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S&P: Canje es positivo pero no sube nota de Argentina

El gobierno de la República de Argentina (B-/Estable) anunció el 23 de junio de 2010 que alcanzó un nivel de aceptación cercano a 66 por ciento en la oferta que presentó a los inversores tenedores de bonos que no habían ingresado al canje de deuda realizado en 2005; Standard & Poors considera que este evento es sumamente importante para normalizar la relación de Argentina con los mercados financieros internacionales.Sin embargo, sostiene la agencia, la calificación soberana de la Argentina continúa limitada en su nivel actual por la falta de diversidad en las fuentes de financiamiento que el gobierno tiene disponible. A pesar del importante paso alcanzado con el canje actual, la obtención de financiamiento en los mercados internacionales seguirá siendo un desafío importante para Argentina dados los litigios en curso y el monto de deuda que optó por permanecer fuera del canje, estimada en US$6,200 millones.Quizás aún más importante es que la capacidad del gobierno para emitir deuda en los mercados locales también sigue limitada por factores derivados de la dinámica de la política económica interna. Entre ellos se encuentra el grado de incertidumbre sobre políticas gubernamentales futuras y la falta de credibilidad en las estadísticas oficiales, y en especial en lo que respecta al índice de inflación oficial.Cabe destacar que la calificación de S&P de la deuda argentina era de B+, dos niveles por arriba del actual, hasta mediados de 2008, a pesar de que el país todavía no había solucionado el problema con los tenedores de los bonos de la deuda argentina que quedaron fuera de la reestructuración de 2005 (los llamados holdouts).in embargo, la tasa de inflación y la preocupación en torno a las estadísticas empezaron a crecer durante 2007. Hasta entonces, Argentina tenía acceso a los mercados locales de capitales con emisiones de bonos vinculados a la inflación. Además, tenía acceso también a inversores extranjeros que compraban esos bonos localmente. Este evento crediticio positivo se perdió durante 2007 y 2008 con el incremento de la tasa de inflación y los cuestionamientos sobre la manera en que se medía dicho indicador, entre otras dinámicas negativas que se observaban entonces.En adelante, a pesar de los bajos déficit presupuestales esperados para 2010 y 2011, de alrededor del uno por ciento del PBI, la dinámica fiscal afrontará el desafío que plantean tanto el inicio del ciclo electoral en Argentina (las elecciones presidenciales están programadas para el segundo semestre de 2011) como la búsqueda de fuentes de financiamiento.Las moderadas necesidades de financiamiento del gobierno dan cierto margen de maniobra en este sentido. Se estima que los pagos de principal serán de alrededor de US$12,800 millones (3.5 por ciento del PBI) para 2010 y US$11,000 millones (2.8 por ciento del PBI) en 2011. Adicionalmente, al menos 25 por ciento de estos vencimientos corresponden a deuda entre el sector público, lo que asegura su refinanciamiento casi automático.Si los mercados siguen cerrados en el corto plazo, el gobierno continuará con la política de cubrir estas necesidades de financiamiento con los recursos provenientes de agencias gubernamentales, en particular de la agencia de seguridad social, del Banco de la Nación (propiedad del gobierno) y con el uso de las reservas internacionales.La posibilidad de que el gobierno implemente operaciones de manejo de pasivos en los próximos 18 meses, en especial con respecto al vencimiento de principal del bono Boden 12 por US$2,180 millones, que vence en agosto, seguirá siendo de particular importancia desde el punto de vista de la calificación crediticia ya que esta operación podría potencialmente constituir un canje asimilable a un evento de incumplimiento o distressed exchange.No obstante, las tres operaciones de pasivos llevadas a cabo por la administración durante los últimos 18 meses no fueron consideradas como distressed exchanges de acuerdo con la metodología de S&P.Finalmente, la sólida expansión económica de Argentina seguirá apoyada internamente por el fuerte consumo público y privado así como por la sólida demanda externa de materias primas agrícolas y de manufacturas (en particular de parte de la floreciente economía brasileña).Del lado de la oferta, se espera que la cosecha récord de soya contribuya de manera significativa al crecimiento del PBI en 2010.S&P estima que el PBI crezca al menos 5 por ciento este año. Además, la cuenta corriente alcanzaría un superávit de un 2 por ciento del PBI, limitando así el riesgo de presiones importantes sobre la moneda.Sin embargo, estas políticas de expansión se traducirán en crecientes presiones inflacionarias, erosionando algunas de estas fortalezas en el mediano plazo.Se espera que la inflación se encuentre cerca del 25 por ciento al cierre de 2010, aunque el riesgo es claramente que sea mayor dada la combinación de políticas económicas que parece más conducente a generar incrementos adicionales en los precios más que a contenerlos, concluye el informe de la calificadora.




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