabajadora”, increpa el camporista en su representación. “Recuerden que en 2001 le sacaron todos sus ahorros, porque los ricos sacaron todo su dinero pero la clase media perdió todos sus ahorros. Le queremos recordar eso a todos”, continúa.
En el video se escucha a una mujer indignada que les responde “Qué vergüenza, cómo le van a decir a la gente que era pobre”, “hay que tener respeto”, pide, y luego tiene un breve cruce con uno de los militantes.
Durante el discurso, otros militantes caminaban en círculos disfrazados de fantasmas que llevaban carteles que decían: “trueque”, “ajuste” y “corralito”. También puede verse una bandera con el mensaje “Patria o Macri” rodeada por buitres, en alusión a los fondos de inversión que se encuentran en litigio con la Argentina.
En otros videos también se puede ver a jóvenes filokirchneristas de la agrupación “Descamisados” que suben a trenes y colectivos para repartir boletas y panfletos de Scioli. El tono discursivo no difiere del utilizado por sus “compañeros” camporistas.
Las imágenes muestra como se arman intensos cruces de palabras entre la gente que está viajando y con los militantes. Estos, lejos de tener un discurso carismático, no dudan en responder agresivamente, si es necesario.
Por supuesto que cada partido tiene el derecho de encarar una campaña política como mejor le parezca. Sin embargo, basar el discurso en los peligros de que otro partido gane elecciones resulta peligroso para la democracia, sobre todo si la militancia sobre esta base incluye agresividad para con los votantes. Parece que a los muchachos se les está acabando todo el amor que tenían para dar.
SEPRIN