El Gobierno mexicano se ofrece a apoyar a España e interceder ante Argentina si ambas petroleras ahondan en su relación.
El Gobierno mexicano parece dispuesto a tener un papel relevante en la crisis de YPF. El Estado mexicano, que controla el grupo Pemex, ha tendido la mano a la dirección de Repsol para ayudarle a buscar una salida a los problemas de la petrolera española en Argentina, donde se enfrenta a la expropiación de su filial YPF. Pero el Gobierno mexicano quiere algo a cambio. Exige que la dirección de Repsol transforme en hechos concretos el acuerdo de intenciones que firmó con Pemex el 25 de eneropara una alianza comercial e industrial de ambas compañías, según adelanta hoy Expansión en Orbyt.
Este acuerdo debía servir para poner fin a la guerra que la dirección de Repsol, presidido por Antonio Brufau, desencadenó contra Pemex porque éste grupo firmó, en agosto de 2011, un pacto de sindicación con Sacyr para controlar el 30% de la petrolera española. El acuerdo de intenciones iba a dar paso a una nueva era de entendimiento, abriendo un gran abanico de negocios conjuntos que, sin embargo, aún no se han concretado.
Pemex, que tiene un representante en el consejo de Repsol, empezaba a temer que esa alianza se quedara en un mero anuncio cosmético, y que la dirección de Repsol lo guardara en un cajón. Ahora, la crisis de Repsol con YPF ha dado una oportunidad a Pemex para hacerse fuerte. El Gobierno mexicano, a cuyo frente está Felipe Calderón, se autodeclara “buen amigo” de Cristina Fernández de Kirchner, la presidenta argentina.
La pasada semana, el subsecretario de hidrocarburos de la Secretaría de Energía de México, Mario Gabriel Budebo, acompañado por algún miembro del consejo de Pemex, se reunió en Madrid con Brufau, según ha podido saber EXPANSIÓN. El alto representante del Gobierno mexicano y el presidente de la petrolera española tuvieron oportunidad de repasar la situación de Repsol en Argentina.
El proceso de la expropiación de YPF parece no tener vuelta atrás. Pero al menos, el daño para Repsol se podría mitigar si el Gobierno argentino hace una valoración justa de los activos expropiados y, además, no emprende otras acciones contra Repsol, con las que ya ha amenazado (por ejemplo, pidiéndole multimillonarias indemnizaciones por daños y perjuicios al medio ambiente en regiones como la Patagonia). El Gobierno mexicano ve con preocupación que el asunto YPF provoque un gran daño a Repsol. Pemex, accionista histórico, tiene ahora el 9,4%.
El Gobierno mexicano está dispuesto a interceder si, de verdad, Repsol atiende las expectativas que el acuerdo de intenciones con Pemex había creado en el grupo americano. Así se lo transmitió Budebo a Brufau. Las bases para posibles negocios conjuntos están trazadas. Falta materializarlas.
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