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Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

En materia inflacionaria, el arranque del 2012 es casi un calco del 2011. De acuerdo a los datos difundidos por el Congreso, los precios al consumidor habrían registrado en febrero un alza del 1,65% mensual, acumulando en el primer bimestre una suba de 3,6%. Como resultado, entre enero y febrero la inflación minorista promedió un 1,8% mensual (porcentaje similar al registrado a inicios de 2011), dando lugar a que la variación interanual del IPC-Congreso se mantenga inalterada en un 22,8% desde fines del año pasado.

De acuerdo a las mediciones privadas, varios factores contribuyeron a la inflación de febrero. Al efecto del temprano inicio del ciclo lectivo sobre las cuotas y útiles escolares, se sumaron alzas en salud e indumentaria, fruto estas últimas de un prematuro ingreso de la nueva temporada. Asimismo, impulsados por algunas verduras, los alimentos también aportaron positivamente, a la vez que el rubro esparcimiento se mantuvo relativamente estable, dado que los múltiples feriados extendieron el impulso del turismo durante el segundo mes del año, en lugar de registrar su habitual caída respecto del pico estacional de enero.

Las provincias también comenzaron el 2012 con una inflación similar a la del 2011. El promedio de las mediciones de precios provinciales arrojaron un alza interanual del 22,3% en enero, sin mostrar cambios con respecto a diciembre (22,2%). Estos números confirman la tendencia capturada en el IPC-Congreso y mantienen una brecha abismal con las estimaciones oficiales (el IPC-INDEC aumentó un 0,7% en febrero, con un crecimiento interanual de 9,7%).

¿Qué implicancias tiene esta inflación alta y estable? La primera (y más evidente) es que no ayuda a moderar los reclamos salariales. Entre marzo y mayo se concentra el vencimiento del 60% de los convenios colectivos laborales vigentes, incluyendo algunos sectores de “peso” que sirven de referencia para las negociaciones subsiguientes. Actualmente, la presión sindical apunta a ubicar las subas salariales arriba de la pauta oficial del 18%, situándolas más cerca de lo que arrojan las mediciones privadas de inflación (22%). Esto abona un escenario de creciente conflictividad laboral como el observado recientemente con los gremios docentes, del transporte automotor de larga distancia y del sector público, anticipando lo que puede esperarse para las próximas paritarias.

Las últimas medidas oficiales tampoco facilitan este proceso. A las trabas a las importaciones (que limitan la oferta de productos disponibles y presionan sobre los precios, dada una demanda interna que sigue firme), se agrega la propuesta de reforma de la Carta Orgánica del BCRA. Dicha iniciativa, con media sanción en el Congreso, contempla un cambio de objetivos de la autoridad monetaria, además de una ampliación de las facultades de asistencia monetaria al Tesoro Nacional (en parte ante las dificultades que enfrenta el Ejecutivo para eliminar subsidios y moderar el gasto), algo que claramente no ayuda a contener las expectativas inflacionarias y, por ende, poner un freno a la inercia con que operan los precios de la economía local.

En síntesis, los últimos datos disponibles ponen de manifiesto que la inflación sigue a una velocidad crucero del 22-23%. Este escenario endurece las demandas salariales y genera una creciente conflictividad laboral, cuya desactivación comienza a desdibujar las pretensiones oficiales de lograr en 2012 una “convergencia nominal” del crecimiento de los precios, salarios y agregados monetarios, inferior al 20%.