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Ni Máximo Kirchner ni los intendentes conectan con el pedido de Cristina Kirchner presidenta

 Varias y notorias ausencias demuestran que más allá de los dichos y documentos, en la práctica, el Frente de Todos se está transformando en una inconexa expresión de cientos de intereses particulares. Los presentes en el acto en Tribunales desnudaron esta situación en que Axel Kicillof quedó como jefe. 

La realidad, finalmente, surge y muestra la distancia que existe entre lo dicho y el hecho es cada vez mayor en el peronismo histórico, clásico, al que se subió y tapó el kirchnerismo cristinista que, en la última reunión partidaria presidida por Máximo Kirchner había definido, por decisión de los presentes, marchar hasta el Palacio de Tribunales de la Nación para reclamarle a la Corte Suprema de Justicia el “fin de la proscripción” de Cristina Fernández de Kirchner

Muchos, la mayoría, de los que estuvieron hace quince días en La Plata junto con Máximo Kirchner y salieron de esa reunión partidaria diciendo que habían decidido movilizar ante la Corte Suprema para que se terminara con la “persecución judicial y proscripción” a la vicepresidenta, ni aparecieron por las cercanías de los tribunales de Talcahuano y Lavalle.

“Es como el chiste de la vida por Fidel”, reflejaba un dirigente que no esconde la furia que todo esto le provoca. La broma, de moda hace más de cuarenta años, reflejaba la contradicción entre lo que gritaba la plebe, “la vida por Fidel” y lo que el viejo revolucionario cubano Fidel Castro pensaba en su interior.

Cuenta la historia que al dudar de la fidelidad de la mayoría de sus seguidores, Castro tiró una pluma desde el balcón en el que hablaba para que la persona a la que le cayera ese elemento diera la vida por él. Todos terminaban soplando hacia arriba, remata el cuento. 

“No tiene nada que ver que hayamos ido o no a la marcha. Si el hijo tampoco fue. Todo se hace para ir calmando a los que quedan postergados o relegados en la discusión. Un día hacemos algo para bajar el conflicto con La Cámpora, otra para las organizaciones sociales, otro día nos invitan a La Plata para anunciar obras y así todos los días. Es una ronda de compensaciones todo esto”, le expresó con total crudeza uno de los que no estuvo por la convocatoria a Tribunales por el “fin de la proscripción”.

La falta de un hilo conductor en cada decisión que se adopta en la centralidad del Frente de Todos es paralizante. Mientras Sergio Massa se vuelve a mostrar como el mejor amigo posible de los Estados Unidos en la Argentina, la mayoría de los que convocaron a la marcha de ayer se manifiestan abiertamente en contra del FMI y del Gobierno de los Estados Unidos, cualquiera sea el presidente que gobierne en el país del norte.

El propio Axel Kicillof, el orador más importante en el acto contra la Corte Suprema de Justicia, cree en todo eso y acepta que Sergio Massa “se tiró arriba de la granada” cuando se fue Martín Guzmán, quien aún sigue siendo, junto con Mauricio Macri, el autor intelectual del fracaso económico que aún se perdura.

“Hay que reconocerle que se tiró con todo para que esto no explote”, reconoció un estrecho colaborador de Kicillof a MDZ sobre el actual ministro de Economía a quien, sin embargo, no le quedaban demasiadas opciones. Confiado en su tenacidad y firmeza, más el apoyo de Cristina Fernández de Kirchner, creía que la bomba no iba a estallar. Algo falló.

Por eso vuelven a aparecer los pedidos - ruegos para que Cristina Fernández de Kirchner sea candidata a presidenta. “Es la única que nos queda. Y además, ahora, la única que queremos”, dijo la misma fuente provincial.

Mientras esto sucede, los intendentes del peronismo vuelven a alistarse para lo que más le interesa. La pelea por retener los municipios. Si bien no representan casi nada a los viejos caciques o barones del conurbano, en la que la palabra era más que suficiente para que el otro entendiera qué quería y qué pretendía, la tradición perdura en el deseo de ser jefes territoriales. A todos, o a la mayoría, le gusta más eso que ser ministro o funcionario de provincia o Nación.

Lo que no existe entre ellos es una mesa de decisiones como existía hace una década atrás. Primero con Eduardo Duhalde y luego con Néstor Kirchner, los viejos intendentes se conocían, se desconfiaban, se peleaban, pero cuando llegaban a un acuerdo este era palabra santa y defendido por todos. Eso no sucede más.

Tampoco existe una conexión más allá de lo formal con el gobernador que los debe representar. Y éste también lo sabe. Por eso es normal escuchar quejas cruzadas. “Reconozcamos por una vez que acá no hay amigos, sino intereses y compromiso por el peronismo”, dicen, aunque con diferente sentido, en la Gobernación y en las intendencias.

Alejandro Cancelare