Así de simple definió Elisa Carrió, entre íntimos, su opción preferencial por la candidatura presidencial del jefe de gobierno porteño para octubre del 2015. En cambio, los radicales cordobeses como Oscar Aguad, Ramón Mestre, Mario Negri y el mendocino Ernesto Sanz se resignan a ese apoyo porque Macri tiene mayor intención de voto que cualquier candidato de FAUNEN y entonces se encamina a ser el candidato de un sector importante de la Unión Cívica Radical y de la Coalición Cívica. En los últimos meses, el crecimiento del Jefe de Gobierno es bastante constante, hasta llegar a más de 17% a nivel nacional, a 8 puntos de Sergio Massa y muy cerca de Daniel Scioli, quien sufre las consecuencias de su jefe de campaña, que no es otro que Cristina, que hace lo imposible para perjudicar al Frente para la Victoria.
Hace unos meses, Elisa Carrió decía en privado que era clave que el PRO participara de las PASO del FAUNEN con el fin de “robarle” los votos que Macri le había quitado al radicalismo en varios distritos pero especialmente en la Capital Federal. Más específicamente en la zona centro de la ciudad, en la línea de Rivadavia, Once, Almagro, Caballito, Flores, Floresta y Liniers, la zona de mayor concentración de votantes en este distrito. Pero esta estrategia al poco tiempo sólo sirvió para que Macri aumentara todos los meses su caudal de votos, por una simple razón: Carrió y los radicales que siguen a Sanz, incluyendo a los cordobeses, hicieron que el dirigente capitalino se quedara con la mayor parte de los votos del antiperonismo. En el fondo es lo que busca el porteño cuando dice que hay que terminar con los dirigentes que hace 30 años viven del Estado, definición en la cual obviamente incluye a peronistas, radicales y socialistas, es decir, a los que se preocupan por la mejora de la vida de los dirigentes y no por la gente, que cada vez está peor.
La triple alianza
Pero el caso es que Macri se hace el distraído acerca de que su familia hace casi 50 años que vive del Estado, pero del lado del mostrador empresario. Esto no sería importante para una luchadora honesta y cabal como Carrió, que estaría convencida de que derrotando al peronismo se solucionarían los problemas de la Argentina. En 1983 y 1999 ya fue derrotado el peronismo sin que la calidad democrática y económica de la gente mejorara por eso. El caso es que ahora la diputada utiliza un fenómeno que se impuso en nuestro país, el flagelo del narcotráfico, al que une indisolublemente a todo el peronismo, ya sea cristinista, delasotista, sciolista o massista, con lo cual le da aire a Macri. Esto, aunque diga que lo denunciará por corrupto cuando sea electo como presidente. De ahí que cada vez se hable más de una fórmula Macri-Sanz que entre al ballotage y derrote en segunda vuelta probablemente a Sergio Massa, quien no se presenta como peronista puro sino como jefe de una alianza de peronistas, radicales y vecinalistas. Sin embargo, su ex pertenencia al gobierno como jefe de gabinete le juega en contra y es innegable que la prédica constante en Facebook y Twitter de una clase media muy activa, que dice con alguna razón que todos los males vienen del peronismo, cala hondo en mucha gente. Sin hablar de que los doce años del matrimonio Kirchner pesan mucho en la desilusión de la gente y la consigna de que votando a Scioli o Massa estarán votando a los K hace furor en las redes sociales. Ayer Beatriz Sarlo, en Perfil, critica esta alianza contra el peronismo que integran Macri, Carrió y Sanz y quiere que el FAUNEN tenga unas PASO sin el PRO. En esta postura están los socialistas y los radicales que siguen a Julio Cobos y los aliados menores. Lo concreto es que hay que reconocer que el antiperonismo, de la mano de Macri, está creciendo.