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El "plan Massa" para salvar al Gobierno no toma forma: ¿habrá medidas más agresivas?

 El plan de Sergio Massa para "durar y llegar" y salvar al peronismo del descenso no se concreta. El oficialismo y la economía, en zona crítica


Hace tres meses, Sergio Massa asumió como Ministro de Economía a lo "Caruso Lombardi": para intentar salvar al peronismo de "irse a la B". El Gobierno estaba políticamente "detonado" y la economía enfilaba hacia una muy riesgosa escalada cambiaria e inflacionaria de tres dígitos anuales.

La aspiración básica original del plan era evitar un salto cambiario brusco del dólar oficial y bajar la tasa de inflación. Para ello, anunció ajuste fiscal y monetario clásico (pero sin devaluar).

Durante agosto, la propia llegada de Massa ordenó un poco las cosas y el conjunto de anuncios fiscales y monetarios, al menos, "controló el descontrol". Lo básico fue destrabar políticamente el tema de la segmentación tarifaria, el BCRA subió más rápido las tasas de interés (los plazos fijos pagan un 6,5% efectivo mensual) y el Tesoro realizó un canje exitoso de deuda en pesos.

En septiembre, la pícara implementación del "dólar soja a 200 pesos" permitió sumar u$s5.000 millones a las alicaídas reservas netas del BCRA y el acercamiento al FMI liberó el tercer desembolso del programa. Lo de la soja posibilitó cumplir las metas con el Fondo del tercer trimestre, que estaban desviadas. Con esto, se descomprimió algo la complicadísima situación externa y se ganó tiempo en la consigna de poner paños fríos para "durar y llegar".

En suma, en agosto y septiembre el plan sirvió para que la crisis política y económica no siguiera escalando. Bajó algo la brecha cambiaria y muy poquito el riesgo país, mientras el BCRA sumó u$s5.000 millones de reservas. Pero falta todavía contenido y masa crítica. El plan todavía no toma forma.

Dólar e inflación: por qué el "Plan Massa" no se consolida

El programa de Massa no se concreta porque, primero, el ajuste fiscal y monetario no se termina de plasmar (ni cualitativa ni cuantitativamente): la segmentación tarifaria se volvió a trabar, viene más gasto en planes sociales, la emisión monetaria adicional por comprar soja a 200 pesos no pasa desapercibida y tracciona la brecha cambiaria, el BCRA sigue corriendo detrás de la inflación con la tasa de interés, los vencimientos de deuda en pesos de este año se tornaron manejables pero hay una concentración fuerte el año que viene.

A pesar del resultado del dólar soja, las reservas líquidas siguen en terreno negativo.
A pesar del resultado del dólar soja, las reservas líquidas siguen en terreno negativo.

Segundo, las expectativas de devaluación no se desinflaron. El éxito del "dólar soja en acumular u$s5.000 millones de reservas netas es parcial porque las reservas líquidas (las netas sin tenencias de DEGS ni oro) siguen en terreno negativo. A su vez, es temporal porque el BCRA "devolverá" en los próximos meses buena parte de lo acumulado vendiendo dólares en el mercado oficial.

El monto y el ritmo al que venda dólares el BCRA dependerán esencialmente de cuánto sea la oferta de "agrodólares" y cuán controladas y pisadas sigan las importaciones. Respecto de lo primero, queda muy poca soja por vender. Con respecto a lo segundo, el nuevo esquema de regulación de importaciones aspira a perfeccionar el torniquete. Será fundamental para el futuro el monto y ritmo de ventas de dólares que realice el BCRA.

Tercero, la tasa de inflación no bajó nada. Van ocho meses (octubre incluido) con la inflación promedio clavada en 6% / 7% mensual. Además, el torniquete regulador de importaciones dispuesto por el Gobierno para proteger las reservas es alimentador directo de la presión inflacionaria: no disponer de dólares oficiales a 150 pesos para importar aumenta los precios internos (aun aquellos precios que ya están ajustados parcial o totalmente en función de los dólares financieros más altos y no del oficial).

Este ritmo inflacionario tan alto le corre el arco al reacomodamiento del dólar oficial, las tarifas, la tasa de interés y las actualizaciones salariales. Además, realimenta las expectativas de devaluación y la brecha que a su vez realimenta la inflación. Adicionalmente, reaviva los cortocircuitos internos del oficialismo sobre cómo reaccionar frente a la alta inflación.

Cuarto, ceñirse a las condiciones del acuerdo con el FMI no garantiza evitar una devaluación ni tampoco bajar la inflación. Es un programa definido en el mejor de los casos para evitar una espiralización. Puede alcanzar para estabilizar la inflación pero no para bajarla.

La economía (y el peronismo), todavía en zona crítica

En conclusión, el "Plan Massa" para "durar y llegar" y salvar al peronismo del descenso no termina de tomar forma. Desde su implementación, el equipo no empeoró su promedio pero tampoco lo mejora: sigue en zona crítica. Con lo de agosto y lo de septiembre se ganó tiempo pero no alcanza. En algún momento (seguramente impuesto por la realidad y las urgencias), "Caruso tendrá que salir a atacar más".

El plan de Massa no se acomoda y
El plan de Massa no se acomoda: ¿hacen falta medidas más agresivas?

En este contexto, aparecieron algunas especulaciones respecto a la idea de un plan oficial más agresivo para bajar la inflación, un símil plan de estabilización, una especie de ¿"Australito"? El propio proyecto de Presupuesto 2023 hace referencia a una reducción de la inflación punta a punta a 60%. ¿Con esta macro y solo sobre la base de cumplir las metas fiscales y monetarias del programa con el Fondo? Así, a secas, luce muy difícil.

¿En qué estaría especulando Economía cuando circula la idea de "estabilización"? ¿En un salto del dólar oficial "derecho viejo" a 200 pesos con suba de retenciones? ¿En un posterior "congelamiento" de precios y cuasi - congelamiento del dólar? ¿Más el ajuste fiscal y monetario en vista? Esto no eludiría meses de inflación de dos dígitos mensuales. Y, después, se requeriría un derrumbe a 2% mensual para que el año dé ¿60%? ¿Se están haciendo cuentas de este tipo sobre con qué tasa de inflación se llegaría a la elección presidencial a partir de una "estabilización exitosa"?

Para que esta especulación no fracasara antes de nacer, se requeriría un ancla fiscal de fuste. Habría que sobrecumplir con creces el programa fiscal y monetario con el FMI (una especie de Picapiedras 2018, con recesión incluida). Sin ancla fiscal y sin recesión, esta "símil-estabilización" sería candidata a que la hipotética devaluación a 200 pesos sea la primera de varias y/o a que la inflación no ceda lo suficiente, etc. ¿Es factible convalidar esta especulación, política y socialmente hablando?

Por ahora, no pasa de una especulación atemporal que el propio Ministro de Economía desacredita implícitamente (sigue afirmando que no habrá devaluación abrupta, que la intención es cumplir el programa con el Fondo e ir bajando gradualmente la inflación). Pero así como van las cosas, con este "plan" a medias y de resultados exiguos y temporales, el "durar y llegar" se va a tornar complicado. El Gobierno, algo más va a tener que hacer.




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