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Ariel Lijo, el hombre clave en la guerra de Cristina con los jueces federales

La Justicia Federal, donde radican la mayor cantidad de causas por supuestos hechos de corrupción, ha reflejado desde siempre el termómetro del poder. Es en ese territorio donde sobre el final del ciclo kirchnerista se está librando una de las batallas central del poder.
Los magistrados Claudio Bonadio, Sergio Torres, Marcelo Martínez Di Giorgi, Sebastián Ramos, Luis Rodríguez, Romilda Servini de Cubría, Ariel Lijo y Julián Ercolini se han unido para limitar los intentos del oficialismo de controlar la justicia a través del nuevo Código Procesal Penal.
Este complejo normativo, que delega las facultades investigativas en los fiscales, desató la furia de los magistrados que ven con claridad el intento por licuar su poder.
Es por esto que abandonaron su habitual prudencia política y ahora se organizan para resistir. De hecho, en una movida inédita, llegaron a conformaron un grupo de estudio que elaboró un informe donde punto por punto se detallas las críticas al nuevo Código, que según su visión incursionaría en “graves irregularidades” en relación a los parámetros constitucionales.
Como si se tratara de en una campaña electoral, en los tribunales de Comodoro Py incluso se reparten textos de alto contenido político, movida que contaría con el visto bueno de Claudio Bonadio, el más intrépido entre los suyos.
Enfrascados en la battala, los jueces minimizan el control de La Cámpora en el Consejo de la Magistratura, facultado para remover y sancionar magistrados. Para la remoción de un funcionario, se necesita el voto de los dos tercios de los consejeros, y hasta ahora el Gobierno cuenta con siete de los nueve necesarios. Como explicó en su momento LPO, la sanción económica a Bonadío reveló precisamente eso, al kirchnerismo le faltan dos votos claves para poder destituir a alguno de los jueces federales que lo tienen contra las cuerdas.
Servini y Lijo
Si bien Bonadio cuenta con más de sesenta denuncias por “mal desempeño”, la más perjudicada en esa disputa podría ser Servini de Cubría, cuyo hijo Juan Carlos es el secretario de la Comisión de Administración y Financiera del Consejo de la Magistratura, que maneja el presupuesto de la justicia nacional.
No sería extraño que si escala aún más la pelea, el kirchnerismo intente desplazarlo de ese resorte clave del Poder Judicial.
Bonadío hoy aparece como el líder en esta guerra política, al haberse animado a allanar a la administradora de los hoteles de Cristina Kirchner; pero el verdadero cerebro que está coordinando a esta logia judicial es Ariel Lijo.
Se trata de un juez de aspecto bonachón, conocido como “el gordo”. Sin embargo, su bonhomía no debería llamar a confusiones: Es capaz de navegar con destreza las aguas grises y negras de la política. Mientras su hermano Alfredo “Fredy” Lijo intenta acercar soluciones judiciales a Julio de Vido y otros importantes dirigentes del oficialismo, el juez es fuente de consulta ante varias de las ofensivas de sus pares.
Lijo, quien procesó al vicepresidente Amado Boudou en la causa Ciccone, mantiene además línea directa con otro peso pesado del poder: El titular de la AFIP, Ricardo Echegaray.
Es este doble o triple juego, el que lleva a Lijo a mantener un liderazgo “encubierto y moderado”, como describen su accionar quienes conocen los pliegues de Comodoro Py.
Echegaray es otro experto en el juego al filo, como demostró en los mensajes envenenadosque cíclicamente envía a la propia Cristina, cuando la presión de Axel Kicillof y La Cámpora para desplazarlo del cargo se vuelve intolerable.
Lijo oficia de bisagra entre jueces como Daniel Rafecas, Rodolfo Canicoba Corral, Norberto Oyarbide y Sebastián Casanello, contacto con La Cámpora y la procuradora general Alejandra Gils Carbó.
Se suma a estas peleas con el poder, típicas de todo fin de ciclo, las ambiciones personales de cada magistrado. Bonadío que mantendría una relación fluída con Sergio Massa es mencionado para dirigir la SIDE en un enventual gobierno a cargo del ex jefe de Gabinete.
Mismo destino que, como reveló LPO en exclusiva, imagina para sí Canicoba Corral si es Daniel Scioli el que llega a la Casa Rosada.
Juegos políticos que incluyen al presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, que mantiene línea directa con el radicalismo a través del presidente de la UCR, el senador Ernesto Sanz y con el massismo a través del diputado nacional santafesino Oscar “Cachi” Martínez.