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¿En qué fase de la crisis estamos y qué opciones tenemos como inversor?

Llevamos unos meses viviendo un empeoramiento de la crisis, que aparte de afectar a la economía ha minado nuestra confianza. Pero ¿como hemos llegado a este abismo y en qué punto nos encontramos ahora?. En este artículo hacemos un repaso a la dramática etapa económica que vive el mundo y España desde que comenzó el crash en 2.007

Para empezar, vamos a analizar cuál ha sido el origen de esta crisis: Sin duda la explosión de la burbuja inmobiliaria. Durante años, los precios de las viviendas en algunos países (EEUU, Irlanda, España…) subió de forma muy brusca coincidiendo con bajadas continuadas de tipos de interés tanto del Banco Central Europeo (BCE) como de la Reserva Federal Americana (FED). Esta circunstancia abarató considerablemente las hipotecas. A este factor se unió la “manga ancha” de las entidades financieras al conceder préstamos, la creación por parte de bancos de inversión americanos de productos muy complejos derivados del pago o no de las hipotecas y el poco control de las autoridades tanto sobre los préstamos. El resultado: cualquiera podía adquirir una vivienda sin ningún ahorro, y sobre todo en EEUU prácticamente sin ingresos demostrados (las denominadas hipotecas basura o subprime).

Hasta que a partir de cierto día, se empiezan a no pagar las hipotecas, los bancos suben sus porcentajes de morosidad, incluso los productos complejos, por los impagos, pierden completamente su valor, incluso más del invertido (debido a su complejidad era casi imposible valorar las pérdidas que generaban estos impagos). Y ello provoca que la explosión de la burbuja inmobiliaria derive en la crisis financiera actual. Su punto de inflexión fue la quiebra de Lehman Brothers el 15 de septiembre de 2008 que por su tamaño hizo tambalear todos los cimientos económicos, generando una total desconfianza en el sector bancario mundial, caídas impresionante de las bolsas, continuas intervenciones estatales de empresas privadas…

¿Dónde nos encontramos en la actualidad?

Casi superada la crisis inmobiliaria hasta el punto de que comenzamos a ver repuntes en los precios de la vivienda en países como Irlanda y EEUU (de España hablaremos más adelante), nos hemos visto de repente en una nueva versión de la crisis financiera: la crisis de deuda pública, y a esta se dirigen todos los focos mediáticos ahora. ¿La causa? El gran volumen de capital invertido por los Estados en las entidades financieras (bancos, aseguradoras, etc) e hipotecarias afectadas por la crisis subprime.

El problema es que hay países que tienen problemas de credibilidad sobre la capacidad de devolución de su deuda, que afecta sobre todo a las entidades financieras que la han comprado y las consecuencias que puede tener sobre ellos si los estados no les pagan.

EEUU no se ha librado de este problema, pero aparentemente lo solucionó “sobre la campana” en agosto permitiendo aumentar su techo de gasto que le permite financiarse nuevamente.

En la Unión Europea tenemos países con cierto riesgo a la temida “quiebra”, en algunos casos como España sin fundamentos; otros como Grecia sin remedio ni vuelta atrás, a pesar de los esfuerzos de los dirigentes europeos de “alargar la agonía”. El pasado miércoles se aprobó definitivamente la quita (perdón, el compromiso de pago) del 50% de su deuda y se aprobaron medidas de nuevas inyecciones de liquidez y obligaciones a los bancos acreedores de aumentar sus ratios de solvencia para cubrirse ante posibles quitas adicionales.

Curiosamente los bancos con más inversión en Grecia son los que menos reformas necesitan, al tener también deuda de otros países muy estables que compensan la quita griega.

El caso español:

España es uno de los países más afectados por la explosión de la burbuja inmobiliaria y además uno de los pocos en los que los precios del sector siguen bajando y con previsiones muy pesimistas para los 3-4 próximos años.

El problema es que la explosión de la burbuja está tenido dos efectos:

1. Aumento de la tasa de paro (el último dato queda muy cercano a los 5 millones de parados) debido a cierres de empresas en principio inmobiliarias pero como consecuencia del descenso del consumo se ha extendido a prácticamente todos los sectores

2. El sistema bancario español ha quedado muy dañado, con desconfianza en cuanto a la valoración de los préstamos, de los inmuebles que tienen en cartera, cierre de crédito a pimes y particulares…

Evidentemente estos dos efectos no son independientes sino que uno acrecienta al otro y viceversa, es como “la pescadilla que se muerde la cola”, que hace que además las arcas públicas queden mermadas tanto por las inyecciones de liquidez a los bancos como por la falta de recaudación debido a la bajada del consumo y al aumento del gasto social.

El caso de los países emergentes:

Mucho se ha hablado de que los países emergentes (China, Brasil, Brasil, India...) están generando una burbuja que puede explotar provocando una nueva crisis. De momento, la mayoría de estos países están haciendo las cosas muy bien, tomando medidas para evitar un crecimiento descontrolado ya desde hace años, como limitar el crédito, limitando así el consumo y una inflación descontrolada.

Son países que están creciendo entre un 9,3% y un 6,3%, además un crecimiento que viene desde abajo aumentando considerablemente la clase media de estos países (y todavía queda mucha clase pobre) que hace que se consuma internamente y no dependa única y exclusivamente de las exportaciones.

De hecho estos países están cobrando un protagonismo importante a nivel internacional pudiéndose convertir en breve en auténticas potencias mundiales. Por ejemplo, los países desarrollados buscan que los países emergentes compren su deuda, siendo uno de los apoyos más importantes que están teniendo en este sentido.

¿Cómo debería actuar un inversor en este contexto?

Está demostrado que de las crisis más profundas aparecen las mejores oportunidades y nos encontramos ante una muy importante. Pero cada vez con más frecuencia suena la amenaza de nueva recesión en EEUU o en Alemania e incluso la referida burbuja de los emergentes. Sin embargo, aún no hay datos objetivos en los que basar dichas hipótesis.

Los únicos datos económicos que todavía no marcan “expansión” son los de confianza, y estos, de momento parece complicado que se giren ya sea debido al bombardeo mediático de noticias y análisis pesimistas, como por la desconfianza general hacia las autoridades políticas.

Aquellos ahorradores que tengan posibilidad de invertir deben analizar muy bien dónde hacerlo y los riesgos que deben asumir, pero es buen momento para comenzar a tomar posiciones (además los mercados bursátiles permiten hacer inversiones con muy poco capital).

En este escenario, quizá el consejo para aquellos que quieran aprovechar la coyuntura sería tener en cuenta sectores o empresas con potencial de crecimiento, tales como las de países emergentes, en empresas líderes de su sector con incrementos de beneficios continuados. También en empresas del sector inmobiliario de determinados países como Hong Kong, Alemania, Brasil…. Y en el caso de querer invertir en España, hacerlo en empresas exportadoras.

De hecho, estadísticamente está comprobado que en los momentos previos a las mayores subidas bursátiles, los inversores particulares están muy poco invertidos lo que les deja fuera de las grandes rentabilidades iniciales.


Información proporcionada por Luis Garcia Langa (@luisgvcgaesco), agente financiero de GVC Gaesco en Mallorca y colaborador de iahorro


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