https://mail.google.com/mail/u/0/?ui=2&ik=3ab76eea9c&view=att&th=1648a6d4d6c2fa40&attid=0.1&disp=safe&zw
BYMADATA - Cotizaciones en Tiempo Real | BYMA Bolsas y Mercados Argentinos

Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

Aunque no todo es color de rosa, el mundo sigue aportando dos pilares fundamentales para la bonanza económica local y regional: altos precios de las materias primas y abundante liquidez global.

La recuperación económica mundial sigue su curso, liderada por economías emergentes como China e India, demandantes de materias primas, las cuales crecerían en 2011 un 9,6% y 8,2% según las últimas estimaciones del FMI.

Asimismo, los países desarrollados continúan mostrando avances, aunque la mejora es lenta y el desempleo sigue alto, lo que garantiza una política de bajas tasas de interés hasta entrado el año 2012. Europa crecería 2% en 2011, con Alemania y Francia a la cabeza, mientras que en la última semana debió anunciarse un rescate a Portugal, con el fin de evitar que dicho país arrastre a las economías europeas más frágiles a una nueva crisis. En Estados Unidos, por su parte, se conjugan límites políticos y económicos para una expansión fiscal, dejando en soledad a la política monetaria para impulsar a la economía norteamericana, que se estima crecería este año un 2,8%.

Latinoamérica aparece, así, como uno de los principales beneficiados por el actual contexto económico mundial. La robusta demanda china y los altos precios de las materias primas vienen impulsando las ventas externas, mientras que un masivo ingreso de capitales (en búsqueda de altos rendimientos) financia parte del crecimiento de la demanda interna y alienta un aumento del crédito doméstico. En este marco, tras expandirse 6% el año pasado, se prevé un crecimiento de entre 4,5% y 5% para la región en 2011.

Así, aunque suene paradójico, hoy por hoy el principal desafío para los países de América Latina pasa por administrar la bonanza externa. Buena parte de las economías se encuentran creciendo a un ritmo elevado, con niveles productivos que las ubican cerca de su potencial. Como resultado, la creciente demanda interna impulsa las importaciones y presiona sobre las cuentas externas, a la vez que las subas en los precios internacionales derivan en presiones inflacionarias que gatillan crecientes demandas salariales. Más allá de las diferencias de niveles, cualquier similitud con Argentina no es pura coincidencia.

Ahora bien, la mayoría de las economías latinoamericanas están tomando medidas para evitar el “recalentamiento”. El tipo de cambio nominal sigue actuando como una fuente de absorción de las subas de los precios de las materias primas, al tiempo que se observa un cambio en el sesgo de la política monetaria. También se aceleró la reversión de los estímulos fiscales lanzados durante la última crisis internacional, de manera de no descansar tanto en la suba de tasas como única herramienta para moderar el crecimiento de la demanda agregada, a través del canal del crédito. Resultado: la inflación en la región treparía este año a 7,8%, con estabilidad cambiaria.

En Argentina, ante la falta de respuestas contundentes frente a los desafíos que plantea el favorable escenario internacional, se tienden a profundizar problemas de larga data, como la inflación, la apreciación del tipo de cambio real y la dependencia del superávit comercial a una suba persistente en los precios de los commodities. A ello se agregan, además, nuevas fuentes de tensión derivadas de acciones defensivas, como las trabas comerciales, las cuales tienden a atacar las consecuencias y no las causas del problema.

En este escenario de “olla a presión”, se observa una creciente dolarización de portafolio y todo indica que, en la medida que se siga dilatando un paulatino cambio de rumbo, la posibilidad de un aterrizaje suave (cuando el escenario mundial no tenga mucho más para aportar) estará cada vez más lejos. De acuerdo a nuestras estimaciones, en abril la fuga de capitales privados habría trepado a cerca de USD 1.600 millones, acumulando en los primeros cuatro meses de 2011 casi USD 5.300 millones (cerca de la mitad de la salida de todo el año pasado, cuando todavía restan seis meses de las elecciones presidenciales).