A corto plazo los inversores sólo tienen en mente dos factores: China y el futuro de la Fed. Ambos se han revisado en profundidad en la reunión del G20 de este fin de semana, y si miramos entre líneas lo que parece entreverse de la misma es que, sobre todo, hay mucha presión sobre la Fed para que no mueva tipos la próxima semana (sobre todo desde los países emergentes).
También ha sido patente el intento de China de convencer a los inversores de que el cambio en su modelo de crecimiento es definitivo, que será positivo a medio plazo, y que no quiere entrar en una guerra de divisas. Sobre la evolución de sus bolsas, el gobernador del banco central de China aseguraba que “el tipo de cambio del yuan debería dar estabilidad, la bolsa debería haber realizado ya todo su ajuste y espera que los mercados financieros evolucionen a partir de ahora de manera estable”. Además de ofrecer buenas esperanzas, la declaración se interpreta como una promesa de tomar nuevas medidas en caso de que dicha estabilización no se produzca.
Los analistas de Deutsche Bank siguen siendo optimistas. Pese a la rebaja de la tasa de paro del pasado viernes, no hay presiones inflacionistas que justifiquen una subida de tipos en EEUU en este momento (el precio del crudo sigue cayendo), y los efectos sobre la confianza de los inversores a nivel mundial de dicha subida serían muy negativos. Además no hay que olvidar que China supone el destino del 21% de las exportaciones de EEUU, y una subida de tipos más pronto que tarde podría impulsar aun más al dólar, penalizando a las empresas del sector.
Los analistas de Deutsche Bank siguen siendo optimistas. Pese a la rebaja de la tasa de paro del pasado viernes, no hay presiones inflacionistas que justifiquen una subida de tipos en EEUU en este momento (el precio del crudo sigue cayendo), y los efectos sobre la confianza de los inversores a nivel mundial de dicha subida serían muy negativos. Además no hay que olvidar que China supone el destino del 21% de las exportaciones de EEUU, y una subida de tipos más pronto que tarde podría impulsar aun más al dólar, penalizando a las empresas del sector.