El Comité de Política Monetaria (MPC) del Banco Central de
Turquía decidió reducir la tasa de interés básica del 13% al 12%, con una inflación interanual
en agosto que supera el 80,2%, la más alta desde 1998, y bajo presión de su presidente, Recep
Rayyip Erdogan, para una política más flexible.
La tendencia alcista en los precios al productor y al consumidor continúa a escala internacional.
Los efectos de la alta inflación mundial sobre las expectativas de inflación y los mercados
financieros internacionales se siguen de cerca. Además, los bancos centrales de las economías
avanzadas enfatizan que la inflación creciente podría durar más que antes, anteriormente debido
al aumento de los precios de la energía, los desequilibrios entre la oferta y la demanda y las
rigideces en los mercados laborales", dijo el banco en un comunicado.
El banco cita que hubo un fuerte crecimiento en el primer semestre de 2022, pero que se ha ido
desacelerando, debido a la disminución de la demanda externa. Uno de los sectores que más
contribuyó a esto fue el turismo, pero los costos altos de energía se están convirtiendo en un
problema.
"El aumento de los precios de la energía y la probabilidad de recesión en los principales socios
comerciales mantienen vivos los riesgos de la cuenta corriente. La sostenibilidad de la cuenta
corriente es importante para la estabilidad de precios", señalan.
Liam Peach, economista sénior de mercados emergentes de Capital Economics, indica que las tasas de
interés reales son profundamente negativas, el déficit por cuenta corriente se está ampliando y
la deuda externa a corto plazo sigue siendo alta.
"Puede que no sea necesario un endurecimiento significativo de las condiciones financieras mundiales
para que el sentimiento de riesgo de los inversores hacia Turquía se agrie y agregue más presión
a la baja sobre la lira", concluye Peach.
Agencia CMA