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Informe Económico Semanal del Banco Ciudad - 05.08.2011- Actividad: ¿aterrizaje suave?

LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

La primera mitad del año cierra con señales de desaceleración en las mediciones privadas. Según el IGA de Ferreres, la economía se expandió un 5,7% interanual (a/a) en junio, manteniéndose constante con respecto a mayo (sin estacionalidad). De acuerdo a este indicador, el crecimiento fue menor al acumulado en el primer semestre (6,9%), y éste a su vez sensiblemente inferior al observado en 2010 (8,4%). Las mediciones oficiales, por su parte, hacen caso omiso a estas señales de moderación y acumulan un alza cercana al 9%, similar a la del año 2010, abriendo una brecha cada vez mayor con las estimaciones privadas.

En la paulatina desaceleración económica desempeña un rol clave la industria, afectada por las restricciones energéticas y la creciente competencia importada. De acuerdo al IPI de Ferreres, la producción manufacturera se contrajo en junio por segundo mes consecutivo, a la vez que el crecimiento interanual fue de 6,2%, casi 3 puntos inferior al acumulado en el semestre (9%). El IPI-FIEL, más pesimista todavía, capturó la menor suba del año en junio (2,3%), acumulando una expansión de 4,4% en lo que va del 2011.

En la misma línea que la industria, la construcción también presenta tasas de expansión más moderadas. De acuerdo al ISAC-INDEC, la construcción cayó en junio 4,4% con respecto a mayo, con una suba interanual del 8,7%, casi 2 puntos inferior a la acumulada en el año (10,5%). En este comportamiento, juega un rol clave la paulatina pérdida de impulso de la construcción privada de viviendas, la cual no logra ser compensada por la mayor obra vial y de infraestructura, mayormente pública.

En cuanto al comercio minorista, las ventas a través de los centros de compra (medidas a precios constantes) continúan expandiéndose, pero a un ritmo tres veces menor al del año pasado (6% vs 18% a/a), a la vez que las ventas en supermercados acumulan un alza que no logra superar el 2%. Dentro de ambos segmentos, los artículos para el hogar y de electrónica dejaron de liderar las ventas.

En este contexto, y a días de las elecciones primarias, el Gobierno abordó diferentes medidas de ingresos. En el marco de la Ley de movilidad jubilatoria, se anunció una suba de 16,8% en los haberes, efectiva a partir de septiembre. Esta suba, prevista automáticamente por la ley, se suma al alza de 17,3% otorgada en marzo, lo que implica un aumento anual del 37% para 5,7 millones de pasivos. Por otra parte, el Gobierno también tiene en carpeta un incremento en la Asignación Universal por Hijo (AUH), de $220 a $280 mensuales, a la vez que se descuenta la convocatoria formal al Consejo del Salario, para elevar el salario mínimo de $1.840 a $2.400, en línea con el alza salarial de 28% promedio de la economía.

En suma, estas medidas benefician a sectores con ingresos medios-bajos y una alta propensión a consumir, algo que (más allá de los réditos electorales buscados) apunta a compensar los efectos que la salida de capitales (compra de dólares) de los sectores de mayores ingresos empieza a tener sobre sus niveles de consumo. La recaudación tributaria, aunque se desacelera, todavía otorga cierto “grip” para encarar medidas de ingresos para intentar llegar con el consumo boyante a octubre.

La pregunta del millón es si medidas de este tipo serán suficientes para compensar la fuerte salida de capitales, que este año se acerca peligrosamente a los niveles del crítico 2008 (cuando quebró la barrera de los USD 20.000 millones), y un frente externo cada vez más complicado, ante un mundo que tambalea (para más detalles sobre la situación internacional, se recomienda una lectura del Informe Semanal n° 147).