La discusión por la apertura económica está en el primer plano, desde el cambio de gobierno, y en el sector automotor se está comenzando a sentir.
La alta presión impositiva y los precios altos justifican los reclamos que hay de mayor competencia.
Este debate divide las aguas y provoca cruces entre fabricantes de autos, autopartistas e importadores
Según un informe que elaboró la cámara que agrupa a los distribuidores de marcas no radicadas en el país (CIDOA) se plantea las ventajas que traería una apertura en este sector a través de la reducción de impuestos.
Los importadores hablan de mejora en la recaudación por aumento de las ventas, creación de puestos de trabajo y baja de precios.
El documento también plantea que, pese a la idea establecida, no se requeriría mayor cantidad de divisas para abastecer la demanda del mercado.
En ese punto se ingresa en un tema polémico que tiene que ver con la cantidad de autopartes importadas que tienen los vehículos que se fabrican en el país.
La parte del informe que apunta a ese tema es el siguiente: “En el año 2023 el sector automotriz en su conjunto sufrió un déficit comercial de 8.700 millones de dólares. Un hecho insólito debido a que, si los 450.000 vehículos que se patentaron hubieran sido todos importados CBU (Completely Built Up – Terminados), el déficit comercial hubiese sido de 7.200 millones de USD. Ahorro de USD 1.500 millones en salida de divisas. Esto se debe a los precios de transferencia que realizan las terminales automotrices entre sí. (se facturan a sí mismas entre distintos países dejando siempre el resultado en casa matriz). El 70 % de piezas que se importan para el ensamblado de cada auto son más dólares que ese mismo auto terminado. Al igual que en 1989, la importación estaba totalmente cerrada y nos sorprendimos con los autos que producía el mundo: con levanta vidrios eléctricos, aire acondicionado, dirección asistida, apertura a distancia, etc. Hoy, dada la escasa participación de automóviles extrazona, estamos nuevamente ofreciendo autos caros, viejos, ineficientes y contaminantes. Sin avances tecnológicos.”
Desde el sector de los fabricantes señalan que “la información que maneja CIDOA no es correcta. Es cierto que hay un déficit en autopartes, pero hay superávit en vehículos terminados. El balance da un rojo comercial mucho menor”, dijeron desde una terminal.
Para fundamentar esa opinión, desde otra automotriz dejaron trascender la información que maneja ADEFA, la asociación que agrupa a las fábricas locales
Según estos datos, las exportaciones del sector en 2023alcanzaron los u$s9.007 millones (u$s7.724 en concepto de vehículos y u$s1.283 millones en autopartes)
Las importaciones fueron por u$s11.774 millones (u$s2.115 millones en vehículos y u$s9.659 millones en autopartes)
Con estos números, en el rubro de vehículos se cerró el año pasado con un superávit de u$s5.609 millones y un déficit de u$s8.375 millones de autopartes. El balance negativo general del sector fue, en base a esta información, de u$s2.766 millones.
Los últimos datos que se conocen muestran que, en el acumulado del año, hay una baja de más de 6% en las ventas de autopartes, según los datos que maneja la asociación que agrupa a los autopartistas (AFAC). Esto se debe a una baja en la producción de algunas terminales.
También hay otro motivo y tiene que ver con el aumento de las importaciones de piezas (especialmente de China) por parte de empresas o bolseros que no figuran en las estadísticas de la entidad y están destinas al mercado de reposición.
Por las ventajas de precios en el exterior, este es un negocio floreciente. Incluso, hay fabricantes que están dejando de producir determinadas piezas para importarlas. Esto hace que se resienta la fabricación de autopartes, más allá de que las ventas muestren otra cosa.
ambito