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El ESCENARIO TAN TEMIDO Por Jorge R. Enríquez

Nuevamente hemos entrado en default. Por más que se lo llame acotado, light, original, es otro default. Situación absurda luego del decenio en el cual La Argentina tuvo el contexto económico internacional más favorable de su historia.
Pero fue, como dijo el presidente de la Rural, Luis Etchebehere en el discurso de apertura de la reciente exposición agrícola ganadera, la década depredada en recursos, en reservas monetarias y, muy especialmente, en valores.
La década que el kirchnerismo se ufana en proclamar, pomposamente, “ganada” fue depredada por un perverso juego de pinzas de la corrupción y el populismo. Nunca tan cuantiosos recursos se emplearon tan mal.
En cualquier caso, por más que no se trate de un default como el de fines de 2001, esta situación llega en un momento de severos problemas económicos, que no harán más que profundizarlos.
Entre las opciones posibles, se eligió la peor: malvinizar el tema de los holdouts, jugar la carta populista nacionalista, imaginar conjuras de oscuros poderes y demonizar al juez Griessa.
Muchos de los que hoy por desconocimiento aplauden este patrioterismo barato serán los primeros en reaccionar duramente cuando sientan sus efectos prácticos en términos de pérdida de empleos, recesión, inflación y peor calidad de vida.
Impericia en la negociación y estudios de abogados que, con una ineptitud formidable, hicieron que La Argentina viera frustradas sus pretensiones en todas las instancias judiciales, nos han llevado a esta situación inédita.
Zamarrearon y denostaron hasta el hartazgo al juez Thomas Griessa. Confundieron firmeza en la negociación con vilipendio. Ignoran que lo aconsejable siempre es ser suave en el trato, pero firme en el propósito, lo que los romanos con su laconismo habitual expresaban “suaviter in modo, fortiter in re”.
Por cierto que nadie defiende a los holdouts que con una especulación sin medida, buscan multiplicar su dinero mediante productos financieros que dañan al conjunto de la sociedad, lo que conlleva a la necesidad de dictar leyes internacionales que limiten su rentabilidad y privilegien la producción.
Pero mientras esas normas no existan, los fallos como el del juez Griessa van a seguir dictándose, porque esa es la normativa vigente, aunque el ministro Kiciloff patalee y califique, en un lenguaje infantil, las explicaciones del magistrado de “estrambóticas” y de “pavadas atómicas” (sic) y el Jefe de Gabinete hable, desde su ignorancia, de recurrir ante el Tribunal de La Haya y acuse de “mala praxis” a la justicia y al gobierno estadounidense. El manual kirchnerista funcionando a pleno: la culpa siempre es de los otros.
Y así, al amparo de la tosudez de la Presidenta y la ineptitud de su Ministro de Economía, el default volvió a estas tierras. Llegamos a esta situación, porque nuevamente el kirchnerismo termina devorado por la épica del relato que construye. Aferrado a esquemas que entienden al mundo como si estuviéramos en la Guerra Fría y que, con una mirada setentista, nos hablan de combatir a Occidente, ha quedado atrapado en la claustrofobia de un país que vive el pasado como un eterno presente.
En este grave contexto, el vicepresidente, procesado y en medio del escarnio publico que concita, parece ignorar lo que sucede. El mismo que no puede presidir el Senado, por oposición de su propia bancada, se muestra festivo en un recital de rock de su banda amiga. Hasta el sentido del ridículo ha perdido el hombre que quiso ser el dueño de nuestra moneda. O tempora o mores! (Oh, tiempos, oh costumbres), como dijo Ciceron en la primera Catilinaria.

Dr. Jorge R. Enríquez
twitter: @enriquezjorge