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El petróleo se encamina a una tercera caída mensual, la racha de pérdidas más larga en más de dos años, debido a las perspectivas de un crecimiento global más lento a medida que los bancos centrales endurecen sus políticas y China sigue adelante con su estrategia Covid Zero.
El West Texas Intermediate ha perdido más del 6% en agosto, alcanzando el nivel más bajo desde enero a mediados de mes. En los EE.UU., la Reserva Federal ha estado aumentando las tasas agresivamente para sofocar la inflación, mientras que Europa está atrapada por una crisis energética que puede presagiar una recesión. En Asia, el crecimiento en China, el principal importador de petróleo, se ha desacelerado.
Los traders también están siguiendo una serie de problemas relacionados con el suministro. Si bien ha habido disturbios significativos tanto en Libia como en Irak en los últimos días, la producción de petróleo en ambos miembros de la OPEP parece no verse afectada hasta el momento. Por otra parte, las conversaciones para revivir un acuerdo nuclear iraní que podría desbloquear mayores exportaciones de crudo se han prolongado.
La caída del petróleo en agosto marca el capítulo más reciente de lo que ha sido un año tumultuoso, con los precios subiendo en la primera mitad por la invasión rusa de Ucrania, luego bajando cuando los bancos centrales cambiaron de rumbo y Moscú logró mantener la mayoría de las exportaciones. La reciente caída del crudo llevó a Arabia Saudita, el peso pesado de la OPEP+, a plantear la posibilidad de que la alianza pudiera reducir la producción, aunque los medios rusos informaron que la agrupación no estaba discutiendo tal movimiento en este momento.
El tema principal “son las expectativas macroeconómicas pesimistas, junto con una oferta limitada debido a los bajos inventarios”, dijo Zhou Mi, analista del Chaos Research Institute en Shanghái, afiliado a Chaos Ternary Futures Co.
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