Economía
El Gobierno anunció un superávit financiero -el cual incluye el pago de intereses de la deuda- para el mes de junio de $238.189 M. Este es un resultado destacable, dado que junio es un mes estacionalmente deficitario por los mayores de gastos del Estado, principalmente por el pago de aguinaldos. De esta forma, el Sector Público Nacional logró completar el primer semestre del año con superávit financiero de las cuentas públicas en cada uno de los meses, acumulando un resultado positivo de $2,57 billones, que representa el 0,4% del PBI.
El superávit financiero se logró a pesar de que los ingresos totales del Sector Público Nacional mostraran el peor desempeño en lo que va del año, ya que expusieron una significativa caída del 14,8% real interanual -luego de caer a un ritmo promedio del 3% en los primeros cinco meses, con una recuperación estacional en mayo por Ganancias-. En junio, la profunda caída se observó tanto en los impuestos vinculados a la actividad económica, afectados por el valle recesivo, como en los impuestos vinculados a las exportaciones. El impuesto PAIS fue la única excepción a la caída generalizada de los ingresos por tributos, impuesto que según lo anunciado por el Presidente y el ministro de Economía será reducido en 10 puntos porcentuales -del 17,5% al 7,5%- en dos meses.
Por el lado del gasto, se destaca que el ajuste se profundizó a niveles del primer bimestre del año, ya que la caída real en los gastos primarios se ubicó en el 35,2% interanual, mientras que los 3 meses previos el mismo se había ubicado entre 20 y 30 puntos. En el período enero-junio, el principal factor explicativo del ajuste fue la licuación de los haberes jubilatorios, que explicó el 28% del ajuste total. Sin embargo, el ritmo de la licuación ha disminuido considerablemente en mayo y junio, debido a la desaceleración de la inflación: mientras que en el primer bimestre del año la pérdida real de las jubilaciones rondaba el 30%, en junio se ubicó en 18,7%. Siguiendo la tendencia de los meses anteriores, la partida de Gastos de capital mantuvo una pronunciada caída real interanual del 74,4% por el persistente freno a la obra pública. Por su parte, la partida de subsidios económicos profundizó su descenso, con una disminución real del 74,2% en junio, mientras que en mayo y abril habían presentado caída del 32% y 14% respectivamente. Lo anterior se explica principalmente por el rubro energético, que cayó 81,2% real debido a que no se realizaron pagos a CAMMESA durante el mes.
Frente a la inminente reducción del impuesto PAIS y la presión por el pago a las energéticas, entre otras cuestiones, lograr superávit en cada mes presentará un desafío mayor en la segunda mitad del año. Si se mantiene el ritmo de ajuste del primer semestre, el año cerraría con un superávit fiscal total del 1%, lo que da la pauta de que el gobierno creó en este período un interesante margen que permitiría cierta relajación, mientras aún se cumpliría con la meta del FMI de alcanzar un equilibrio fiscal y un superávit primario del 1,7% del PBI a finales del año. Las dudas se trasladan al 2025 cuando la eliminación del impuesto país implicará una pérdida de recursos por 1.5% del PBI.
Finanzas y mercado
Esta semana ocurrió algo no muy común, mientras que la brecha cambiaria se comprimía, el riesgo país aumentaba. Dos variables que suelen correlacionar de la misma forma. Esto se da en el contexto de la intervención cambiaria por parte del equipo económico, que anunció que retirarán del mercado $2,5 billones que se inyectaron por la compra de divisas, calculados desde mediados de mayo hasta la fecha. Esto ya empezó a hacerse vendiendo dólares a través de los mercados financieros, lo que impacto en acumular cada vez menos reservas.
Está claro que esta nueva condición de cerrar una nueva canilla de emisión no es algo planeado dentro del programa monetario, sino que el gobierno no se siente cómodo con una brecha cambiaria rondando el 60% y decide intervenir para reducirla (algo que ya habían dejado trascender al inicio de la gestión) de manera discrecional, dado que el BCRA no planteará una estrategia ni comunicará los montos por los cuales se interviene en el mercado de bonos. Es difícil pensar que el Banco Central pueda acumular reservas en un contexto de expectativas de devaluación al alza, pero en vez de convalidar que el tipo de cambio de equilibrio se encuentra en el “techo”, el equipo económico quiere forzarlo hacia el “piso”. Esto planta la incertidumbre en el mercado, que desconfía de la estrategia cambiaria y de los cambios sobre la marcha del programa, en un contexto de baja acumulación de reservas (sobre todo en junio, que tiende a ser un mes de acumulación). Ahora, por el contrario, comienzan los meses estacionalmente bajos. De fondo, los logros en el frente fiscal deberían ir de la mano con una baja consistente del riesgo país. Sin embargo, la falta de calibración del programa cambiario genera tensión en los precios.
Una buena noticia comunicada el jueves, es que el gobierno llegó a un acuerdo con los bancos privados en la reducción de los PUTS. El BCRA aceptó las ofertas de rescisión de opciones de liquidez de títulos públicos nacionales por un valor total de $13,17 billones, de los cuales el 82% corresponden a opciones americanas (ejecución inmediata) y el resto a opciones europeas (ejecución 30 días previos al vencimiento del título). Como contrapartida de haber resignado las opciones de ventas de los títulos, el Banco Central abonó a las entidades financieras $ 90.000 millones, representando el precio actualizado de las primas pagadas originalmente.
El mismo día, bajo la resolución 40/240, se autorizó al poder ejecutivo nacional a emitir la Letra Fiscal de Liquidez a un año de plazo por $20 billones, que capitalizará según la tasa de política monetaria del BCRA pero será pagada con recursos del Tesoro Nacional. Allí, a partir de la semana próxima iran los PASES, que hoy rondan los $ 11,5 billones y habrá espacio para canjear títulos que tenga el BCRA (ajustados por CER). En esta línea, el BCRA decidió reducir la tasa nominal anual de pases activos a 1 día de plazo de 60% a 48% y los pases pasivos a 40%. Es de esperar que en las licitaciones de LEFI, las tasas tiendan a aumentar, dado que la cantidad de dinero ahora quedará fijada (o esa parece ser la nueva regla).
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