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La industria reclama menos impuestos y más infraestructura

En la recta final para la llegada de un nuevo gobierno, los industriales promueven un cambio de rumbo que les permita volver a crecer. Con este objetivo, los economistas Dante Sica y Bernardo Kosacoff elaboraron, a pedido de las grandes empresas del sector, un trabajo en el que detallan los lineamientos para que las fábricas renazcan tras cuatro años de recesión. Corregir los desequilibrios cambiarios, impulsar una reforma fiscal, privilegiar la inversión productiva y promover a los sectores en los que el país tiene ventajas competitivas son algunas de las recetas que se plantean.
Según los datos de FIEL, la producción industrial viene en declive desde mediados de 2010, con un pequeño repunte en 2013 para volver a caer en 2014. En lo que va de 2015 hubo un leve repunte de 2% en el segundo trimestre. La producción automotriz es la más golpeada, en parte por la caída de las ventas en el mercado local, pero principalmente por el impacto de la crisis brasileña. Para la consultora Finsoport, la recuperación que muestran algunos indicadores es pasajera. “La profundización de la recesión en Brasil, sumada a un consumo local estancado, no permiten augurar una superación de los niveles de 2011 durante el resto de 2015, pronóstico que se ratifica al estudiar las trayectorias disímiles de los sectores con mayor peso, como automotor, metales básicos, minerales y alimentos”.
Bajo el título “Propuesta para el desarrollo industrial argentino”, en 90 páginas el trabajo hace un diagnóstico del sector. En la Argentina, la participación de la industria en el PBI es del 16,8%. Está muy lejos de China (32%), pero muy por encima de la de Brasil, que en diez años pasó del 17 al 10,9% (ver infografía). En bienes de consumo masivo, los asiáticos colonizan los mercados mundiales a fuerza de precios imbatibles, basados en el bajo costo de la mano de obra y en el dumping de importaciones. Aún así, las fábricas locales pueden dar pelea. En diálogo con iEco, Dante Sica destaca que “la industria argentina tiene mucho para desarrollar en sectores de mediana y alta tecnología. Para lograrlo se requieren inversiones y políticas de negociaciones comerciales muy agresivas”.
El trabajo de Sica y Kosacoff apunta a sentar las bases sobre las que debería generarse el desarrollo productivo. Las propuestas más destacadas son éstas: Es prioritario impulsar una reforma fiscal que contemple la eliminación de impuestos distorsivos y regresivos.
La entrada de capitales debe canalizarse hacia inversiones en acumulación de capital, progreso técnico y cambio estructural de la industria, evitando financiar solo el consumo.
A corto plazo es necesario corregir los desequilibrios que conducen a una volatilidad cambiaria.
Los sectores con ventajas comparativas son agroalimentos, energía y minería.
La promoción de mercados externos deberá privilegiar la inclusión de las cadenas regionales y globales de valor.
Implementar sistemas de ajuste por inflación para evitar la sobreestimación de ganancias.
Dar créditos en condiciones competitivas.
Reducción de retenciones a productos industriales y de economías regionales.
Implementar un programa de reducción de las distorsiones de precios relativos, principalmente de los subsidios energéticos. Establecer reglas para limitar el financiamiento del déficit con emisión.
Salida negociada con los holdouts.
Creación de un Ministerio de Desarrollo que incluya a la Secretaria de Comercio Exterior y promueva la inversión privada en áreas prioritarias para impulsar la competitividad.
Buscar consensos con los trabajadores organizados para evitar incrementos de salarios excesivos que pongan en riesgo la actividad y el empleo.
A los sectores en los que la industria es competitiva, Sica les suma nichos no tradicionales, como biofármacos, biotecnología, producción de software, tecnología médica. “En todos ellos tenemos un fuerte potencial”. Pero remarca que para alcanzar el desarrollo es fundamental mejorar la “competitividad sistémica”. Sica señala que “el país se ha consumido todos los stocks de infraestructura a nivel terrestre, energético, de telecomunicaciones, de vías hídricas y puertos, entre otros. La mejora de la infraestructura va a impactar en el costo a mediano plazo, en lo que se denomina competitividad sistémica”.
La pérdida de competitividad que generan los problemas de infraestructura es una de las quejas que más se repiten entre los industriales. “Traer un camión cargado de productos de Tierra del Fuego a Buenos Aires cuesta $100.000. Si el camión viene con centenares de celulares, ese costo puede repartirse entre los equipos sin que impacte demasiado en el precio final. Pero si trae apenas 20 heladeras, termina siendo un costo demasiado alto”, ejemplifica un ejecutivo de una empresa productora de línea blanca.
Para Sica es importante consolidar el Mercosur. “Hoy el bloque está estancado. Hay que ir hacia una agenda más agresiva con relación a las negociaciones con otros mercados”.
–El trabajo hace hincapié en la necesidad de una reforma fiscal que elimine impuestos distorsivos y retenciones. ¿Cómo se compensa en las arcas públicas esa caída de ingresos?
–La pérdida de ingresos públicos que supondría la reforma fiscal se puede compensar con una mejora en la estructura de costos y un aumento en la producción que permita recaudar más por esa vía. Además, la Argentina tiene que volver a abrirse a los mercados financieros. Que el Estado esté endeudándose al 10% genera una pérdida de competitividad, porque esto implica que las empresas se endeudan a 12%, mientras sus competidores en América Latina lo hacen al 4%. Hay una gran responsabilidad del sector público en volver a acceder a tasas razonables.
–¿El nuevo gobierno avanzará con estos cambios?
–Escuchando a los principales candidatos presidenciales uno pensaría que todos van a realizar correcciones a nivel macroeconómico. Sin embargo, la macro es condición necesaria pero no suficiente. A partir de ahí hay que ver cómo se fortalece la mirada sobre las políticas micro y allí las miradas de los candidatos son diferentes. El año que viene será incierto, con la economía estancada y algunas mejoras en el clima de negocios y de inversiones. Recién esperamos que haya alguna recuperación en la actividad durante el tercer y cuarto trimestre de 2016.