Como nos esperábamos, la incertidumbre en torno al tapering (el comienzo de la retirada de estímulos por parte de la Fed) fue el tema dominante durante la semana pasada y continuó lastrando a las bolsas. El acuerdo en torno al Presupuesto 2014-2015 en EEUU y unas ventas minoristas bastante fuertes volvieron a elevar la probabilidad de que se produzca en la reunión de este mes. Así lo espera el 34% de los analistas consultados por Bloomberg (vs 17% de los encuestados en noviembre).
Una vez más, las noticias favorables tuvieron un impacto negativo en el mercado por sus implicaciones en la política monetaria.
En Europa hubo dos asuntos relevantes:
(i) La reunión del Ecofin, que se saldó con un borrador sobre el Mecanismo Único de Resolución de entidades problemáticas.
(ii) Las declaraciones de Peter Praet en el Financial Times sugiriendo que la deuda pública no sea considerada activo libre de riesgo en los exámenes del BCE. Esta posibilidad impidió que las primas de riesgo se mantuvieran en mínimos y seguramente pesará sobre la deuda periférica.
Esta semana viene cargada de referencias pero destacará una: la reunión de política monetaria de la Reserva Federal y la posterior rueda de prensa de Bernanke con la actualización de sus previsiones macro. Así que por fin saldremos de dudas.
Los avances fiscales en EEUU han aumentado la probabilidad de que la Fed pueda empezar con el tapering pero nosotros pensamos que no será así. Sigue habiendo importantes factores que llevarían a la Fed a posponer la retirada de estímulos:
(i) El empleo está mejorando lentamente, en menor medida de lo que se pueda pensar. Es cierto que los dos últimos meses han sido muy favorables en términos de creación de puestos de trabajo pero la media de los últimos seis meses sigue por debajo de lo que miembros de la Fed como Evans consideran deseable (180k vs 200k). Asimismo, hay variables del mercado laboral que muestran debilidad, como la tasa de infraempleo y la baja participación. Parte de la caída en la tasa de actividad puede deberse a cuestiones demográficas (envejecimiento de la población, emigración, etc.) pero el grueso se explicaría por un “efecto desánimo” que no dice nada bueno de las condiciones reales en el mercado de trabajo estadounidense.
(ii) La inflación está muy baja. Sería precipitado hablar de riesgos deflacionistas pero lo cierto es que el deflactor del consumo privado, la medida de inflación que sigue la Fed, se encuentra en 1,1%, sustancialmente por debajo del 2% objetivo.
(iii) Por último, empezar a retirar estímulos a finales de año, cuando mayores restricciones de liquidez hay, no tendría demasiado sentido ya que podría provocar nuevas turbulencias en el mercado.
Todo lo anterior nos lleva a pensar que la Fed preferirá ser cauta y no se precipitará, como ya demostró en la pasada reunión de septiembre. Dicho lo anterior, hay que reconocer que desde entonces el empleo ha mejorado así como la situación fiscal de EEUU, por lo que otorgaríamos una probabilidad del 20% al hecho de que la Reserva Federal comience con su estrategia de salida. En este caso, lo más razonable sería empezar con una ralentización en las compras de bonos soberanos (los MBS no se tocarían) del orden de 10.000M$, para ir probando la reacción del mercado poco a poco.
Superado este evento, la atención se dirigirá hacia Europa ya que se celebra un Ecofin y un Consejo Europeo que debería cerrar el Mecanismo Único de Resolución. Todavía no está bien perfilado quién tomará las decisiones (parece que será el Consejo Europeo más que la Comisión) y cómo se tomarán (parece que hará falta una mayoría reforzada de 2/3 de los votos).
En principio se creará un Fondo de Resolución Único con aportaciones de los bancos que se irá aplicando progresivamente hasta estar plenamente operativo en 2026. Si se logran cerrar todos los detalles la UE daría un paso más en la Unión Bancaria. Aún así, creemos que su impacto en el mercado será limitado ya que existe mayor expectación acerca de los criterios que se utilizarán en la revisión de activos (Asset Quality Review) y en los tests de estrés que va a hacer el BCE.
Entretanto, se publicarán multitud de indicadores como los PMIs europeos, el ZEW y el IFO alemán, que seguramente mejoren, y datos en EEUU como la producción industrial, las ventas de vivienda de segunda mano, el indicador adelantado y la última revisión del PIB.
