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El kirchnerismo bloqueó al menos 40 proyectos para condenar a Rusia por la invasión a Ucrania

 Fueron iniciativas presentadas por senadores y diputados de Juntos por el Cambio. Cuál fue el rol de Cristina Kirchner. 

Pese a que ya transcurrió más de un año y un mes de la invasión de las fuerzas de Vladimir Putin a Ucrania, el Congreso argentino sigue sin poder dar tratamiento a ninguna de las resoluciones y proyectos vinculados con la guerra que mantiene al mundo sacudido por su descomunal pérdida de vidas, y por su impacto humano, político y social. 

Clarín pudo contabilizar que al menos cuarenta de los proyectos de la oposición para condenar el acto unilateral de la Federación Rusa, para debatirlo, o para abordar la crisis humanitaria y su impacto en los ciudadanos rusos, fueron bloqueados o abortados por el Frente de Todos, donde la vicepresidenta Cristina Kirchner tiene por su liderazgo y sus intereses un rol central.

Por otra parte, es conocido su determinante posición sobre Rusia, su alianza y su admiración por el líder ruso.

Sin embargo, no sólo en el Senado se frenó la política exterior por la parálisis general en la que se encuentra debido a los problemas judiciales de la vicepresidenta y a las peleas internas, aunque este jueves sí se logró aprobar la llamada “ley Lucio” y se trataron iniciativas vinculadas al ingreso de tropas extranjeras.

Tampoco en Diputados se pudo llevar a las respectivas comisiones temas externos que dividen al kirchnerismo de Juntos por el Cambio.

Por empezar, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, Eduardo Valdés, es uno de los legisladores oficialistas más abocado al juicio político a los jueces de la Corte Suprema. Por otro lado, nunca se pudieron tratar temas como condenas a las dictaduras -un caso es el de Nicaragua-, ni de seguridad y paz internacional en los que hay diferencias, o incluso  iniciativas humanitarias lejanas, como la crisis afgana.

El último de los proyectos sobre Ucrania que se intentó meter en el Congreso y fue rechazado es de la senadora neuquina Lucila Crexell, que forma parte del Bloque “Cambio Federal”, que integra Juntos por el Cambio. Y lleva la firma de varios referentes de Juntos en la Cámara alta como Alfredo Cornejo, Martín Lousteau, Humberto Schiavoni, Pablo Daniel Blanco, Carolina Losada, Luis Naidenoff, Ignacio Torres, entre otros.

Además de condenar la invasión, el uso de la fuerza y pedir que el accionar se detenga, el proyecto de resolución pide tomar medidas de carácter humanitario hacia la población ucraniana a través de diferentes vías, y sensibilizar a la población.

Aunque sea para abordar un debate con diferencias, donde incluso no hay un pedido de sanciones para Rusia o medidas migratorias en contra o de castigo, el Frente de Todos no permitió reunión alguna en la Comisión de Relaciones Exteriores, que preside el peronista Adolfo Rodríguez Saá.

Tras haber ido a Moscú poco antes de la invasión y haberle ofrecido a Putin a la Argentina como puerta de entrada de Rusia a América Latina, Alberto Fernández terminó condenando el ataque. La cancillería de Santiago Cafiero se puso al frente de los canales en de Naciones Unidas que condenaron la invasión.

Nunca increparon a Rusia como Estados Unidos, Europa o países como Chile. Pero mantienen una carta de alianza del Ejecutivo de Fernández -no así el kirchnerismo de Cristina- en la que juegan con Joe Biden.

“La gestión de diplomacia parlamentaria que conduce el oficialismo en el Congreso y en particular en el Senado es totalmente discrecional, solo promueve una agenda vinculada a su posición política y sus intereses, se apropian de estos espacios y buscan cerrar los debates de los temas que les incomodan, tal como sucede con la invasión a Ucrania apropian”, manifestó Crexell ante la consulta de Clarín.

La situación en Diputados no es muy diferente. Karina Banfi es una de las legisladoras más combativas de la Comisión de Relaciones Exteriores y desde ese espacio, junto a otros de sus pares del radicalismo, la Coalición Cívica y el PRO, buscó sin éxito que se trataran resoluciones o declaraciones de condena la represión de las revueltas en Cuba, o contra la falta de democracia en Venezuela, y contra el régimen del dictador Daniel Ortega, en Nicaragua.

