Convicciones como "la irrelevancia del 'blue'" o la "competitividad del tipo de cambio" no parecieron estar demasiado presentes en los movimientos y las decisiones que esta semana tomó el Banco Central. Con el billete informal disparándose por primera vez arriba de los $ 10, el organismo de Mercedes Marcó del Pont se mostró esta vez algo más apurado que de costumbre en sus esfuerzos por depreciar el peso.
El tipo de cambio oficial, que suele avanzar de lunes a viernes a un ritmo "anualizado" de entre el 10% y el 20%, se disparó en estos cinco días por encima del 30% anual, al comenzar ofreciéndose a $ 5,203 y terminar el viernes en los $ 5,233. Con esto se convalidó una de las dos mayores subas semanales del año, y se pretendió evitar que la brecha se ampliara aún más respecto del "blue".
El Banco Central compró esta semana u$s 230 millones para darle fuerza al billete y nutrir un stock de reservas que hoy sufre las inclemencias del contexto, a partir de la inquietud que generó en el sector privado el anuncio del blanqueo de capitales.
Con una suba de cuatro centavos en el dólar oficial, y una devaluación acumulada cercana al 28% anual en sus primeros 10 días, mayo es el mes de mayor pérdida de valor para el peso de 2013, tanto en su precio mayorista (con el que cotiza en el mercado en el que operan los bancos) como en el minorista (el precio, a esta altura casi simbólico, que figura en la ventanillas de las casas de cambio de la City).
En sus discursos de estos días, el Gobierno se había esmerado en ratificar varias veces la idea de que la paridad cambiaria todavía se ajusta a las necesidades de la economía argentina. Lo hizo, primero, la propia Presidente desde su atril de Casa de Gobierno, el martes último, cuando anunció medidas para el sector productor triguero.
Lo enfatizaron al unísono en el Congreso, más tarde, los cinco hombres clave con los que se pretende capear esta inédita crisis de escasez de dólares.
Para comprobarlo empíricamente, el economista Andrés Méndez, de la consultora AMF Economía, se preguntó en estos días qué hubiera sucedido si en los últimos cinco años la Argentina hubiera replicado los estándares de los países de la región en su tipo de cambio real.
El especialista concluyó que, considerando la evolución nominal del tipo de cambio y la inflación de Brasil, la Argentina debería tener hoy un tipo de cambio de $ 7,48 (similar al que resulta hoy de la relación entre las reservas locales y los pesos en circulación). O cercano a los $ 8, considerando las mismas variables pero para Chile y México.
"Está claro que el tipo de cambio argentino no es el oficial, pero tampoco es el 'blue'. Estos movimientos son riesgosos para las finanzas privadas porque deben predominar cautela y cordura antes que desesperación y pesimismo", consideró el economista.
La suba del dólar "blue" no sólo tiene ya efectos sobre el precio que el Banco Central determina para el billete en el mercado oficial de cambios sino, también, en el comportamiento que están teniendo los ahorristas en el sistema financiero: durante abril, el avance en la franja de depósitos más chicos fue de apenas el 0,4% (sólo se vio un crecimiento en los mayoristas), cuando el ritmo suele ser superior al 3%.
En las entidades dicen estar percibiendo una mayor reticencia a renovar sus depósitos de los particulares, que prefieren indagar en el mercado mejores retornos para su dinero. A partir de esto, las entidades debieron aumentar en al menos 150 puntos básicos las tasas que pagan por sus plazos fijos.
Simultáneamente, en estos últimos 30 días se volvió a registrar una mayor preferencia de la gente por el efectivo: los billetes y monedas en poder público aumentaron, según datos oficiales, unos $ 2.500 millones a pesar de la sensible contracción que se registró en los agregados monetarios, mientras que los que están en poder de las entidades financieras cayeron unos $ 6.000 millones.
El panorama empezó a complicarse a partir del salto del "blue". Y no da señales todavía de que pueda normalizarse en lo inmediato.
"Aun cuando ingrese alguna magnitud de capitales privados a la economía mediante el blanqueo, vale advertir que en el corto plazo la misma no aumenta la oferta de dólares en el mercado paralelo en forma directa y puede aumentar la demanda de aquellos poseedores de pesos que desean entrar al blanqueo, por lo que no necesariamente quitará presión sobre la brecha cambiaria", comentó en un informe reciente el economista Ramiro Castiñeira.
"En el mediano plazo, la intención oficial es que la introducción de los CEDIN pueda servir como alternativa a la compra de dólares en el mercado paralelo por aquellos que desean adquirir propiedades aliviando la demanda. No obstante, los factores fundamentales que llevaron la cotización del 'blue' hasta los niveles actuales siguen vigentes", agregó.
Así las cosas, y a pesar de los discursos, el dólar oficial parece todavía influido por los movimientos que muestra el "blue". Y que con tan sólo mantener la brecha cambiaria en los niveles actuales podría ubicarse a fin de año por encima de los $ 15, concluye Ambito.