Sin duda alguna, CFK se siente acorralada por la rebelión de la Justicia Federal, que puede llevarla, en un plazo no muy lejano, al procesamiento por enriquecimiento ilícito. Su discurso del sábado en la Casa Rosada sonó a declaración de guerra, lo mismo que el anuncio de que, a partir de ahora, la cadena nacional será usada a destajo como instrumento electoral. El hecho de que el director de contrainteligencia de la SI, Antonio Jaime Stiusso, violara la ley S (ley secreta del organismo) dándole un reportaje a Noticias, habría sido una magnífica excusa para precipitar cambios en la cúpula del gobierno. Stiusso gozaría de inmunidad política, es decir que no se lo sancionaría, debido a la acumulación de escuchas telefónicas de la cúpula del kirchnerismo que atesora en sus archivos. Su confrontación con la SIDE paralela montada por el Jefe del Estado Mayor del Ejército, Teniente General César Milani, le hizo perder poder en los últimos tiempos. Es distinto el caso de su jefe, el Subsecretario de Interior de la SI, Francisco Larcher, investigado judicialmente por enriquecimiento ilícito. En la Casa Rosada se sospecha que Larcher ha iniciado un profundo acercamiento a Sergio Massa sin autorización superior, lo que se sumaría a sus vínculos con dirigentes del PRO. La renuncia de aquél y de su jefe Héctor Icazuriaga para que asuma el actual Secretario General de la Presidencia Carlos Parrilli, huele a que la presidente permitirá que Milani siga avanzando en el control de áreas claves de la SI. Cristina recela del organismo desde que éste no le anticipó que Massa se lanzaría a confrontar con el Frente para la Victoria en el 2013. Pero hay desconfianzas mucho más antiguas. En el 2002/2003 Cristina le insistía permanentemente a su marido que la entonces SIDE, a cargo de Miguel Ángel Toma, hacía un doble juego apoyando la candidatura de Néstor Kirchner formalmente pero también tejiendo en la sombras con Carlos Menem. En la larga tradición del organismo siempre estuvo incluido el intentar quedar bien con los presidenciables que podrían llegar al poder, aun al costo de ocultarle algunas cosas al presidente saliente.
Un retorno complicado
El retorno de Aníbal Fernández a la Casa Rosada a un despacho situado a 15 metros de las oficinas presidenciales se puede vincular con varios hechos. El primero es el eclipse de Jorge Capitanich, cuya influencia sobre los gobernadores y la dirigencia del PJ disminuyó rápidamente en los últimos meses, a medida que caía en las encuestas. Como Fernández es un político multipropósito, es válido plantearse varios interrogantes. El primero es si va a integrar la mesa chica electoral junto a Carlos Zannini -con el cual no se lleva bien-, Andrés Larroque, Eduardo “Wado” de Pedro, Máximo Kirchner y Juan Carlos Mazzón. Por lo pronto, su salida del Senado consolida el rol protagónico del Presidente Provisional del cuerpo, el radical K santiagueño Gerardo Zamora, que se prepara para gobernar el cuerpo, ya que se prevé que Amado Boudou permanezca de licencia casi permanente durante el año electoral.
El otro dato fundamental para dimensionar el futuro rol de Aníbal F. es que es un dirigente bonaerense, o sea que inevitablemente se convertirá en un interlocutor interesado de Daniel Scioli, Florencio Randazzo y Julián Domínguez. Días atrás, el nuevo Secretario General de la Presidencia calificó de absurda la supuesta candidatura de CFK al Parlasur. Aparentemente, él apunta a la candidatura de Cristina para gobernadora y su obsesión sería que el kirchnerismo conserve el gobierno bonaerense, gane o pierda -con más razón en este caso- el gobierno nacional.
Si bien sus relaciones con Scioli no son fáciles, el que sale perdiendo con el retorno de Aníbal es Florencio Randazzo. Siendo Fernández Jefe de Gabinete y Randazzo Ministro del Interior, aquél solía referirse a éste como “el mucamo del piso de abajo”. El caso es que, si se concretara el pase de Martín Insaurralde al Frente Renovador, el Frente para la Victoria entraría en emergencia, ya que no cuenta con un candidato a gobernador que mida en forma similar al intendente de Lomas. Los aspirantes del oficialismo, como Randazzo y el intendente de La Matanza Fernando Espinoza, dependerían del arrastre de votos de la candidatura presidencial de Scioli, si es que ésta se concreta. La llegada de Aníbal F. a la mesa del armado bonaerense parece tener entonces mucho que ver con la emergencia K en el distrito donde se decide la suerte de la elección. Todo justo en el momento en que las relaciones entre la presidente y el gobernador volvieron a enfriarse. Justamente, Aníbal F. es uno de los que se ocuparon de volver a sembrar dudas sobre la lealtad de este último.