Un
sistema de voto electrónico, bien diseñado, permite más auditorías que
un sistema manual. Una elección automatizada siempre será más exacta que
una elección manual. Estas dos aseveraciones pudieran parecer mera
opinión de la autora. He aquí el sustento de esas verdades:
1. Incremento en la rapidez y eficiencia de las tareas electorales. Un
sistema de votación permite, de manera automatizada y exacta:
configurar el número de votantes en cada una de las máquinas y, por lo
tanto, de los centros de votación; registrar y contar votos; transmitir
los escrutinios locales a los centros regionales o directamente a un
centro nacional; totalizar los resultados de una manera casi inmediata;
difundir automáticamente en Internet los resultados de la elección.
2. Incremento en la rapidez para obtener los resultados de la elección. La
automatización reduce significativamente el tiempo requerido para
escrutar los votos y para obtener los resultados definitivos,
disminuyendo la incertidumbre propia de la espera de resultados
oficiales.
3. Mejora la precisión de los resultados de la elección. Con
un sistema bien diseñado, los resultados de una elección son exactos,
no hay inconsistencias numéricas, gracias a la transmisión automática y
tampoco existen votos nulos imputables a la tecnología.
4. Mejora en la capacidad para identificar y prevenir situaciones de fraude. La
automatización de los procesos electorales previene los tipos de
fraudes propios de una elección manual, y las auditorías son el bastión
de este beneficio. Antes de cada proceso, el código fuente, los
procedimientos de cifrado de las máquinas de votación, las boletas
electrónicas y todos los demás componentes de software y hardware, son
examinados a fondo. Cuando los representantes técnicos de las partes
involucradas validan las auditorías, los resultados son legitimados.
Estos
beneficios del voto electrónico pudieran explicar por qué los países
que automatizan sus elecciones, cuentan con un alto grado de
confiabilidad. En Filipinas, en la época de elecciones manuales,
esperaban 40 días para conocer los resultados oficiales. En la primera
elección automatizada en el año 2010, apenas esperaron 2 horas para
conocer quién sería su presidente. Además, y lo más importante, la
confianza en la autoridad electoral subió de un 30% a un 65% y la
confiabilidad en los resultados electorales se incrementó de un 35% a un
75%. Todo esto hizo que el peso filipino aumentara su valor en un 10%,
pocos días después de esa primera elección automatizada.
En
Venezuela, a pesar de la elevada polarización política, un 70% de los
electores considera que el sistema automatizado es de avanzada y el
nivel de confianza en los resultados electorales alcanza un 67%, según
mediciones recientes. Estos porcentajes, cuando son comparados con los
obtenidos por organismos públicos y privados en Venezuela, son
decididamente elevados, estando solo por debajo de la confianza que
recibe la Iglesia Católica y la empresa privada. Es decir, en Venezuela
se confía más en el voto electrónico que en el propio Gobierno y en la
oposición.
Por
todo lo anterior, y por la experiencia organizando elecciones
automatizadas, es que puedo afirmar que el voto electrónico, seguro y
confiable, está aquí y llegó para quedarse.
*Por Samira Saba, Directora de Comunicaciones de Smartamtic, empresa que ha participado en elecciones automatizadas de Venezuela, Brasil, Estados Unidos, Bélgica y Filipinas.