https://mail.google.com/mail/u/0/?ui=2&ik=3ab76eea9c&view=att&th=1648a6d4d6c2fa40&attid=0.1&disp=safe&zw
BYMADATA - Cotizaciones en Tiempo Real | BYMA Bolsas y Mercados Argentinos

Resistir... ¿hasta cuándo?

 Un nuevo Día del Trabajador inaugura el mes de mayo de este particular 2023 cargado de crisis política, social y económica en Argentina, un país malacostumbrado a sobrevivir, naturalmente rico, pero gobernado por una dirigencia inepta, perversa y mediocre.

A semanas de las PASO, donde se van a dirimir las internas de las cuales saldrán los candidatos a presidente de cada espacio, la administración del fallido Alberto Fernández prácticamente abandonó el sillón presidencial a pesar de que los indicadores económicos son cada día más catastróficos.

En este asfixiante contexto, simulando no ser parte del Frente de Todos que nos llevó a la devastación, el jueves pasado la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se dio el lujo de volver a agarrar el micrófono para dar una “clase magistral” de economía mientras integra el Gobierno de uno de los cuatro países con mayor inflación en el mundo. No tiró una sola soga sobre soluciones a esta problemática. Su única intención es lavar su arruinada imagen antes de que se produzca su escandalosamente histórica huida de la Casa Rosada.

Además de pegarle palos al libertario Javier Milei -quien se viene posicionando como principal amenaza del oficialismo en las urnas-, en un furioso discurso cargado de pánico preelectoral siguió en la postura de no hacerse cargo de la situación crítica a la que han llevado al país. Lejos de ofrecer una disculpa en nombre suyo y del Presidente a los argentinos por el padecimiento al que los han sometido, sigue embarrando la cancha y echando culpas hacia afuera. Ah pero Macri, ah pero la guerra, ah pero la sequía, ah pero la deuda, ah pero los formadores de precios. Que alguien le recuerde a La Jefa que existe la palabra "regulación", una de las potestades del Estado para poner orden donde hay caos.

La situación es muy concreta, y los datos, objetivos: casi un 8 por ciento de inflación mensual debe ser afrontado por un Salario Mínimo Vital y Móvil que apenas supera los 80 mil pesos, una miseria que no alcanza ni para solventar la canasta básica alimentaria. No hay paritaria ni bolsillo que aguante. Desde el Ministerio de Economía lo saben, pero ocurre que la agenda de viajes internacionales y la campaña son más fuertes. Ya hay suficientes pruebas de que la ambición desmedida e inescrupulosa mata las políticas públicas en beneficio de la sociedad en su conjunto.

De hecho, los cracks que encabezan el Poder Ejecutivo, enfrascados en la puja por definir quién tiene la mejor caripela para postularse a las presidenciales, siguen autorizando aumentos feroces, como los que comienzan a regir este mes de mayo. Léase: alquileres (piso del 95 por ciento para quienes deban renovar); transporte, 8 por ciento de suba en colectivos y trenes, 20 por ciento taxis; colegios privados: 6,7 por ciento; combustibles, 3,8 por ciento; prepagas: 4,76 por ciento; luz, 90 por ciento; gas, 25 por ciento; televisión, cable e Internet, 8 por ciento; además del rubro alimentos, que sufre remarcaciones diarias.

Como siempre, quienes quedan peor parados frente a este escenario son los trabajadores pertenecientes a la clase media, un sector en extinción que se suma a las franjas pobres a medida que decrece continuamente su poder adquisitivo. Ni planes sociales, ni colchón de reserva en engrosadas cuentas bancarias como tienen las clases pudientes. Los más desamparados, los más castigados, los que la reman en dulce de leche sin ayuda alguna del Estado, al igual que las pymes.

Daniel Scioli, Juan Grabois, Sergio Massa y “Wado” de Pedro conforman la tibia danza de nombres de un implosionado Frente de Todos que tratará de rasguñar la mayor cantidad de sufragios posibles frente a un panorama que los deja afuera de la escena política tras cuatro años de una gestión desastrosa y carente de identidad para gobernar, que será recordada por denostar al peronismo que tanto pronuncian y sepultar al kirchnerismo, para dar lugar a más de lo mismo (Juntos por el Cambio) o nuevas corrientes de ultraderecha que prometen la "sanación patriótica". Alternativas poco optimistas en un horizonte donde, lastimosamente, solo se vislumbra incertidumbre.




agencia nova