Con el objetivo de cuidar los dólares del Banco Central, el Poder Ejecutivo reducirá al máximo los envíos de las empresas. A cambio de “pequeños gestos”, pedirá mejoras en la balanza comercial o el pago de regalías
La política marca una continuidad con las restricciones cambiarias que se iniciaron a mediados de 2011 con el objetivo de cuidar las reservas del Banco Central, resguardadas entre otras cosas para el pago de los vencimientos de deuda.
En el ámbito privado había perspectivas de que se flexibilizaría el cepo debido a las mejores proyecciones comerciales y los menores pagos previstos para los próximos 11 meses. Sin emabrgo, las autorizaciones para el giro de dividendos en dólares serán mínimas. También continuará prohibida la compra de dólares para atesoramiento, según las fuentes oficiales citadas por El Cronista Comercial en su edición de este lunes.
Las pocas autorizaciones previstas para las empresas serán a cambio de una notoria mejora en la balanza comercial producto de la sustitución de importaciones. También habrá permisos para aquellas firmas que puedan argumentar que si no giran los dividendos, se frenarán proyectos de inversión previstos por las casas matrices.
La autorización para distribuir y girar dividendos es facultad del Ministerio de Economía, sin embargo es el Banco Central el que debe convalidar la compra de las divisas para la operatoria. El pago de utilidades es uno de los códigos que habilita la compra de dólares, pero la última palabra la tiene la secretaría de Comercio Interior de Guillermo Moreno.
Según datos del Instituto Argentino de Capitales, la distribución de dividendos al exterior cayó fuerte en 2012: las firmas que cotizan en la Bolsa repartieron $38.728 millones, 63% menos que en 2011.