Cuando el diputado Mario Negri intentó que el presidente ucraniano Vladimir Zelenski hablara ante el pleno del Congreso, su propuesta quedó en la nada porque fue imposible ponerse de acuerdo con el oficialismo para invitarlo. Tampoco el Ejecutivo buscó inquietar a Moscú, aunque Cafiero y Fernández mantienen algún diálogo con sus pares ucranianos. Sin ir más lejos, el canciller conversó esta semana con sur par Dmitry Kuleba.

El Congreso vive su propio ritmo, más pendiente del poder de Cristina en el Senado y equilibrado por la oposición en Diputados. 

Según denunciaron varios de los legisladores opositores consultados también se dio una situación singular en el marco de la Unión Internacional Parlamentaria (la UIP), uno de los ámbitos diplomáticos de los parlamentos y de los parlamentarios más importantes a nivel internacional.

La UIP celebra dos asambleas por año, una en marzo y otra en octubre, en la que participan miles de parlamentarios de todo el mundo.

Cursadas las nominaciones por parte de los distintos bloques políticos del Senado, el 11 de marzo de 2022 Cristina, en su carácter de presidenta del cuerpo, formalizó por decreto DPP-15/22 la designación como miembros de la “Delegación Argentina Permanente ante la Unión Interparlamentaria Mundial (UIP)” a tres senadores por el oficialismo (Adolfo Rodríguez Saá, Anabel Fernández Sagasti y Silvia Sapag) y a dos por la oposición (Luis Naidenoff y Lucila Crexell).

Para entonces ya se había producido la invasión. La oposición denunció que bloquearon su participación pese a que hubo pedidos previos y expresos en tal sentido con mención específica a la situación en Ucrania. La mayoría de los parlamentos del mundo, salvo los aliados de Rusia y China, trataron el tema con urgencia.

Sometido a votación por parte de la Asamblea, los parlamentos del mundo entero adoptaron una resolución bajo el título: “Solución pacífica de la guerra en Ucrania, respetando el derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas y la integridad territorial”. Fue el 23 de marzo de 2022.

Los representantes de la oposición en Argentina denunciaron que no pudieron votar a favor de la adopción de esa resolución porque su participación fue bloqueada por el oficialismo.

El interbloque de Juntos por el Cambio presentó una nota de queja ante la Presidencia del Senado y reiteró su pedido para que se autorizara a sus representantes a participar de la segunda asamblea del año en octubre de 2022. Y denunciaron que volvieron a bloquearlo pero al final les permitieron viajar y por segunda vez, Ucrania estuvo en el centro de la escena.

La oposición intentó llevar el tema de Ucrania pero también le fue bloqueado. La vicepresidenta tenía otro asunto prioritario: el intento de magnicidio en su contra del 1º de septiembre.

Entonces ordenó a sus representantes en UIP que promovieran la aprobación de una declaración a través de la cual los parlamentos del mundo se solidarizaran con ella y condenaran a los medios de comunicación como responsables de transmitir mensajes de odio.

Los presidentes del interbloque y de cada uno de los bloques de oposición presentaron a CFK una dura carta de queja, reservándose el derecho de acudir directamente a la UIP por arbitrariedad y violación de la garantía de pluralidad.

Entonces, en marzo los autorizaron a participar. El oficialismo volvió a llevar a UIP como iniciativa, bajo el formato de punto de urgencia, una declaración de apoyo a CFK y de repudio contra las “noticias falsas”, bajo el título: “La urgente necesidad de combatir la violencia contra las mujeres en la política, particularmente ante la proliferación de discursos de odio, noticias falsas e incidentes violentos”. En ese ámbito se la vio apasionada a la diputada frentetodista Mara Brawer.

Pero mientras el Grupo América Latina y el Caribe (GRULAC) se topó con otra propuesta de punto de emergencia y el proyecto de la vice fracasó en el ámbito de UIP.

Natasha Niebieskikwiat