En cualquier caso, creemos que el principio de semana puede ser complicado, más por la incertidumbre en relación a la Fed que por la decisión en sí. Una vez se despeje la incógnita, veremos alivio.
En Europa hubo dos asuntos relevantes:
(i) La reunión del Ecofin, que se saldó con un borrador sobre el Mecanismo Único de Resolución de entidades problemáticas.
(ii) Las declaraciones de Peter Praet en el Financial Times sugiriendo que la deuda pública no sea considerada activo libre de riesgo en los exámenes del BCE. Esta posibilidad impidió que las primas de riesgo se mantuvieran en mínimos y seguramente pesará sobre la deuda periférica.
Esta semana viene cargada de referencias pero destacará una: la reunión de política monetaria de la Reserva Federal y la posterior rueda de prensa de Bernanke con la actualización de sus previsiones macro. Así que por fin saldremos de dudas.
Los avances fiscales en EEUU han aumentado la probabilidad de que la Fed pueda empezar con el tapering pero nosotros pensamos que no será así. Sigue habiendo importantes factores que llevarían a la Fed a posponer la retirada de estímulos:
(i) El empleo está mejorando lentamente, en menor medida de lo que se pueda pensar. Es cierto que los dos últimos meses han sido muy favorables en términos de creación de puestos de trabajo pero la media de los últimos seis meses sigue por debajo de lo que miembros de la Fed como Evans consideran deseable (180k vs 200k). Asimismo, hay variables del mercado laboral que muestran debilidad, como la tasa de infraempleo y la baja participación. Parte de la caída en la tasa de actividad puede deberse a cuestiones demográficas (envejecimiento de la población, emigración, etc.) pero el grueso se explicaría por un “efecto desánimo” que no dice nada bueno de las condiciones reales en el mercado de trabajo estadounidense.
(ii) La inflación está muy baja. Sería precipitado hablar de riesgos deflacionistas pero lo cierto es que el deflactor del consumo privado, la medida de inflación que sigue la Fed, se encuentra en 1,1%, sustancialmente por debajo del 2% objetivo.
(iii) Por último, empezar a retirar estímulos a finales de año, cuando mayores restricciones de liquidez hay, no tendría demasiado sentido ya que podría provocar nuevas turbulencias en el mercado.
Todo lo anterior nos lleva a pensar que la Fed preferirá ser cauta y no se precipitará, como ya demostró en la pasada reunión de septiembre. Dicho lo anterior, hay que reconocer que desde entonces el empleo ha mejorado así como la situación fiscal de EEUU, por lo que otorgaríamos una probabilidad del 20% al hecho de que la Reserva Federal comience con su estrategia de salida. En este caso, lo más razonable sería empezar con una ralentización en las compras de bonos soberanos (los MBS no se tocarían) del orden de 10.000M$, para ir probando la reacción del mercado poco a poco.
Superado este evento, la atención se dirigirá hacia Europa ya que se celebra un Ecofin y un Consejo Europeo que debería cerrar el Mecanismo Único de Resolución. Todavía no está bien perfilado quién tomará las decisiones (parece que será el Consejo Europeo más que la Comisión) y cómo se tomarán (parece que hará falta una mayoría reforzada de 2/3 de los votos).
En principio se creará un Fondo de Resolución Único con aportaciones de los bancos que se irá aplicando progresivamente hasta estar plenamente operativo en 2026. Si se logran cerrar todos los detalles la UE daría un paso más en la Unión Bancaria. Aún así, creemos que su impacto en el mercado será limitado ya que existe mayor expectación acerca de los criterios que se utilizarán en la revisión de activos (Asset Quality Review) y en los tests de estrés que va a hacer el BCE.
Entretanto, se publicarán multitud de indicadores como los PMIs europeos, el ZEW y el IFO alemán, que seguramente mejoren, y datos en EEUU como la producción industrial, las ventas de vivienda de segunda mano, el indicador adelantado y la última revisión del PIB.
En cualquier caso, creemos que el principio de semana puede ser complicado, más por la incertidumbre en relación a la Fed que por la decisión en sí. Una vez se despeje la incógnita, veremos alivio.