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La guerra de Techint con sus socios japoneses, detrás del escándalo por Petrobras

El escándalo en Brasil por las coimas de grandes empresas a directivos de Petrobras golpea de lleno a Techint. La siderúrgica argentina es una de las firmas que figura en la declaración de un ejecutivo arrepentido, que denunció un aceitado esquema de corrupción para la adjudicación de millonarios contratos con la petrolera.
Según el arrepentido Augusto Ribeiro de Mendonça Neto, ejecutivo del grupo Toyo Setal, grandes empresas formaron una especie de "club" con reglas definidas para quedarse con los contratos y repartirse las licitaciones, siempre a cambio de sobornos. Andrade Gutierrez, Camargo Correa, Mendes Júnior, Odebrecht, Techint, UTC, Setal-SOG, Engevix, Galvão Engenharia, GDK, Iesa, OAS, Queiroz Galvão y Skanska son las firmas comprometidas, según Folha de S.Paulo.
Hasta ahora, la siderúrgica argentina sólo dio una escueta explicación en un comunicado queenvió a La Nación. "Techint Ingeniería y Construcción informa que respeta integralmente la legislación brasileña en todos sus aspectos y confirma que no hubo ninguna irregularidad en las contrataciones de los proyectos de los cuales participó y/o ejecuta para Petrobras. Techint I&C posee una participación limitada en el mercado brasileño de la ingeniería y la construcción, y ocupa hoy el lugar 21º en el ranking de las 25 principales constructoras de Brasil", señaló.
La empresa sospecha que detrás de su aparición como integrante del "club de las constructoras" hay una maniobra de su problemático socio japonés Nippon Steel & Sumitomo Metal Corp, con quien comparte la propiedad de Usiminas, la mayor siderúrgica de Brasil y la mayor fabricante de laminados planos de América Latina.
Techint y Nippon Steel están en guerra desde 2011, cuando el grupo ítalo-argentino compró el 27% de Usiminas. Desde ese momento, los dos socios se enfrentan por el control de la siderúrgica brasileña. La pelea entró en un punto crítico en septiembre, cuando los japoneses hicieron una suerte de “golpe de estado” y despidieron al presidente ejecutivo de Usiminas, el argentino Julián Eguren, y a dos de los principales directores ejecutivos, todos designados por Techint. Los acusó de haber cobrado bonos especiales sin la aprobación del consejo.
Nippon Steel, que reclamaba alternancia, se quedó entonces con el control total de la empresa y Techint accionó judicialmente. Como consideró roto el frágil acuerdo que tenían desde 2012, el grupo argentino compró en octubre un 10% más de acciones (que estaba en manos de un fondo de previsión local). Techint aún no puede utilizar los derechos políticos vinculados a esas acciones, debido a que la Justicia debe definir si el acuerdo estaba roto.
Esta semana, Nippon Steel pidió al regulador del mercado brasileño que investigue las medidas de Techint para reponer a tres ejecutivos despedidos y argumentó que esos movimientos no "favorecen los intereses" de la empresa. De todos modos, aclaró que busca negociar el fin de la disputa para proteger a Usiminas.
Por su parte, Techint calificó como “violenta y desproporcionada” las acciones de su socia y anunció que mantendrá la estrategia legal y corporativa para proteger a Usiminas de "los efectos nocivos de la conducta ilegal e irresponsable de Nippon y sus representantes". Sin embargo, hasta ahora la Justicia brasileña le ha sido esquiva al grupo ítalo-argentino, con dos decisiones a favor de los japoneses.
En este contexto de guerra entre accionistas es que surge el nombre de Techint como parte del fenomenal entramado de corrupción que afecta a los más grandes empresarios de Brasil. Un dato clave es que este "club" de empresarios actuó en los años previos al ingreso del grupo ítalo-argentino en Usiminas, antes de asociarse con Nippon Steel.