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Sin jubilación y con planes de pensiones deficientes ¿cómo ahorro para mi vejez?

Especial fin de semana

La vejez del español amenaza con ser muy larga. Pensiones públicas en estado comatoso, planes de pensiones privados con rentabilidades deficientes… ¿Qué puede hacer el ahorrador? Existen productos que funcionan mejor, como los fondos de inversión, pero también hay otras alternativas para obtener unos ingresos complementarios.

La actual crisis de las finanzas de la Administración ha puesto en cuestión el sistema público de pensiones. Una situación dramática, ya que el 80% de los españoles utiliza la pensión pública como la fuente principal de ingresos en su vejez. Incluso sin una quiebra del sistema, “en España contamos con las pensiones públicas más bajas de Europa”, señala Íñigo Hernández, director comercial y de Marketing de Óptima Mayores.

Los planes de pensiones privados tampoco muestran una pujanza mucho mayor y apenas superan en rendimiento a la inflación en los últimos diez años. Por desgracia, en España apenas está extendida la “cultura del ahorro”, como reconocen en la Fundación Edad y Vida. Con este panorama, ¿interesa realmente contratar un plan de pensiones como complemento a la jubilación pública?

“El plan de pensiones sólo interesa al que puede aprovechar la desgravación”, señala Víctor Alvargonzález, director general de Profim. Es decir, a los que tributan por el tipo máximo en el IRPF.

No es una casualidad que los planes de pensiones tengan un desempeño tan mediocre. A diferencia de los fondos de inversión, los planes carecen de competencia extranjera que les sirva de acicate. “Es un producto malo, feo y caro”, sentencia Alvargonzález. “Tienen comisiones altísimas con una gestión muy mala”.

La fiscalidad se erige así como el principal atractivo de estos planes. Si tiene menos de 50 años, el ahorrador puede deducirse la cantidad menor entre 10.000 euros de aportación máxima al plan y el 30% de sus ingresos totales. Si es mayor de 50, se deduciría la cantidad menor entre 12.500 euros y el 50% de sus ingresos.

Enrique Borrajeros, socio director de Abante Asesores, ve con mejores ojos los planes de pensiones y centra la importancia de su rendimiento en una correcta “distribución de activos” y en la búsqueda de productos de gestión activa.. Una “selección y gestión adecuadas” mediante las necesidades y el estudio del perfil de riesgo más conveniente para el ahorrador serían las claves para acertar en la jubilación.

El propio Alvargonzález admite que entre los planes “hay excepciones notables”, con productos que dan buenos resultados, “aunque son minoría”. La combinación de planes con otros instrumentos sería también deseable, apunta Borrajeros. Pero ¿qué otras opciones existen para el ahorrador?

FONDOS DE INVERSIÓN, MEJOR ALTERNATIVA

¿Es una buena opción hacerse uno mismo su propia hoja de ruta hacia la jubilación invirtiendo en bolsa? Parece una alternativa fiable, ya que los parqués de los mercados desarrollados dan una rentabilidad del 7% descontando la inflación en plazos muy largos, explica Juan Ramón Rallo, director del Observatorio de Coyuntura del Instituto Juan de Mariana.

Sin embargo, Rallo sólo recomienda la inversión directa en bolsa al inversor avezado y “que sepa analizar empresas”. Al resto, aconseja inversión en dos niveles: mediante fondos índice, “que repliquen la bolsa de alguna economía medianamente libre, sobre todo Estados Unidos o Alemania (España con algunas reservas)”, que son las que disfrutan de estas tasas del 7%.

Un segundo nivel consistiría en canalizar la inversión mediante fondos de inversión y de pensiones que “sigan una filosofía value-investment”, es decir, que compren basándose en el valor de las compañías. Rallo destaca los fondos y el plan de pensiones de Bestinver, que siguiendo este método consiguen rentabilidades anuales de entre el 10% y el 15% en plazos muy largos.

Así, la mejor alternativa o complemento serían los fondos de inversión. “Pueden invertir en cualquier activo, las comisiones son mejores y están mejor gestionados gracias a la competencia existente que ha introducido los mejores gestores del mundo en el mercado español”, explica Alvargonzález.

Los fondos de inversión no gozan de la ventajosa fiscalidad de los planes de pensiones, aunque disfrutan de exención tributaria hasta el momento del reembolso. Al rescatar el fondo –algo que se puede hacer en cualquier momento sin penalización, a diferencia de los planes- se tributaría por el 19% de las plusvalías en los primeros 6.000 euros y por el 21% a partir de esa cantidad.

Existen otros productos financieros concebidos para la jubilación, como los Planes de Previsión Asegurados (PPA) o los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS).

