El jefe del Hemisferio Occidental del FMI quedó en una posición delicada luego de que Georgieva lo obligara a cerrar el acuerdo con Argentina y enfrenta rumores de renuncia.
El desembolso de 7.500 millones de dólares por parte del Fondo Monetario Internacional fue el final de cuatro largos meses de negociaciones durísimas entre los funcionarios del Ministerio de Economía y los técnicos del organismo, con la intervención clave del chileno Rodrigo Valdés que resistió hasta el último momento el acuerdo con Sergio Massa.
Valdés es el jefe del Hemisferio Occidental del FMI y lideró la resistencia del staff a aceptar el acuerdo con Argentina y buscó imponer condiciones extremas, como una devaluación del 100%. Pero al final de un largo tironeo el chileno tuvo que aceptar la decisión de Kristalina Georgieva y ahora en Washington hay fuertes rumores de su renuncia al Fondo.
La historia de la negociación comenzó en abril después de una intervención de Joe Biden, que tras una gestión del consejero en Seguridad Nacional, Jake Sullivan, se comprometió a hablar con el FMI para que destrabe los fondos. Sullivan es el principal asesor político del presidente de EEUU y es amigo de Sergio Massa.
En ese momento Sullivan habló con el ministro argentino y le adelantó que Kristalina Georgieva le haría planteos, le exigiría correcciones económicas, ajustes, pero que al final le garantizaría el desembolso de los dólares para poder cubrir el faltante que generó la sequía.
La negociación posterior de Massa y Georgieva transcurrió tal cual lo adelantó Sullivan. Después de varias discusiones, la búlgara confirmó que el Fondo haría el desembolso a cambio de diferentes modificaciones en el acuerdo. Tras hablar con Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que aceptaron las condiciones, Massa se apuró a confirmar el acuerdo durante un acto en la Cámara de la Construcción, a fines de junio.
Pero todo se complicó después de ese anuncio fallido. Georgieva llamó a Massa y le dijo que no podría cumplir lo hablado. "No pude convencer al staff", justificó para tirarse atrás. Enojado, el argentino le dijo que nunca le había pasado algo así y sugirió que era "poco serio". "No conozco a nadie que haya tomado una decisión tan importante y después la revierta", se quejó.
Massa volvió entonces a recurrir a Sullivan. El asesor le prometió ocuparse, pero no logró aflojar al staff del Fondo, encabezado por Valdés. El ex ministro de Hacienda de Bachelet exigía a Massa una devaluación del 100 por ciento y unificación cambiaria. En el equipo negociador de Argentina creían que lo hacía con la única intención de boicotear el acuerdo y calificaron su actitud como "una vergüenza".
Tras varios tironeos Valdés aceptó bajar la exigencia a una devaluación del 60 por ciento, pero el equipo de Massa lo rechazó de plano y siguió buscando una salida política a través de la Casa Blanca, el BID y la propia Georgieva. Pero mientras Sullivan daba apoyo político a Argentina, el Tesoro apoyaba la postura de Valdés a través de la india Gita Gopinath, subdirectora gerente del FMI.
En un diálogo con autoridades de la Secretaría del Tesoro, Massa les hizo saber de mala manera su enojo con el Valdés. "Antes teníamos un interlocutor que era un brasileño, que nos veía como hermano y nos ayudaba", dijo en relación a Ilan Goldfajn, ahora presidente del BID. "Ahora pusieron a un chileno, que nos tienen envidia y en las Malvinas se pusieron del lado de los ingleses", dijo, más que enojado.
La resistencia en el staff del FMI la lideró el chileno Rodrigo Valdés. El ex ministro de Hacienda de Bachelet exigía a Massa una devaluación del 100 por ciento y unificación cambiaria. En el equipo argentino creían que lo hacía con la única intención de boicotear el acuerdo
Esta semana Massa también vio a Goldfajn y le reprochó en broma a su reemplazante en el Fondo. "Vos me cagaste dos veces, primero porque viniste acá y Claver me daba el doble de guita. Y segundo porque dejaste a un chileno que nos boicotea todo", le dijo ante las risas del brasileño.
La negociación con el Fondo se destrabó a finales de julio cuando tras una intensa gestión de Kristalina el ala dura del staff, encabezada por Valdés, se resignó y aceptó una devaluación del 20%, además de mantener la meta del déficit fiscal en 1,9% y bajar la meta de acumulación de reservas.
Pero el problema entonces fue que el staff no aprobó el desembolso y comenzó las vacaciones. Allí jugó un rol clave Georgieva que personalmente ayudó a Massa a conseguir los préstamos puente del BDI y Qatar para que Argentina pueda pagar los vencimientos.
"En abril el presidente Biden nos dijo que íbamos a tener los desembolsos antes del vencimiento y tuvimos que venir a buscarlos cuatro meses después", recordó Massa en la reunión de este miércoles, donde también reconoció a Georgieva y chicaneó a Valdés. "Se que te gusta el Malbec, así que te voy a regalar un Malbec argentino que es mucho menos ácido que el chileno", le tiró. "Yo tomo vino búlgaro", se despegó Valdés.
En el equipo argentino creen que Valdés pagará un costo político interno por haber resistido al máximo el acuerdo con Argentina y porque al final terminó desautorizado por el staff, que terminó aceptando la teoría del "game changer" de Massa con la sequía. La posición dura creía que no había que tomar en cuenta ese factor.
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