La semana pasada, el veterano empresario de Italia Leonardo Del Vecchio
le arrebató las riendas del poder a Andrea Guerra, el joven CEO que
conducía su compañía de anteojos Luxottica, firma que este hombre de 79
años había fundado medio siglo antes.
Ayer, Sergio Marchionne, CEO de la automotriz ahora llamada Fiat Chrysler Automobiles, hizo la maniobra inversa. El presidente de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo renunciará el mes próximo, y será reemplazado por el mismo Marchionne.
Fiat es dueño de 90% de Ferrari, que pese a que el año pasado obtuvo ingresos, ganancias y flujo de caja récord, no gana el campeonato de Fórmula Uno desde 2008.
Aún así, la posibilidad de desechar a Montezemolo habría sido impensable hace unos pocos años. Al igual que Del Vecchio de Luxottica, él pertenece a la realeza corporativa de Italia. Aristócrata de una antigua familia de la región de Piamonte, el hombre de 67 años era considerado la mano derecha de Gianni Agnelli y de su hermano Umberto, la familia detrás de Fiat.
Marchionne es presidente del directorio de Ferrari desde 1991, un cargo en el que hace poco fue reconfirmado por otros tres años, después de presidir a Fiat antes de cederle el puesto a John Elkann, otro vástago Agnelli. En 2009, fundó el think tank Italia Futura y hasta se decía que tenía en mente lanzarse como candidato a algún cargo político.
Al igual que la mayoría de los miembros de la gerontocracia empresaria de Italia, está metido en varias empresas. Es vicepresidente de UniCredit, el banco más grande de Italia por activos, y presidió la Confederación General de la Industria Italiana entre 2004 y 2008. Se rumorea que, ahora eyectado de Ferrari, Montezemolo podría convertirse en presidente del directorio de Alitalia, la aerolínea italiana de bandera, donde Etihad Airways, una línea aérea de Emiratos Arabes Unidos, planea adquirir 49% del capital.
El despido de Montezemolo podría acelerar el debut bursátil de Ferrari. También reflejaría la mayor emancipación de Marchionne del control de la vieja Italia y su manera de hacer negocios.
Si bien con 79 años Del Vecchio todavía puede volver a dirigir Luxottica, principalmente porque es dueño de dos terceras partes de las acciones, Marchionne se hizo de más poder por haber superado la crisis en la industria automotriz en EE.UU. y Europa y elevado la rentabilidad del grupo.
Además, usó la alianza de Fiat con Chrysler para fusionarse con un holding holandés y cotizar en Estados Unidos, una iniciativa que provocó gran enojo en Italia pero que le brindó a la compañía acceso a diferentes fuentes de capital.
Es cierto que la fusión protege la participación que tiene la familia Agnelli en Fiat. Pero es una señal clara de que Marchionne se autogeneró un considerable margen de maniobra. Una salida a bolsa de Ferrari ayudaría a reducir la deuda de Fiat y podría bajar su costo del capital porque mejoraría la calificación crediticia de la compañía. Dicho eso, podrían ser exageradas las esperanzas de Marchionne de disfrutar una bonanza de liquidez tras un debut en la bolsa. En 2011, rechazó informes que valuaban a Ferrari en 5.000 millones de euros, porque opinaba que valía el doble de eso. Ferrari registró una ganancia neta de 246 millones de euros el año pasado sobre ventas por 2.300 millones de euros.
Dado que las acciones del sector automotriz cotizan a una relación precio/ganancia de 10 veces, cualquier esperanza de conseguir ese tipo de valuación es extremadamente optimista, si importar que tan libre se sienta Marchionne.
por SARAH GORDON
Ayer, Sergio Marchionne, CEO de la automotriz ahora llamada Fiat Chrysler Automobiles, hizo la maniobra inversa. El presidente de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo renunciará el mes próximo, y será reemplazado por el mismo Marchionne.
Fiat es dueño de 90% de Ferrari, que pese a que el año pasado obtuvo ingresos, ganancias y flujo de caja récord, no gana el campeonato de Fórmula Uno desde 2008.
Aún así, la posibilidad de desechar a Montezemolo habría sido impensable hace unos pocos años. Al igual que Del Vecchio de Luxottica, él pertenece a la realeza corporativa de Italia. Aristócrata de una antigua familia de la región de Piamonte, el hombre de 67 años era considerado la mano derecha de Gianni Agnelli y de su hermano Umberto, la familia detrás de Fiat.
Marchionne es presidente del directorio de Ferrari desde 1991, un cargo en el que hace poco fue reconfirmado por otros tres años, después de presidir a Fiat antes de cederle el puesto a John Elkann, otro vástago Agnelli. En 2009, fundó el think tank Italia Futura y hasta se decía que tenía en mente lanzarse como candidato a algún cargo político.
Al igual que la mayoría de los miembros de la gerontocracia empresaria de Italia, está metido en varias empresas. Es vicepresidente de UniCredit, el banco más grande de Italia por activos, y presidió la Confederación General de la Industria Italiana entre 2004 y 2008. Se rumorea que, ahora eyectado de Ferrari, Montezemolo podría convertirse en presidente del directorio de Alitalia, la aerolínea italiana de bandera, donde Etihad Airways, una línea aérea de Emiratos Arabes Unidos, planea adquirir 49% del capital.
El despido de Montezemolo podría acelerar el debut bursátil de Ferrari. También reflejaría la mayor emancipación de Marchionne del control de la vieja Italia y su manera de hacer negocios.
Si bien con 79 años Del Vecchio todavía puede volver a dirigir Luxottica, principalmente porque es dueño de dos terceras partes de las acciones, Marchionne se hizo de más poder por haber superado la crisis en la industria automotriz en EE.UU. y Europa y elevado la rentabilidad del grupo.
Además, usó la alianza de Fiat con Chrysler para fusionarse con un holding holandés y cotizar en Estados Unidos, una iniciativa que provocó gran enojo en Italia pero que le brindó a la compañía acceso a diferentes fuentes de capital.
Es cierto que la fusión protege la participación que tiene la familia Agnelli en Fiat. Pero es una señal clara de que Marchionne se autogeneró un considerable margen de maniobra. Una salida a bolsa de Ferrari ayudaría a reducir la deuda de Fiat y podría bajar su costo del capital porque mejoraría la calificación crediticia de la compañía. Dicho eso, podrían ser exageradas las esperanzas de Marchionne de disfrutar una bonanza de liquidez tras un debut en la bolsa. En 2011, rechazó informes que valuaban a Ferrari en 5.000 millones de euros, porque opinaba que valía el doble de eso. Ferrari registró una ganancia neta de 246 millones de euros el año pasado sobre ventas por 2.300 millones de euros.
Dado que las acciones del sector automotriz cotizan a una relación precio/ganancia de 10 veces, cualquier esperanza de conseguir ese tipo de valuación es extremadamente optimista, si importar que tan libre se sienta Marchionne.
por SARAH GORDON