Los PPA funcionan como un híbrido entre el plan de pensiones y los seguros. Como los primeros, pueden deducirse aportaciones y traspasar a otro plan sin penalización, explica Mar Barrero, analista financiero de Profim. “Su evolución no depende de los mercados, sino que actúa como un seguro, con una rentabilidad garantizada por la entidad.”

Se ofrece un interés mínimo garantizado, generalmente referenciado al Euribor (actualmente en el 2,1%). Pero las entidades suelen ofrecer un interés más alto –en estos momentos de entre el 3% y el 4%- que “es revisable, trimestral o semestralmente”, explica Barrero. También hay PPAs ligados a la evolución de una emisión de renta fija.

¿Para quién son aconsejables estos productos? Los PPAs son idóneos para los que les queda poco tiempo de jubilación y no pueden permitirse el lujo de perder dinero. También para la parte conservadora de la cartera si el plazo hasta la jubilación es más largo. Una tercera opción es usarlos como alternativa a los planes en los malos momentos de mercado: el ahorrador se garantiza una mínima rentabilidad y no sufre penalización por trasvase del producto.

Debido al mal momento de los planes de pensiones convencionales, los PPA están emergiendo entre los ahorradores. “Los aseguradores están siendo más activos con estos productos”, aunque posiblemente, “dentro de un tiempo, cuando la renta variable dé mejores resultados, su contratación decaiga”, explica Barrero.

Los PIAS funcionan con rentabilidades similares a la de los PPA., pero funcionan más como un seguro. También suelen ir ligados al Euribor. También tienen una parte que actúa como seguro de vida.

Se introdujeron en España en 2007, al hilo de la nueva ley del IRPF, pero no han obtenido mucho éxito, posiblemente por su fiscalidad: al contrario que en los planes y PPA, las prestaciones no tributan a la hora de rescatar el PIAS; por el contrario, las aportaciones no gozan de beneficios fiscales, lo que seguramente haya echado atrás a muchos ahorradores.

Así, el PIAS se constituye como un instrumento más idóneo para quienes perciben rentas no muy elevadas y no tengan necesidad de desgravar.

LAS OTRAS ALTERNATIVAS: “EL TERCER PILAR” Y LA VIVIENDA

¿Hay más alternativas? En España todavía no, pero Víctor Alvargonzález apunta a otro tipo de producto, que ya está aplicando en Europa. Tras el “pilar” de la Seguridad Social y el de los planes privados, estos productos conformarían un “tercer pilar”.

“Es un tipo de producto de ahorro para la jubilación muy sofisticado, que vendría a ser como “una mezcla de garantizado y fondo de inversión”. Tiene una gestión más avanzada, “con arquitectura abierta”. Es un producto “que requiere bastante asesoramiento”.

El experto de Profim aventura una mayor importancia para estos instrumentos dentro de tres o cuatro años “debido al desmadre de la Seguridad Social”. Pero se necesita que se le apliquen rebajas fiscales para su mejor introducción en el mercado nacional.

A falta de que lleguen soluciones imaginativas al mundo financiero, existe otra vía. Lo que Íñigo Hernández, de Óptima Mayores califica como “formas de licuación del patrimonio”. Más concretamente, convertir la vivienda propia en renta para la jubilación.

Como señala el experto de Óptima Mayores, “la capacidad de ahorro de los españoles se destina a comprar vivienda, algo que no se suele rentabilizar en la jubilación”. Para conseguirlo existen en la actualidad varias fórmulas en el mercado.

La hipoteca inversa, la más conocida, funciona como un crédito por el que las personas mayores perciben una renta mensual por un plazo determinado poniendo como garantía su vivienda. Con una fiscalidad ventajosa, es una opción recomendable para quienes tengan herederos y deseen conservar la casa.

Otra fórmula la constituye la renta vitalicia inmobiliaria, dirigida a quienes no tengan herederos. Consiste en la venta de la vivienda a cambio de una pensión de por vida. El jubilado no tendrá que abandonar la casa hasta su fallecimiento.

Pese a que España es un país con muchos propietarios de vivienda, estas fórmulas no han encontrado mucho arraigo. Un estudio de la Fundación Edad y Vida refleja la desconfianza de muchos españoles hacia la contratación de estos productos. Pero sobre todo, se constata su desconocimiento: el 74% no conocía la hipoteca inversa.

La crisis inmobiliaria ha perjudicado a estas alternativas de jubilación, especialmente a la renta vitalicia, “ya que las ofertas han bajado tanto que las rentas son similares a las de la hipoteca inversa”.

Íñigo Hernández también achaca a la escasa promoción de las entidades el escaso predicamento de estas fórmulas en nuestro país. “No hay suficiente experiencia con estos productos en España y las entidades no se encuentran cómodas; además, la ley dice que debe mediar un asesoramiento independiente que la normativa no ha desarrollado y falta cierta seguridad”, explica el responsable de Óptima Mayores.


Juan Estébanez / invertia