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Los autoplanes se comenzaron a complicar en Argentina por las restricciones a las importaciones. Hay demoras e incluso ideas de "corralito".
Los autoplanes o planes de ahorro son una de las fórmulas que los argentinos han optado para poder llegar al auto 0 kilómetro a través de los años. Si bien esa modalidad de financiar la compra de los vehículos ha sido históricamente conflictiva, la realidad es que siempre fue una opción para la clase media y media baja la hora de aspirar al vehículo propio.
En ese orden, y a pesar de la crisis económica, miles de autoplanes se encuentran activos en el país, a la espera de que sus titulares sean adjudicados con el vehículo seleccionado. Sin embargo, el contexto se añadió a los ya conocidos problemas (y algunas estafas) que conlleva ese sistema.
Precisamente, las trabas a las importaciones que llevan años presentes comenzaron a generar serios problemas en el sistema de entregas a nivel general en los últimos meses. Y, ahora, esos problemas llegaron a manos de los ahorristas.
Muchas compañías tuvieron que notificar a sus clientes adjudicados que tendrán demoras de entrega más allá del contrato establecido inicialmente. En casi todos los casos, las empresas se excusaron en la imposibilidad de importar modelos o incluso piezas para aquellos autos de fabricación local.
Por otra parte, la situación económica actual empujó a varias empresas a discontinuar modelos por los cuales ya habían vendido planes de ahorro. Lo que indujo a los clientes a aceptar otro tipo de vehículo a la hora de ser adjudicados.
De esa manera, cientos de usuarios han denunciado demoras excesivas, que incluso exceden los 130 a partir de la adjudicación inicial, para la entrega de los vehículos. Y todo ello se condice con las dificultades aduaneras e impositivas que el país vive.
Cómo funcionan los autoplanes
Los autoplanes son planes de inversión en los cuales las compañías reúnen a un grupo de 168 personas para que aporten cuotas de determinado monto durante 84 o 120 meses. Así, se conforma un fondo de inversión que financia a los adjudicados con las cuotas de los recién ingresados, generando un círculo en el cual se puede licitar con anticipación (en caso de tener el dinero para cancelar el vehículo) o bien esperar al cumplimiento del plazo.
Dentro de esa modalidad, existen cientos de variables. Precisamente, los clientes deben cuidarse de la "letra chica" de los contratos que muchas veces encierra otras ventajas para las empresas.
La ganancia para las empresas es que, con las cuotas que no son fijas, terminan vendiendo un vehículo considerablemente más caro que lo que lo hubieran hecho de contado o financiado directo. Además, se genera una cartera de clientes con una capacidad crediticia muy menor que nunca hubieran ingresado al sistema con otros métodos de venta.
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