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No dan los tiempos: Es poco probable llegar a obtener, rápido, los US$ 1.300 millones que irá a negociar Sergio Massa

 “Se va a empezar a negociar lo del Fondo de Resiliencia, pero no estará disponible al momento de evaluar la meta trimestral de reservas”, confirman en Economía. Así, el Gobierno estará casi U$S 5.000 M por debajo de los US$ 6.425 M de reservas netas a finales de septiembre.

“Es poco probable”. Así definió una alta fuente del equipo económico la expectativa de llegar a obtener, rápido, los US$ 1.300 millones que irá a negociar Sergio Massa y equipo a Washington correspondiente al flamante Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad del FMI.

El viaje previsto para los primeros días de septiembre, al cuál se subirá el viceministro Gabriel Rubinstein, buscará destrabar la cuestión cambiaria e ir negociando (quizás) un waiver con el organismo por el casi seguro incumplimiento de las metas de reservas del trimestre.

“Se va a empezar a negociar esto (por el Fondo de Resiliencia) pero no estará disponible al momento de evaluar la meta trimestral de reservas”, confirmó una fuente de Economía. Así, el Gobierno estará casi U$S 5.000 millones por debajo de los US$ 6.425 millones de reservas netas para finales de septiembre.

En las últimas semanas el BCRA está comprando dólares, pero pocos, y a este ritmo es imposible pensar en que se alcanzará el objetivo.

¿Apostarán a un aluvión de dólares del campo con alguna modificación del dólar soja, tomarán préstamos bilaterales? Alguno creen que habrá, como a finales del trimestre pasado, un cepo total para llevarse cuánto dólar se liquide en la Argentina y así cunplir. Habrá que esperar.

Rubinstein, que vivió un temporal en las últimas horas, está trabajando en un programa económico que se sondeará con Kristalina Georgieva. La excusa es que en septiembre se tiene que presentar el Presupuesto del año próximo con los principales lineamientos económicos. La cuestión fiscal no se tocará (es obvio) pero la gran discusión es cuál será el margen de creatividad para la situación cambiaria.

El miércoles vence el plazo del denominado “dólar soja” que surgió desde Reconquista 266 y que fue un rotundo fracaso. Ahora, se está previendo una modificación a ese esquema que aún no estaría del todo definido junto a los principales actores del campo.

Los trascendidos hablan de varios esquemas, pero ninguno irá al “hueso”, o sea al dólar de ficción que se le paga al que liquida luego de las retenciones (que no se tocarían). Se escucha que habría una leve mejora al tipo de cambio al cual se lo compran los dólares.

¿Alcanzará?

En el Gobierno saben que sin un tipo de cambio pleno la especulación y el atesoramiento de la mercadería (que es lo mismo que tener los dólares) será moneda corriente.

En ese sentido, está completamente descartado que se vaya a ese esquema. Rubinstein padeció las últimas horas la filtración de un documento viejo sobre sus ideas económicas y planes. Pero no hay margen para un salto discreto del dólar oficial con una inflación corriendo al 6,5% mensual y tensiones políticas muy palpables.

Por otro lado, este miércoles se desactiva una primera expectativa al salto del dólar que había en el mercado financiero. Vencen los contratos de dólar futuro de agosto. Se calcula en el mercado que el “interés abierto” entre el Rofex y el MAE alcanza los US$ 8.500 millones, de los cuales el 70% correspondía a los contratos de agosto. Y el BCRA está vendido en alrededor de US$ 7.000 millones.

La consultora 1816 decía que si el Gobierno pensaba en una devaluación, “el mejor momento” era después del jueves (tal como el chiste que hizo Rubinstein a un grupo de economistas en un chat) porque para ese entonces ya se habrían vencido los contratos de futuros. “Si el equipo económico piensa que no va a poder llegar a diciembre del 2023 sin salto del dólar, es mejor adelantar el shock para que la economía pueda recuperarse para las PASO”, afirma.

Pero 1816 se juega a que el “Plan A” se mantendrá, léase mejorar el dólar soja y mayores restricciones a la demanda de divisas. “Tendemos a pensar que el Plan B es un desdoblamiento y que el Plan C es devaluar en forma discreta”, señalan.

Fuente: El Economista